En el año 2000 tuvo lugar el descubrimiento de un gran muro de sillería visto, integrado en el sótano de un local comercial en el casco histórico de la ciudad de León. Sus características constructivas, así como su posición topográfica en el parcelario actual, permiten identificarlo como el frente de una de las torres de flanqueo de la puerta meridional
In 2000 took place the discovery of a large wall ashlar, actually integrated into the basement of a shop in the historic town of León (Spain). The typology of his constructive system and its topographic position into the plan of the town, allow us to identify it as the front of one of the flanking towers of the southern gate (
La rehabilitación de un inmueble situado en la calle Platerías nº 7 de la ciudad de León durante el año 2000 reveló la existencia de un gran muro de sillería formando parte de la obra actual. Su posición topográfica permite plantear su identificación como el frente de una de las torres de flanqueo de la
Más allá de procedimientos rígidos e inmutables, las experiencias de los últimos años aconsejan analizar las estructuras murales de una forma flexible, adaptando la metodología a las diferentes casuísticas. Evidentemente, el punto de partida a día de hoy del estudio
En este caso concreto, nos hallamos ante un paramento que fue descubierto en el transcurso de una obra de rehabilitación de un local comercial y, condicionado por esa circunstancia, se nos muestra en la actualidad como un frente pétreo que ocupa toda la cara norte de la habitación en que se localiza. En el transcurso de los trabajos de rehabilitación del local comercial (Tatoo) el revoco que ocultaba el paramento objeto de este estudio fue completamente picado sin dejar huella ni registro alguno de la situación previa a la reforma. La fábrica se sometió a una exhaustiva limpieza, recibiendo posteriormente un acabado uniforme con la piedra vista y un encintado moderno a base de un mortero de cemento blanco, arena y cal que oculta las juntas, lo que impide establecer las preceptivas relaciones estratigráficas, así como la delimitación completa del muro objeto de estudio. Se nos presenta en la actualidad como un lienzo cuya lectura es aparentemente sencilla pero que, a medida que nos vamos acercando, plantea multitud de interrogantes.
El muro constituye el límite septentrional del espacio del local comercial en el que se encuentra, tanto de su sótano como de su planta baja
La imposibilidad de conocer las interfaces debido al agresivo tratamiento del que ha sido objeto la fábrica, planteaba una disyuntiva respecto a la subdivisión en unidades estratigráficas. Siguiendo una aproximación metodológica estricta, lo apropiado sería asignar a cada sillar una UEM (unidad estratigráfica mural), debido a la ruptura de las relaciones estratigráficas entre ellos. Esta situación suele ser habitual en edificios de época romana debido a su estado de conservación (
En el caso que nos ocupa, serán entonces el análisis morfológico y metrológico del paramento, junto con la tipología y la lógica constructiva, los indicadores que nos permitan interpretar las relaciones estratigráficas, a partir de analogías o correlaciones tipológicas, constructivas o funcionales, esto es, relaciones indirectas. Definiremos así Unidades Constructivas continuas para, posteriormente, llegar a las Actividades y, finalmente, a las Fases, siguiendo las propuestas de trabajo de, entre otros, M. A. Tabales (
Asimismo, consideramos imprescindible, para apoyar el rigor científico, que los datos obtenidos sean a su vez puestos en relación con el espacio topográfico tridimensional en que se encuentran, tanto a nivel particular del propio muro como en su integración en el conjunto de los restos coetáneos conservados en la ciudad de León, dando coherencia a la evolución del paisaje urbano como el organismo vivo que es.
