El cementerio medieval de San Juan del Hospital de Valencia comienza a funcionar a mediados del siglo XIII tras la conquista de la ciudad en 1238. Es una de las primeras áreas cementeriales que se construyen siguiendo la tipología de cementerio murado con arcosolios perimetrales y capilla funeraria central sobre túmulo. Las campañas arqueológicas realizadas entre 1997 y 2014 han desvelado múltiples vestigios que han contribuido a conocer la historia del conjunto cementerial. La catalogación de las piezas de piedra halladas, basada en el análisis geométrico y metrológico partiendo de un riguroso levantamiento de planos, ha permitido llevar a cabo la anastilosis de dos arcosolios adosados a la iglesia, la reparación de los arcosolios de la panda sur y la restitución de piezas faltantes en la capilla funeraria.
The mediaeval cemetery of San Juan del Hospital in Valencia started to be used in the mid-13th century after the conquest of the city in 1238. It is one of the first cemetery areas built following the scheme of a walled cemetery with perimeter arcosolia and a central funerary chapel upon a tumulus. The archaeological campaigns carried out between 1997 and 2014 revealed multiple remains that have improved our knowledge of the historiography of the cemetery complex. The cataloguing of the stone pieces found, carried out with the aid of a geometric and metrological analysis based on a rigorous survey, has allowed the anastylosis of two arcosolia attached to the church, the repair of the arcosolia of the southern gallery and the restitution of missing pieces in the funeral chapel.
La arquitectura histórica suele encerrar entre sus estructuras y fábricas una amalgama de sustratos que se han ido acumulando o sustituyendo a lo largo de los años. En muchos casos la evolución constructiva de un edificio de valor patrimonial se asemeja a un organismo vivo que va transformándose a medida que pasa el tiempo. En ella concurren factores sociales, económicos, estilísticos y técnicos que dan diferentes resultados dependiendo del momento y la época en que se materializa cada intervención. Por ello, descifrar el complejo puzle que compone un edificio patrimonial, analizar la evolución constructiva y esclarecer cuales son los elementos arquitectónicos que corresponden a cada una de las etapas edilicias es una labor que debe ser llevada a cabo por un equipo multidisciplinar donde historiadores, arqueólogos y arquitectos deben trabajar conjuntamente.
Este es el caso del conjunto medieval de San Juan del Hospital de Valencia. Se trata de un hito en la ciudad, no sólo por ser la iglesia más antigua tras la conquista en 1238, sino porque se asienta sobre parte de su historia. Bajo sus estructuras discurre la
El conjunto edificatorio actualmente está formado por el templo, el patio norte al que se accede a través del denominado tradicionalmente “tránsito” y el patio sur donde se ubicaba el área cementerial durante los siglos XIII y XIV (
Este asentamiento tiene su origen en las donaciones realizadas por el rey Jaime I a la Orden de San Juan del Hospital del palacio de Haçach Habinbadel (
Sobre estos solares comenzaron los sanjuanistas a edificar un templo, el primero en construirse en la ciudad tras la conquista
El templo original tenía unas dimensiones menores que las de la actual iglesia. Se trataba de una construcción románica compuesta por el ábside y un pequeño transepto formado por dos capillas laterales. Posteriormente se ampliaría la crujía donde se encuentran las puertas de medio punto y una escalera de caracol, actualmente desaparecida, por la que se accedería al paso de ronda. La falta de traba entre los tramos ratifica la existencia de estas dos fases de ejecución. A los pies de esta pequeña iglesia se encontraba el hospital y el espacio situado al sur del templo se destinó a cementerio.
Este estudio centra la atención en este cementerio ubicado en el patio sur. Se trata de un magnífico ejemplo en el que se mantienen las características de un cementerio medieval murado con arcosolios perimetrales y capilla funeraria sobre túmulo. Hasta el año 2018 en que finalizaron las obras de intervención y adecuación a espacio museístico, esta zona del asentamiento sanjuanista se encontraba en un estado de gran deterioro debido, entre otras causas, a las profundas transformaciones que ha sufrido a lo largo de los años.
En 1997, gracias a la iniciativa de la Comisión Histórico Artística del Patrimonio de la iglesia de San Juan del Hospital, dirigida por Dña. Margarita Ordeig, comenzaron los estudios conducentes a la restauración y rehabilitación del espacio cementerial y de las estructuras que lo componen culminando con el proyecto y obras de restauración que llevamos a cabo entre los años 2003 y 2017.
En primer lugar, se derribó la casa prioral en 1997 que recubría y ocultaba la pequeña capilla funeraria. En el marco del “Proyecto Raphael”, concedido con fondos europeos en 1996
Los mismos directores acometieron una segunda campaña
La tercera campaña estuvo dirigida por Guillem Pérez Jordá, Carlos Gómez Bellard y Enrique Díes Cusí
Posteriormente, y para acometer la puesta en valor de forma integrada de todo el conjunto arquitectónico, se elaboró el Plan Director dirigido por el arquitecto D. Vicente Lassala Bau con la colaboración de la directora del museo de San Juan, Dña. Margarita Ordeig Corsini y el Arqueólogo D. Enrique Díes Cusí (1998-2002). En él se recopila en su totalidad todos los trabajos realizados en torno al templo hasta ese momento. En 2003 la Comisión Histórico Artística del Patrimonio de la iglesia de San Juan del Hospital nos propuso la ejecución de un proyecto de intervención integral del patio sur. Este proyecto fue desarrollado con posterioridad en tres etapas de ejecución bien diferenciadas atendiendo a las diferentes intervenciones que había que acometer: 1.- Proyecto de anastilosis de los arcosolios adosados a la iglesia; 2.- Proyecto de intervención y consolidación de la Capilla Funeraria; 3.- Proyecto de consolidación y restauración de los arcosolios de la panda sur y adecuación a espacio museístico.
Durante la elaboración y ejecución de los dos primeros se llevó a cabo una nueva campaña arqueológica en extensión dirigida por el arqueólogo D. Javier Palmero Iglesias (2008-2009) en la zona comprendida entre el ábside de la capilla funeraria y la iglesia, donde se descubrieron los dos vasos funerarios adosados a la fachada de la iglesia correspondientes a los dos arcosolios que fueron derribados al construirse la casa prioral, así como sillares pertenecientes a los contrafuertes de la capilla funeraria utilizados como peldañeado de la escalera de acceso al semisótano de la antigua casa prioral y los restos de la espadaña que en su día tuvo la capilla.
Para la realización y ejecución del tercero se promovió una nueva campaña arqueológica dirigida por Enrique Estevens. Esta intervención trajo consigo, además de la consolidación y puesta en valor de los seis arcosolios, la recuperación de la desaparecida calle de Christófol Soler y el descubrimiento de un nuevo acceso a la misma.
Cada intervención ha ido acompañada de la correspondiente campaña arqueológica estableciendo una vinculación entre el estudio arqueológico y la rehabilitación (
Este Cementerio estuvo activo desde los primeros tiempos de la conquista como demuestra el hecho de que en 1243 el obispo de Lérida resolvió un pleito sobre derechos económicos correspondientes a las sepulturas del cementerio sanjuanista entre la Orden y el Arzobispo de Valencia (
Al cementerio se accedía desde la puerta de medio punto de la iglesia y desde la calle de Trinquete de Caballeros. Además, tuvo una conexión con la calle del Mar cuando esta fue abierta en 1412 a través del callejón del Cristo de las Penas, también denominado
Por último, según se ha podido comprobar tras la intervención de los arcosolios de la panda sur, existía un acceso a la calle de Christófol Soler por el arco central apuntado.