Volviendo al análisis del paramento contemplado,
La obra original correspondería al zócalo y las 5 hiladas inferiores, 4 de las cuales se encuentran actualmente al nivel del sótano, mientras la quinta constituye la primera de la actual planta baja del local comercial. El alzado total de esta primera fase es de unos 3 m. Dos sillares situados en los extremos de la sexta hilada podrían corresponder asimismo a esta primera fase constructiva, aunque bien pudieran encontrarse en posición secundaria, movidos respecto a su localización original (
Los sillares empleados en la obra original son de caliza procedente de las canteras de Boñar (León), localidad situada al norte de la provincia de León, a unos 50 km de la capital. Es piedra caliza de grano fino de color ocre-beige, con tonalidades que van del dorado al grisáceo, que no es de gran dureza y fácil de trabajar, que proporciona además un buen efecto estético. Geológicamente la piedra de Boñar es una sucesión eminentemente carbonatada que contiene intercalaciones arcillosas y arenosas. Su ámbito abarca entre la Cordillera Cantábrica y el margen septentrional de la cuenca del Duero (depósitos cenozóicos) que coinciden con la zona norte de la actual provincia de León. Su depósito se ha relacionado con el ascenso generalizado del mar durante el Cretácico Superior. El proceso de deposición (una sedimentación de tipo
Este tipo de material comienza a ser empleado en el campamento de León en la primera mitad del siglo I d. C., si bien su empleo se generaliza a partir de época flavia, coincidiendo con el asentamiento de la
En el caso que nos ocupa en este trabajo, los sillares presentan una intensa meteorización, debido sin duda a su exposición a los agentes atmosféricos, así como a las filtraciones y humedades del terreno una vez amortizada y soterrada. Dicha degradación de la piedra es especialmente visible en las zonas más expuestas, como las hiladas superiores conservadas, donde casi ha desaparecido la mitad de los sillares, y en los zócalos, casi limados por completo. La presencia de grietas verticales en la obra de la puerta, muy visibles en el paramento conservado de la torre septentrional, que ya debieron afectar a la propia estructura cuando estaba en pie, debió verse propiciada por la propia degradación de la piedra a partir de las juntas entre los sillares, debido a las filtraciones. En algunos casos dichas grietas traspasan el muro casi por completo.
El muro, realizado en aparejo de
Un aspecto muy llamativo es que el zócalo sobresale unos 0,55 m respecto al perfil del paramento actual. Sin embargo, la cara vista del muro en esta zona se encuentra muy alterada por la humedad, habiendo desaparecido casi por completo 20 cm del paramento exterior del muro. En origen el zócalo sobresaldría unos 0,20 m respecto al perfil del paramento en la obra original, que se ha meteorizado en los sillares inferiores.
Teniendo en cuenta que no es posible determinar el nivel de circulación original de la puerta romana, pero que nos encontramos en un declive natural del cerro ocupado por el antiguo campamento, es muy probable que más que un zócalo visto nos encontremos ante un basamento enterrado o semienterrado en origen (zarpa), que sobresaldría unos 20 cm de la línea de la muralla.
Por encima de dicha zarpa se disponen 5 hiladas de sillares de caliza dispuestos a soga y tizón de manera aleatoria. La superficie de los mismos, se encuentra también profundamente alterada, al haber sido retallados o encontrarse intensamente meteorizados en un momento posterior a su colocación. Las dimensiones de los bloques se encuentran también completamente alteradas, al haber desaparecido casi todas sus esquinas y aristas. Aún así, varios sillares presentan una longitud de entre 0,80 y 0,90 m (aprox. 3 pies romanos)
La mayor parte de los sillares se coloca a soga, si bien aparecen algunos tizones de unos 0,60 m de lado. Los bloques pétreos se encuentran en la actualidad encintados con un revoco de cemento moderno, que ha enmascarado por completo el original, hecho con cal y de unos 5 cm, que se aprecia sólo en los sillares inferiores. El rejuntado actual rellena incluso algunos huecos practicados en los sillares, especialmente en la segunda hilada, y profundas fisuras en los mismos que enmascaran la individualización de los distintos bloques de piedra. Todas las esquinas de los sillares se encuentran redondeadas y deterioradas.
Entre la cuarta y quinta hilada se aprecia una serie de pequeños huecos irregulares de tendencia rectangular cuyas dimensiones están sobre los 40-50 cm de altura y 20-40 cm de ancho, alineados horizontalmente a intervalos regulares, que interpretamos como mechinales. Justo por debajo de estos orificios se ha colocado el forjado moderno de vigas de hierro que sostienen la planta baja del actual local comercial, separándola del sótano.
En el sector más oriental, las cuatro hiladas inferiores de sillares están enmascaradas por una pared moderna de ladrillo, detrás de la cual continúa el paramento pétreo. Se sigue apreciando también el zócalo original de la construcción, que no llega a estar tapado por la obra moderna de ladrillo. El muro de ladrillo se adapta a un cimiento de cal y canto preexistente, cuidadosamente repicado y enrasado (
Por encima de este primer cuerpo, se documenta un aparejo completamente diferente, compuesto por 5 hiladas de piedra, cuyo alzado es de 1,80 m. También en este caso estamos ante sillares de caliza de las canteras de Boñar, caracterizados por su color dorado y su gruesa granulometría. Sin embargo, el módulo de los bloques de piedra varía sustancialmente. En este caso nos encontramos ante sillares de dimensiones más reducidas colocados a soga, de unos 0,55-0,60 m de longitud y 0,35-0,40 m de altura. En el lado más oriental se observan varios sillares que corresponden claramente al patrón y a la naturaleza litológica de la fábrica inferior. Sin duda nos encontramos ante bloques de piedra retallados y reaprovechados. Las juntas entre los sillares presentan una argamasa de cal muy arenosa, de al menos 1,5 cm, cubierta casi por completo por un enfoscado moderno. Sólo en los lugares donde éste se ha perdido resulta visible el encintado antiguo (
A una altura aproximada de un metro respecto a la primera hilada de pequeños huecos alineados descritos anteriormente, encontramos una nueva hilera de oquedades abiertas en el muro, en este caso mucho más irregulares que la fila inferior.