El cementerio seguía la organización propia de cementerios medievales con arcosolios perimetrales destinados a contener las sepulturas de familias nobles o adineradas, un área cementerial con enterramientos en fosa y una pequeña capilla funeraria situada sobre un pequeño túmulo. Esta misma estructura se aprecia en otros cementerios de la Orden de San Juan como el que se representa en el plano de la ciudad de Brujas (Bélgica) elaborado por Marcus Gerards el año 1562 en el lugar que hoy ocupa el museo Memling. También en la iglesia de San Juan el Viejo de Perpignan, finalizado en 1334, el área cementerial se circunscribe mediante arcosolios formando un recinto cerrado homogéneo de planta rectangular (
Se trata de una organización que tuvo su origen en el siglo XIII y se extendió durante toda la Edad Media construyéndose claustros sin dependencias con fines funerarios motivados probablemente por la gran cantidad de ingresos que generaban. En la Corona de Aragón se adosaron claustros sin dependencias a la catedral vieja de Lérida y la de Huesca. También en otros sitios de la península se instituyó esta modalidad cementerial (
La capilla funeraria se construyó sobre una pequeña elevación del terreno a instancias de Arnau de Romaní
En el informe arqueológico se plantea que la capilla funeraria pudo ser construida a finales del siglo XIII o comienzos del XIV en dos etapas casi inmediatas: en la primera se realizó la nave que estaría abierta en sus cuatro lados y con cubierta plana y posteriormente se le añadió el ábside poligonal, en cuya cornisa se ha encontrado el escudo de los Romaní (una luna creciente boca abajo) labrado en los sillares. Sería en ese momento cuando se dividió el espacio cementerial. Redundando en esta hipótesis se puede observar que uno de los contrafuertes del ábside era en realidad un muro de sillares del que aún se conserva el enjarje del aparejo tras el derribo del mismo. Continuando este muro en línea recta viene a confluir con la iglesia en el punto en el que esta hace un pequeño quiebro, lugar donde el muro se encontraba con la fachada del templo. Esta observación ratificaría el hecho de que la capilla funeraria se encontraba en el centro del área cementerial con sus cuatro lados abiertos y en una segunda intervención se le añadiría el ábside al mismo tiempo que se dividía el área cementerial en dos recintos comunicados por el arco occidental de la capilla.
A raíz de una donación testamentaria de Dña. Ángela Colomina, en 1671
Tras su función como cementerio en 1740 (
Cuando la casa prioral fue derribada en 1997 se comprobó que la capilla había perdido parte de los contrafuertes, de la cornisa y de los canecillos del ábside. Asimismo, quedó el trasdós de las bóvedas al descubierto por lo que fue necesario realizar una intervención provisional de urgencia consistente en la colocación de una chapa prelacada protectora a la espera de acometer la restauración definitiva.
En 1377 Guillamona Bonet fundó una capellanía en la capilla gótica de Santa Bárbara situada entre dos contrafuertes del ábside de la iglesia, donde se encontraba enterrada la emperatriz Constanza. Fue en 1615 cuando fue necesaria la construcción de la cripta adosada al pudridero de la emperatriz debido a la gran demanda de sepulturas en este lugar
En 1685, la cofradía pide al rey permiso para construir, en el lugar que ya ocupaba la pequeña capilla gótica de Santa Bárbara, una capilla de planta octogonal y una sacristía. Para ello fue necesario derribar la capilla gótica bajo la que se encontraba el pudridero de la emperatriz Constanza y los arcosolios adosados al muro de la iglesia lo que supuso grandes modificaciones sobre la obra original.
En 1877 el palacio de Valeriola pasó a ser la sede de la imprenta Domenech, donde se publicaba el periódico “Las Provincias” (
De todos los arcosolios que en su día circunscribían el área cementerial, solo quedan en pie los seis arcosolios de la panda sur. Sin embargo, están perfectamente documentados el resto de arcosolios a través de los vasos funerarios hallados en las excavaciones arqueológicas. La panda norte de arcosolios se encontraba adosada al templo formando una galería continua. Bajo la capilla barroca de Santa Bárbara, construida en el siglo XVI como anejo a la iglesia, se han encontrado los vasos funerarios correspondientes a tres arcosolios que se hallaban adosados al muro sur de la iglesia. Estos enlazaban con el arcosolio situado junto al acceso a la iglesia, formando esquina con él como aún puede apreciarse por el resto de baquetón conservado en el muro de la capilla. Al otro lado de la puerta continuaba la hilera de arcosolios según se ha podido constatar en las excavaciones arqueológicas dirigidas por Javier Palmero. Se trataba de dos arcosolios que fueron derribados para la construcción de la casa prioral en el siglo XVI. La primera actuación que hemos llevado a cabo en el patio sur para su puesta en valor ha sido la anastilosis de estos dos arcosolios partiendo de los restos hallados en las excavaciones arqueológicas.