En la zona oriental se encuentra un vano practicado en el paramento, de 1,67 m de altura y una anchura que oscila entre 0,45 y 0,65 m. En la actualidad, dicho vano se encuentra tapiado con ladrillos. Aunque sabemos que perfora por completo el muro llegando hasta el paramento septentrional, no ha sido posible contemplarlo. El nivel inferior de este vano tiene una cota ligeramente superior a la hilada de oquedades que acabamos de describir (
Los sillares de este segundo cuerpo de fábrica también han perdido su cara exterior, ya que han sido repicados intencionadamente. El perfil original de la muralla sobresaldría unos 15 cm más que en la actualidad. Este dato lo confirmamos en la zona oriental, al otro lado del vano tapiado con ladrillo, donde los sillares no han sido retallados y conservan su perfil exterior original. Muestran además una coloración más blanquecina, mientras los sillares repicados muestran un color dorado y textura arenosa. Tal vez las zonas con sillares retallados correspondan a habitaciones interiores de las que se ha intentado sacar el máximo partido picando incluso la piedra del paramento, mientras que las zonas que conservan la superficie exterior de los sillares estuvieron expuestas al aire libre en algún momento y tal vez revocadas.
Formando parte de la hilada más alta, que se pierde bajo el forjado que soporta el actual piso superior, se aprecia una alineación de cinco sillares en perfecto estado, que sobresalen respecto al resto y presentan una coloración distinta. Sin duda nos encontramos ante bloques repuestos en época contemporánea para sujetar las vigas del piso alto. La fábrica continúa por encima del techo actual del local comercial, si bien no ha sido posible documentarla ya que forma parte de una vivienda privada (
Las últimas intervenciones desde el punto de vista edilicio corresponden a las fábricas de ladrillo que suturan dos vanos abiertos. Un paño de ladrillo, dispuesto tal vez para cerrar un vano o reforzar la estructura del muro se dispone en la zona más oriental del sótano, forrando la cara exterior de los sillares y dejando fuera el antiguo zócalo del muro. Se sutura de esta misma manera el vano que se practicó en el paramento a la altura de la actual planta baja. Dichas intervenciones, con toda seguridad de época contemporánea, parecen corresponder a la adecuación actual del local comercial, que tuvo lugar durante el año 2000.
Partiendo del análisis arquitectónico del muro conservado (materiales y técnicas constructivas) que acabamos de exponer, e integrando otros elementos visibles (mechinales, alteraciones de la superficie exterior de los sillares, indicios de modificaciones en el nivel de circulación), y teniendo en cuenta que la reforma practicada en este paramento en época contemporánea nos ha privado de las relaciones estratigráficas entre las diferentes fábricas, planteamos como hipótesis la siguiente secuencia de actividades y fases constructivas (
La primera fase corresponde a la estructura más antigua en pie. Se detecta una única actividad constructiva, identificada con las 5 hiladas inferiores del paramento del muro, que se elevan unos 3 m, así como el zócalo inferior. Como ya hemos apuntado, el material constructivo son grandes sillares dispuestos a soga y tizón cuya longitud oscila entre 0,80 y 0,90 m (aprox. 3 pies romanos), mientras su altura media es de 0,50-0,55 m (aprox. 2 pies) (
A pesar de que los restos constructivos llegados hasta nosotros son muy reducidos y presentan un importante grado de alteración, no cabe duda de que guardan evidentes semejanzas con la única puerta del campamento legionario de la
Las excavaciones desarrolladas en 1996 en este sector de Puerta Obispo pusieron al descubierto varias puertas superpuestas de época romana y medieval, conservadas actualmente en una cripta arqueológica. La estructura más antigua correspondía a una puerta construida en grandes bloques de
Esta misma estructura de puerta de doble vano debió repetirse en las otras cuatro puertas del recinto, como la occidental (
Por lo que se refiere a los restos que nos ocupan, correspondientes a la puerta sur del recinto legionario (
Sin embargo, en este caso nos encontramos ante una estructura de mayores dimensiones que la puerta romana oriental (
Contamos con algunos indicios arqueológicos que confirmarían está hipótesis de trabajo. Hace algunos años, en las obras de pavimentación acometidas en esta misma calle Platerías-Cardiles, aparecieron restos de varios sillares alineados, pertenecientes a una estructura constructiva perpendicular al muro romano de la torre, que se perdían bajo la casa actual, interpretados como parte de la
La puerta monumental que aquí presentamos se integraría dentro del potente sistema defensivo de la