Los arcosolios continuaban por el oeste como se aprecia por los restos, visibles todavía, de dos vasos funerarios situados entre la capilla funeraria y la panda sur. Según el informe arqueológico estos arcosolios quedarían inutilizados por el muro de tapial colindante con el palacio de Valeriola, que puede fecharse de la segunda mitad del siglo XIV. Todos ellos no fueron levantados en una misma etapa constructiva como en San Juan de Perpignan o Santa María Novella, sino que fueron edificados según fue aumentando la necesidad de añadir sepulturas. Por ello no siguen un mismo prototipo, sino que cada uno de ellos obedece a morfologías diferentes: algunos disponen del arco de medio punto y otros apuntado; se da el caso de superponerse unos arcos sobre otros; las impostas tienen diferente molduración y los baquetones de las dovelas siguen distintos patrones. Sin embargo, todo el perímetro sobre el que descansan los arcosolios dispone de un zócalo común que mantiene la unidad y la continuidad del cercado. Los arcosolios de la panda sur se encontraban absolutamente desviados de la vertical, amenazando una caída inminente.
El área cementerial estaba destinada en su totalidad a enterramientos en fosas a una profundidad de poco más de 30 cm lo que, según el informe arqueológico, hace suponer que hubo una extracción de tierra. Además, se abrieron algunas zanjas para cloacas que afectaron a los enterramientos y a la zanja de fundación de la capilla barroca (
Al oeste de la capilla barroca de Santa Bárbara se realizó una excavación en extensión llegando a sustratos islámicos con el hallazgo de una pequeña fuente realizada con ladrillos rojos y amarillos formando una estrella de ocho puntas (
Los muros de tapial con enlucido de las viviendas estaban arrasados casi en su totalidad, así como los pavimentos de cal y ladrillo que, en algunos casos, habían sido afectados por la construcción de las primeras sepulturas. La excavación ha demostrado la existencia de dos grandes rellenos de tierra en los cuales se hicieron inhumaciones: uno construido mediante la demolición de las estructuras islámicas en el siglo XIII y otro en el siglo XIV mediante la extracción parcial de la tierra y enterramientos para rellenar de nuevo con una tierra más limpia, método relativamente habitual en los usos de los cementerios medievales. Las sepulturas encontradas se organizan, como en el resto de los casos, en calles estrechas orientadas oeste-este y estaban señalizadas mediante estelas discoidales en las cuales se hallan grabadas cruces o bien mediante túmulos de sección en tejado a doble vertiente, generalmente formado por tres piedras. Todas las estelas halladas han sido catalogadas y recolocadas en su lugar tras la intervención de adaptación del patio sur como espacio museístico.
Con estos antecedentes, el estudio previo, la redacción del proyecto de intervención y las obras de consolidación y rehabilitación solo podían llevarse a cabo con la estrecha colaboración entre arquitectos y arqueólogos.
Las cuatro campañas arqueológicas realizadas entre 1997 y 2000 y las dos posteriores de 2003 al norte de la capilla funeraria y de 2014 en la panda sur de arcosolios, tuvieron dos objetivos complementarios: documentar los restos hallados para conocer la historia del cementerio y, por otro lado, inventariar las piezas de piedra desubicadas y repartidas de forma aleatoria por toda el área cementerial debido a los sucesivos derribos y movimientos de tierras. Este segundo objetivo ha sido fundamental para llevar a cabo los proyectos y obras de intervención porque muchas de estas piezas, tras su catalogación, han podido ser reubicadas en su lugar original.
Para ello el patio sur fue dividido en dos sectores que a su vez se subdividieron en zonas:
• Sector 1: Comprende la capilla de Santa Bárbara y el espacio comprendido entre esta y la C/ de Trinquete de Caballeros. Zona A: Cripta de Santa Bárbara; Zona B: Antigua capilla de Santa Bárbara y pudridero de la emperatriz Constanza; Zona C: Espacio abierto entre la cripta y la C/ de Trinquete de Caballeros; Zona D: Interior de la actual capilla de Santa Bárbara.
• Sector 2: Abarca toda la zona al oeste de la capilla de Santa Bárbara. Zona A: Arcosolios adosados al muro sur; Zona B: Espacio abierto ocupado antiguamente por los talleres de “Las Provincias”; Zona C: Capilla funeraria y espacio entre esta y la capilla de Santa Bárbara. Zona D: Espacio entre el ábside de la capilla funeraria y la iglesia (
En el sector 1 se abrió una cata de 5 × 5 m según la metodología habitual en las excavaciones urbanas. Dada la gran cantidad de enterramientos y vestigios encontrados se amplió la excavación en extensión en toda el área comprendida entre la capilla barroca y el muro de cierre de la calle de Trinquete de Caballeros. La excavación en extensión proporciona planos generales de fácil comprensión que aportan información integral y, consecuentemente, ayudan al establecimiento de conclusiones (
En el sector 2 zonas A y B fue necesario retirar previamente la fuerte solera de hormigón que estaba colocada sobre el nivel original para la instalación de la maquinaria de imprenta de los antiguos talleres de “Las Provincias”. Concluido el desmontaje de la solera, se procedió a realizar una excavación en extensión dadas las características excepcionales de los hallazgos encontrados: restos islámicos en el nivel inferior; enterramientos medievales de los siglos XIII y XIV en los dos niveles superiores; vasos funerarios circundantes en el lado sur, oeste y adosados al templo; y una gran cantidad de piedras labradas pertenecientes a diferentes estructuras arquitectónicas del cementerio además de estelas y lápidas funerarias, en muchos casos desubicadas debido a las transformaciones de uso que ha sufrido el área cementerial. Solo la zona C correspondiente a la capilla funeraria y el espacio comprendido entre esta y la capilla barroca de Santa Bárbara fue excavado por catas: En la primera campaña se llevaron a cabo tres sondeos a fin de documentar la extensión del cementerio y una perpendicular a la capilla funeraria para comprobar los niveles sobre los que se construyó. En la campaña de 2003, esta zona fue nuevamente excavada añadiendo catas a las anteriormente documentadas con el fin de apoyar el proyecto de anastilosis de los arcosolios adosados a la iglesia.
Tras la intervención se volvieron a tapar las catas abiertas cubriéndose previamente con un geotextil y disponiendo una capa de arena sobre la que se depositó la tierra de la excavación tras ser retiradas las piezas de piedra para su catalogación.
Además de los informes arqueológicos, se hacía necesario disponer de un riguroso levantamiento de planos de toda el área cementerial y de todas y cada una de las estructuras que la conforman. Según la
se debe entender por levantamiento arquitectónico la forma primigenia de conocimiento y por lo tanto el conjunto de operaciones, de medidas y de análisis necesarios para comprender y documentar el bien arquitectónico en su configuración completa, referida incluso al contexto urbano y territorial, en sus características dimensionales y métricas, en su complejidad histórica, en sus características estructurales y constructivas, así como en las formales y funcionales (
La elaboración de la planimetría con los correspondientes análisis gráficos y constructivos implica seguir un rastro, un
Asimismo, los planos de detalle sirvieron para confeccionar las plantillas de cada una de las piezas de piedra halladas. En el caso de la capilla funeraria, tras el análisis geométrico, pudimos comprobar que la nave obedece a un premeditado diseño unitario basado en la geometría del cuadrado, cuyas relaciones proporcionales encierran una armonía perfecta. El ábside mantiene el mismo trazado regulador que la nave por lo que se puede afirmar que el maestro constructor de la nave y del ábside debió de ser el mismo y era un gran conocedor de la geometría euclídea (
La obtención de las plantillas geométricas que fueron utilizadas para la labra de los sillares que intervienen en la construcción de las diferentes estructuras arquitectónicas del cementerio (basas de columnas, columnillas, arcos, arquivoltas, cornisas, contrafuertes, basas y jambas) reviste una especial importancia porque permite comparar los datos geométricos obtenidos con los elementos de piedra extraídos en la excavación que son catalogados y comprobar si alguno de ellos corresponde a las faltantes que existen entre los elementos arquitectónicos cementeriales.