En el exterior del perímetro murado debieron mantenerse el foso o fosos del campamento julio-claudio precedente, siguiendo el modelo habitual de campamento romano. Sin embargo, de dichas estructuras negativas no queda evidencia alguna debido al levantamiento de la muralla bajoimperial adosada a la anterior, que debió utilizar dichos fosos como zanja de cimentación. Tanto el espesor, como la posición espacial de esta última parecen indicar que el campamento flavio tuvo en origen dos fosos. Si sumamos a los más de 5 m de ancho de los lienzos bajoimperiales, la proyección de sus torreones semicirculares (casi 10 m fuera de la línea de la muralla) obtenemos un espacio de unos 15-16 m, que correspondería a la anchura canónica de dos
En época tetrárquica tiene lugar una actuación urbanística de gran envergadura en la muralla del antiguo campamento de la
La construcción de la muralla bajoimperial va asociada a profundas transformaciones en el interior del campamento, que vamos comenzando a intuir. De cualquier manera la arqueología confirma la existencia de potentes rellenos que determinan la elevación general de la cota de circulación (
Las recientes aproximaciones arqueológicas confirman la cronología tetrárquica de la obra (
En coincidencia con el levantamiento de la muralla bajoimperial, se acometen profundos cambios en las puertas del antiguo campamento. De nuevo es la
Por lo que respecta a la obra que analizamos en el presente estudio, aunque no hemos documentado actuación edilicia alguna en el paramento de la torre de la puerta romana meridional, que pudiera correlacionarse con esta profunda reforma estructural de la muralla en época bajoimperial, es muy probable que la estructura de la
Es muy posible también que en este momento se cerrara el vano más occidental, dejando un único acceso que coincidiría con el antiguo vano oriental de la puerta romana, cuya existencia en el lugar ocupado por la actual calle Platería-Cardiles, donde la propia denominación
Es probable que entre mediados del siglo III y los siglos VII-VIII también se sobreelevara el nivel de circulación, como se ha verificado en las intervenciones arqueológicas desarrolladas en la ciudad de León con niveles de este periodo, como en la de la
En un momento claramente posterior tienen lugar distintas actuaciones constructivas que afectan al paramento objeto de este estudio, que nos confirman la existencia de fases edilicias posteriores, así como modificaciones estructurales considerables en la obra de la puerta romana. A manera de hipótesis, y ante la carencia de datos estratigráficos tanto horizontales como verticales, proponemos a continuación una correlación entre dichas actuaciones y diferentes actividades que tuvieron lugar en este sector de la ciudad entre los siglos X y XIII según la documentación medieval.
Sin duda el muro anterior que aquí presentamos siguió siendo visible como frente de la torre occidental de flanqueo de la puerta meridional del recinto amurallado bajoimperial durante todo el periodo tardoantiguo y altomedieval. En un momento indeterminado se acomete una modificación sustancial de la estructura. Es en esta fase cuando se añaden nuevas hiladas de sillares, también tallados en la misma piedra caliza de las canteras de Boñar pero que presentan un módulo considerablemente más reducido que los romanos originales (0,55-0,60 m de longitud y 0,35-0,40 m de altura), dispuestos a soga y con encintados de argamasa arenosa. Entre ellos se observan algunos sillares de caliza de mayor tamaño, que por su módulo deben pertenecer a la obra romana original, sin duda reaprovechados en la nueva fábrica medieval. Todo ello permite identificar esta obra como un cuerpo de fábrica completamente diferente al anterior y claramente posterior a éste (
Sólo podemos especular sobre los motivos que llevaron a reformar tan profundamente la parte superior de la antigua torre romana. Resulta claramente perceptible un buzamiento de las nuevas hiladas de sillares hacia el centro del cuerpo de la torre, lo que podría hablarnos de un desplome parcial de la obra original romana en este sector o una amenaza de ruina que motivó el derribo de las hiladas de sillares superiores y que hizo necesaria una nueva obra. Justo en la parte central del muro, por debajo de la obra medieval, se aprecian varias fisuras en la fábrica original romana, en la actualidad completamente rellenas con cemento moderno, que podría apuntar tal vez el motivo que debilitó la estructura. No podemos olvidar que los sillares inferiores romanos en este momento se encontrarían ya profundamente meteorizados por efecto de la humedad, lo que dejaría el frente de la torre descalzado y debilitado desde el punto de vista estructural.
Respecto a la cronología de dicha actuación, debemos basarnos en los datos documentales a la hora de formular hipótesis verosímiles. No cabe duda de que la muralla romana siguió en uso a pesar de las indudables reformas provocadas por los acontecimientos del periodo tardoantiguo, entre los que se ha propuesto incluso la presencia de una guarnición beréber durante la primera mitad del siglo VIII (
La incorporación de León al reino de Asturias por parte de Ordoño I en el 856 y la asunción de la capitalidad en el año 912 supondrán transformaciones urbanísticas de gran trascendencia, que apenas vamos conociendo desde el punto de vista arqueológico (
El acceso a todo el complejo palatino se hacía a través de la puerta meridional de la ciudad, situada en el mismo lugar que había ocupado la
Las referencias documentales confirman, por lo tanto, la presencia de la Puerta del Arco en el mismo lugar donde según la planimetría romana, debía encontrarse la
Tenemos algunas evidencias sobre el aspecto de la Puerta del Arco en este momento. Su propio nombre alude probablemente a la presencia de un arco que alojaba la puerta de la ciudad, tal vez todavía la propia bóveda y arco romanos que cubría uno de los vanos, más o menos adaptados. La identificación de la Puerta del Rey con el antiguo vano oriental de la puerta romana, el único que debió mantenerse en uso desde la Antigüedad Tardía se ve confirmada por la posición topográfica de la actual calle Cardiles, que ha fosilizado el paso en este sector en el parcelario histórico. Junto a la puerta, seguramente en el lateral occidental, a escasos metros del paramento que aquí presentamos, se alzaba una torre, que fue empleada como cárcel en la Baja Edad Media (
Respecto a la propia puerta de época altomedieval nada más podemos decir, aunque probablemente fue readecuada para las necesidades defensivas del momento de la misma forma que hemos documentado en la antigua
Sin embargo, el parcelario actual, que ha fosilizado el vano de paso y la posición topográfica de las construcciones adyacentes, muestra que las construcciones plenomedievales de las que hablaremos más adelante, respetan un espacio exterior regular y de dimensiones constantes, adosado a la fábrica del arco occidental de la puerta romana, cegado desde el periodo tardorromano. Este hecho podría hacernos suponer la existencia de un muro adosado a la obra anterior posiblemente entre los siglos X y XI, que podría formar parte de una reforma estructural de la puerta, dotándola tal vez de vano adelantado, barbacana y rastrillo, como en el caso de Puerta Obispo, donde se ha constatado arqueológicamente. En dicha obra debió emplearse la madera en abundancia, ya que es un material muy habitual en la arquitectura de este periodo tanto en la Península Ibérica (v., entre otros,
Posiblemente, y teniendo en cuenta toda esta casuística histórico-arqueológica, en algún momento de los siglos X u XI tendría lugar la reconstrucción del muro que aquí presentamos, identificado con la torre occidental que se encontraba junto al Arco del Rey, torre que se mantuvo en uso y se convirtió en cárcel durante la Baja Edad Media.
Otros indicios indirectos para fundamentar la hipótesis propuesta nos los proporcionan los paralelos metrológicos y litológicos con la Torre de San Isidoro, edificada en el siglo XI (
Tal vez corresponda también a este momento la primera fase medieval del Torreón de los Ponce, situado en el ángulo sureste del recinto amurallado romano-altomedieval de la ciudad de León
Por el momento carecemos de evidencias arqueológicas directas para correlacionar la intensa actividad edilicia que parece registrar la ciudad de León en los siglos X-XI con las destrucciones causadas según las crónicas por los ataques de al-Mansur y Abd-al-Malik a finales del siglo X. Como ya hemos señalado, a comienzos del XI, Alfonso V repara puertas y muralla con materiales efímeros, que no se documentan, ya que fueron sustituidos por otros más sólidos posteriormente. De cualquier forma son evidentes en muchas zonas de la muralla las suturas y recrecimientos con cantos de ríos y areniscas locales que podrían obedecer a las reparaciones tras las incursiones andalusíes (
Esta actuación constructiva, que tal vez sea prácticamente coetánea a la reconstrucción de la torre, se encuentra representada por los mechinales irregulares que se abren a media altura en la obra nueva de sillería, que consideramos indicios de un porche o tejadillo exterior apoyado en el frente de la torre (
El porche o tejadillo que aquí planteamos se encontraría relacionado con las estructuras defensivas que custodiaban el acceso a la Puerta del Rey. La presencia de un cuerpo de guardia es inherente a una puerta que da paso franco a la ciudad y la zona palatina. El muro que aquí analizamos se encontraría a unos 7-8 m de la Puerta del Arco altomedieval, en un espacio que correspondería al antiguo vano romano tapiado en un momento entre los siglos III–IV y X y a parte de la
No es posible pronunciarse sobre la fecha en que se llevó a cabo esta actuación, tal vez vinculada a la intensa actuación constructiva en la ciudad durante los siglos X u XI (
Durante la siguiente fase tienen lugar al menos dos actuaciones estructurales en este sector, que debieron transformar notablemente el aspecto exterior de la torre y los niveles de circulación. La primera de ellas apenas se refleja en el muro analizado, mientras la segunda fue mucho más intrusiva.