Para la toma de datos se emplearon métodos tradicionales mediante croquis generales y de detalle (
Las piezas de piedra labrada que se encontraban diseminadas por todo el patio sur fueron catalogadas mediante fichas modelo que contenían datos relativos a la clave de identificación arqueológica, croquis acotado, imagen fotográfica, plano a escala y modelo 3D, tanto del estado actual como del modelo virtual del sillar original (
Avanzar en el conocimiento de la historia del cementerio era uno de los objetivos planteados en las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo. El otro objetivo era la catalogación de las piezas desubicadas y cuyos resultados fueron fundamentales para la elaboración del proyecto de intervención y la posterior ejecución del mismo. Centramos los resultados del estudio en este segundo objetivo por ser el que incide directamente en el proyecto y obras de intervención.
Se catalogaron 52 piezas de piedra labrada identificables con un elemento arquitectónico singular: Dovelas, arquivoltas, contrafuertes, cornisas, canecillos, pilastras, basas y estelas funerarias. El resto de piezas respondían a sillares prismáticos, en muchos casos rotos o informes y, por lo tanto, no identificables como pertenecientes a una determinada estructura arquitectónica.
Expondremos a continuación la catalogación de cada una de estas tipologías según el lugar donde fueron halladas:
La cripta, situada junto a la capilla de Santa Bárbara, es de planta rectangular de 20 × 11 palmos valencianos (4,72 × 2,56 m) y 3,18 m de altura cubierta por una bóveda de sección irregular con ladrillos a sardinel trabados con mortero de cal y grava. Está conectada con el pudridero por una pequeña abertura en la pared sur de 0,56 × 0,52 m. Los muros son de bloques de arenisca trabados con tierra y con fragmentos de ladrillos en las juntas. En los muros meridional y oriental hay múltiples restos de lápidas, estelas funerarias discoidales, columnillas y sillares de época gótica. El muro occidental, a partir de un determinado momento deja de ser de piedra para estar realizado en ladrillo debido a que tras él aparece el cimiento de la nueva capilla barroca. El suelo tiene una ligera inclinación hacia el sur y cubría un muro formado por dos paredes de encofrado alisadas exteriormente y enlucidas, realizado con arena, cal, gravas y bloques de piedra, y en cuyo interior se dispuso un relleno de tierra. Esta estructura ha sido identificada como la
Las piezas de piedra reutilizadas como material constructivo no pudieron ser medidas y analizadas gráficamente debido a su ubicación formando parte de los muros por lo que no pudieron ser identificadas con alguna estructura concreta del cementerio medieval.
Bajo la capilla gótica de santa Bárbara, mandada construir por la emperatriz Constanza en 1307, se halló su sepultura, cubierta con bóveda de medio punto formada por ladrillos, dispuestos a sardinel y trabados con mortero de cal. De planta rectangular está formada por muros de tapial de mortero de tierra y piedras de mediano tamaño, con cajas de 2,8 palmos y altura de 5 palmos. Se recuperaron dos losas de acceso a la cripta, una fechable en el siglo XVII y otra del siglo XIX, que se encuentran en el museo de la Iglesia de San Juan del Hospital.
Del nivel islámico se localizó una tinaja bizcochada situada verticalmente en un soporte de mortero de cal y canto, que se depositó en el museo de la Iglesia. De la época de construcción de la iglesia apareció en el extremo norte, una estructura de planta rectangular revestida en su interior que podría ser, según el informe arqueológico, un aljibe inutilizado en el siglo XIV. Con la construcción de la cripta se anuló esa parte del cementerio y el aljibe y en su lugar se excava un pozo adosado a la pared del ábside al que, en la intervención se le ha añadido un brocal para dejar patente su existencia.