Como acabamos de señalar, se ha podido documentar una primera actuación constructiva, que nos permite establecer relaciones estratigráficas de anteroposterioridad. Esta actuación constructiva no afectó directamente al muro, pero resulta claramente visible en el sótano actual, que aún no había sido vaciado y se encontraba en ese momento claramente por debajo del nivel de circulación altomedieval. El límite oriental del mismo es un grueso muro de hormigón medieval realizado con grandes cantos de río trabados con cal, que apoya en la esquina oriental de la torre y adopta una dirección norte-sur, paralela al vano de acceso a la ciudad. Los rasgos edilicios de dicha obra permiten identificarla más que como un muro alzado, como un cimiento de hormigón que se ha echado en tongadas (se han documentado al menos tres tongadas) sin encofrado de madera en una zanja abierta en el terreno, zanja que alcanza el nivel del zócalo de la muralla romana. El propio peso de los grandes cantos de rio que formaban el núcleo del hormigón y la ausencia de encofrado han provocado que el derretido sea más ancho en la parte inferior de la zanja de cimentación (
Dicho muro, que arranca como hemos señalado de la esquina oriental de la antigua torre, es perpendicular a la obra romana, configurando un ángulo recto y proyectándose hacia el sur para definir un espacio cuadrado correspondiente al interior del actual sótano, observándose en todo su perímetro las mismas características constructivas (
Resulta también muy significativo que el tramo del muro que intesta con la antigua torre romana coincide planimétricamente con el muro actual del inmueble anejo a aquel que alberga actualmente la fachada de la torre romana, cuya anchura es mayor de dos metros y ha sido perforado intencionadamente en época reciente para comunicar ambos locales a nivel de la planta baja, lo que indica que en origen eran cuerpos independientes. Claramente el cimiento medieval que aquí presentamos pertenece a dicho muro, que se prolonga como una obra unitaria también en altura hasta la calle Cardiles, ocupando todo el local comercial actual, que presenta planta casi rectangular de 10 x 4,5 m en paralelo con la mencionada calle, que fosiliza el acceso al Arco del Rey medieval. La configuración como un organismo independiente de este cuerpo, que debió adosarse tanto a la torre como a la estructura de la propia puerta, se percibe asimismo en el parcelario actual, que perpetúa el de época medieval en este sector de la ciudad.
Esta segunda actuación constructiva plenomedieval ha dejado profundas huellas en el paño que aquí analizamos. En estos momentos se desmantela la cubierta de madera alzada en el frente de la torre y se abre en el muro una nueva hilera de mechinales regulares y de tamaño mayor para acoger una viguería de madera (¿de roble?) que soporta un piso justo a la altura de la última hilada de sillares romanos conservados, y que responde
Un nuevo suelo correspondiente a una planta superior se encuentra bajo el actual cielorraso del local comercial, oculto bajo el forjado moderno. Sin embargo, debajo de dicho forjado se aprecian los mechinales del antiguo piso medieval.
Por debajo del nivel de la planta baja (planta de calle actual) se crea un sótano de unos 2 m de altura libre. Para ello se debió rebajar el nivel de circulación tardoantiguo y altomedieval casi un metro, descarnando la cara exterior de la torre hasta la zarpa romana, lo que dejó al descubierto los sillares romanos profundamente dañados por efecto de la humedad, tal y como se conservan hoy en día. E incluso el cimiento de hormigón de la fase anterior (Fase 3A), que fue repicado intentando regularizarlo como un paramento de muro, claro indicio del cambio de cota de circulación. El acceso al sótano se realizaba por una trampilla de madera y varios tablones de madera insertos en el muro, de los que ha quedado testimonio en pequeños orificios alineados y descendentes abiertos en el muro. En este caso estamos de nuevo ante una relación locacional (
Tal vez en este momento se repican algunos sectores de la superficie exterior de la torre, especialmente en el lado occidental.
Estas modificaciones indican claramente que se ha adosado un nuevo cuerpo delante de la fachada de la antigua torre occidental de flanqueo romana, lo que implicó grandes adecuaciones estructurales, entre ellas la creación de un sótano y de varias dependencias a las que se tuvo que dar acceso desde el interior de la torre, y de ahí el nuevo vano que perfora sus muros y que indica profundas alteraciones en el esquema de circulación interior del complejo. Dicho cuerpo, de unos 4,5 x 3,5 m y unos 8 m al menos de altura, era paralelo al paramento de la antigua torre y se adosó a su vez a la estructura perpendicular que había surgido junto a la actual calle Cardiles, ocupando la parte delantera del vano cegado posiblemente desde época tardorromana. Carecemos de elementos para determinar la anteroposterioridad de ambos cuerpos adosados a la muralla, pero su coherencia planimétrica fosilizada en la parcelario actual, nos llevan a plantear que no debió pasar mucho tiempo entre una y otra construcción (Figs.
Podríamos correlacionar esta actuación constructiva con la amortización de la mayor parte de la antigua calle o
A diferencia de otros sectores de la muralla, donde se verifican a través de los testimonios literarios reparaciones posiblemente atribuibles a Alfonso IX
La torre o fortaleza que se configura en torno al antiguo
4ª Fase constructiva. Actuaciones contemporáneas
A época contemporánea hemos asignado varias actuaciones, que consideramos independientes porque no hemos podido correlacionarlas ni estructural ni locacionalmente. En el caso de la segunda actuación contemporánea, sabemos la fecha concreta en que tuvo lugar, concretamente en el año 2000.
Hemos agrupado dentro de esta Fase 4 las actuaciones contemporáneas que han afectado al muro. Entre ellas se encuentran el tapiado con ladrillo de la pequeña puerta abierta en el frente de la torre, debido seguramente a la parcelación del espacio y la existencia de diferentes propietarios (
Asimismo, sin duda para reforzar el muro o cerrar algún vano abierto del que sólo podemos especular, se sutura también con hormigón y ladrillo la zona más oriental del sótano, casi hasta el antiguo zócalo romano, que todavía aflora bajo el material latericio. Tanto ésta como la anterior actuación tuvieron lugar durante el siglo XX como demuestra el ladrillo empleado. Sin embargo, hemos podido comprobar que esta adecuación es posterior a la Fase 4A, ya que corresponde al proyecto de reforma del local comercial, acometido en el año 2000. En este momento, además del cierre del vano con ladrillo, se crea un nuevo forjado de vigas de hierro en el lugar del antiguo forjado de madera que sostenía el techo del sótano, desmontando el anterior de vigas de roble. En este mismo momento también se reponen algunos sillares en la zona más alta del muro para sostener el nuevo forjado metálico de la primera planta, ocupada actualmente por una vivienda. Estas intervenciones debieron ir acompañadas por el repicado de todo el revoco que hasta ese momento ocultaba el paramento y el intenso rejuntado de los sillares con cemento, que ha enmascarado las juntas pero le ha dado solidez a una construcción descalzada y con graves problemas estructurales de conservación (
En el año 2000, las obras de adecuación de un inmueble situado en la calle Platerías nº 7 de la ciudad de León revelaron la existencia de un gran muro de sillería visto, integrado en el sótano de la obra actual. Tanto sus características constructivas como su posición topográfica en el parcelario actual en relación a la muralla, permiten identificarlo como el frente de una de las torres de flanqueo de la puerta meridional del campamento de la
El análisis de la estratigrafía mural ha permitido marcar las cronologías relativas de las diferentes fábricas y actividades constructivas que determinan la evolución de todo el conjunto y que se desarrollan en un lapso temporal que abarca varios siglos. Fue preciso adaptar el estudio estratigráfico a las exigencias concretas que marcan las mismas estructuras constructivas, condicionadas por su estado de conservación, la eliminación de las relaciones estratigráficas murales durante la restauración, su posición topográfica en el parcelario, etc. (Figs.
La obra original de grandes sillares de caliza se conserva en el zócalo y las 5 hiladas inferiores. Por sus características edilicias nos encontramos ante una obra romana altoimperial. Su posición topográfica permite plantear su identificación como la torre oeste de flanqueo de la
Entre los siglos X-XI la estructura superior de la torre debió derrumbarse, motivo por el que se añade un nuevo cuerpo de fábrica, de sillares de módulo más reducido, entre los que se encuentran algunos romanos reutilizados. Esta actuación se enmarca históricamente en un momento en que todo este cuadrante suroeste de la ciudad estaba ocupado por el palacio real, que tendría uno de sus accesos principales a través de esta puerta meridional de la ciudad, denominada en las fuentes como
Posiblemente entre finales del siglo XII y comienzos del XIII detectamos una nueva adecuación, consistente en la apertura en el paramento de mechinales para soportar dos plantas superpuestas sustentadas mediante un forjado de madera y un sótano inferior. Se abre un pequeño vano de paso a la altura de la planta baja. Dicha obra indica claramente que lo que antes fue un espacio exterior ha sido parasitado al adosársele un nuevo cuerpo por delante. Asimismo se detecta el adosamiento de un cuerpo constructivo en la esquina de la antigua romana, prolongándose hacia la calle Cardiles y el espacio del Arco del Rey, testimoniado por un cimiento de cal y canto.
Ello confirma que la estructura ha dejado de tener un carácter defensivo, lo que podemos correlacionar con la construcción de la nueva cerca medieval que rodeaba el burgo nuevo o barrio de San Martín a finales del siglo XII y la colonización del todo el antiguo frente meridional de la antigua muralla romana por construcciones privadas.
Las últimas actuaciones sobre la pared, consistentes en varias suturas de ladrillo y la creación de nuevos forjados de paso, tuvieron lugar en época contemporánea, coincidiendo en su mayoría con la adecuación de este espacio para local comercial y vivienda privada en el año 2000.
El análisis que aquí presentamos, evidencia la necesidad de correlacionar siempre los datos extraídos de cualquier lectura mural con su inserción en el espacio topográfico tridimensional en que se encuentren los restos, considerando tanto los cambios de nivel de circulación y suelos de uso (por ejemplo, sótanos y plantas superiores), como los procesos de recrecimiento en altura y adosamiento en planta. Todo ello nos permite avanzar en el conocimiento de la evolución de los paisajes urbanos, en este caso en un sector casi desconocido hasta el momento de la ciudad de León, de importancia capital para entender su evolución histórica entre el mundo romano y el momento actual.
El presente trabajo se ha elaborado en el marco del Proyecto de I+D, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad, HAR2011-24095:
Agradecemos al propietario del local “Modes" (antiguo “Tatoo"), en el que se encuentra esta estructura, las facilidades ofrecidas para su análisis.
Esta misma piedra se empleó siglos después en la construcción de la catedral gótica de León y corrobora la mediocridad del material el hecho de que haya tenido que restaurarse dicho templo de manera sistemática, ya que el agua, de manera especial, descompone la mencionada piedra.
Evidentemente nos referimos a un pie romano “estándar", difícil de determinar por la degradación de los sillares. Nuestras investigaciones actualmente en curso sobre la
Un simple hallazgo fortuito que tuvo lugar durante las obras de peatonalización llevadas a cabo en 1994, dejó al descubierto la parte más alta de la estructura romana, aunque no fue posible constatar su alzado. Agradecemos a Victorino García Marcos, Arqueólogo Municipal de León, esta información inédita, de la que nunca se realizó informe arqueológico.
La prohibición de acceso al sótano de dicho establecimiento por parte de la propiedad ha impedido hasta la fecha el estudio de dichos restos, de los que contamos con poco más que su geolocalización y algunas fotografías cedidas por M. Torres-Sevilla, actual concejala de Cultura y Patrimonio de la ciudad de León, a quien damos las gracias.
La mayor parte de la piedra procede de las formaciones del Cámbrico (“Series de los Cabos"), presentes en el valle bajo del río Omaña, al oeste de León (
En 1921 se halló una gran lápida funeraria de mármol altoimperial dedicada a Flavio Sabino en una bodega situada justo en la esquina entre las calles del Pozo y Platerías, cerca del ángulo de una de las torres de la puerta romana (
Agradecemos a M. Torres Sevilla, Prof. Titular de Historia Medieval de la Universidad de León, su ayuda para recopilar la información documental de época medieval, así como las numerosas noticias inéditas que nos ha proporcionado.
Ya hemos apuntado que los restos de esta torre oriental de flanqueo, conservados en el sótano de uno de los locales comerciales de las calles Platerías y Cardiles, serían la
Excavaciones realizadas durante los últimos años bajo la actual calle Conde de Rebolledo han permitido constatar la existencia de una torre cuadrada del mismo tipo construida asimismo con grandes sillares de