Existen dos niveles de enterramientos, el primero correspondería a la época tras la conquista y el segundo a partir de finales del siglo XIII o comienzos del siglo XIV, momento en que el nivel subiría en torno a medio metro mediante aporte de tierra. Se encontraron 19 cuerpos, distribuidos en 5 calles muy apretadas sin apenas espacio entre ellas, enterrados en fosa excavada en el terreno y una sepultura de planta rectangular con paredes de ladrillos dispuestos en hiladas sobre capa de mortero de cal y arena (conservaba 20 hiladas). La mayoría de los restos hallados pertenecía a niños
No se encontraron piezas de piedra que pudieran ser catalogadas ya que el cementerio en esta zona fue abandonado durante el siglo XIV (
La capilla barroca fue construida entre 1685 y 1689 y bajo ella se encontraron fosas familiares pertenecientes a la segunda fase del cementerio siguiendo calles entre las que se encontraba la conocida como “sepultura de los sastres”
El hallazgo de estos tres arcosolios tuvo una repercusión importante en el proyecto de intervención porque confirmó la existencia de un recinto cementerial rodeado de arcosolios. Eran conocidos los existentes en la panda sur porque aún se conservan, también eran conocidos los existentes en el lado oeste porque son visibles, sobresaliendo del suelo, los vasos funerarios, sin embargo, no se conservaba ningún arcosolio adosado a la iglesia excepto el que se encuentra junto al acceso al templo perteneciente a la familia Heredia.
En las campañas realizadas durante los años 1997-2000 solo se excavó el segundo arcosolio de la derecha comprobando que se trataba de una estructura de sillares adosada a un muro de tapial mucho más antiguo que, por la técnica, posiblemente fue construido en la primera mitad del siglo XIV. También se realizaron catas murales en los paramentos que revelaron pinturas, escudos labrados en la piedra y algún tipo de reforma contemporánea. Estos hallazgos motivaron la protección mediante una veladura de los paramentos interiores a fin de preservar las pinturas que están siendo restauradas en la actualidad (
A raíz de la reciente intervención en estos arcosolios se realizó una nueva campaña arqueológica destinada a documentar el subsuelo de la losa de hormigón sobre la que apoyaban los pilares que sustentaban los dos pisos superiores situados sobre los arcosolios, los vasos funerarios que aún no habían sido excavados y el material de relleno sobre las bóvedas de los arcosolios.
Bajo la losa o solera se encuentra una estela con el grabado de una media luna invertida y una hexapétala por una cara y por la otra un grabado de unos zapatos, emblema perteneciente al gremio de los zapateros, dos losas y muchos restos de cerámica (
La excavación arqueológica en el interior de los vasos funerarios, llegó hasta la cota de la cimentación. Se observó que es una cimentación heterogénea, disgregada y muy superficial excepto en el primer arcosolio en que apareció una cimentación diferenciada: Una de las partes de la cimentación que sustenta el arcosolio, estaba realizada con sillares hasta una cota bastante profunda y la del lado opuesto mucho más superficial y realizada con mampuestos. Esta diferencia de cimentación podría haber ocasionado un pequeño desplome de la estructura hacia el lado derecho, un asentamiento debido a la mayor inercia de los sillares.
En las jambas del tercer arcosolio se encontraron ménsulas y dinteles, y una losa con dos argollas de hierro en la parte superior para facilitar su movilidad y traslado (
Se encontraron 8 sillares desubicados formando parte del relleno de las bóvedas de los arcosolios. Eran todos ellos sillares prismáticos sin labra que los identificara como piezas singulares. Fueron utilizados para rehacer el muro superior del arco. También en el interior del primer vaso funerario se hallaron 3 sillares y 5 más bajo la losa de hormigón.
Se observa que todos los arcosolios, excepto el quinto, que había sido derribado, están cerrados en su parte inferior por el frente con un muro de sillares que haría la función de apoyo de la losa de cierre del vaso funerario. En la intervención se completan las faltantes de todos los arcosolios con los sillares recuperados en todas las campañas.
En el lado oeste apareció una línea de arcosolios que estaría inutilizada por el muro de tapial colindante con el palacio de Valeriola, que puede fecharse en la segunda mitad del siglo XIV. La falta de indicios sobre la morfología de estos arcosolios impide la identificación de piezas labradas que pudieran apoyar una anastilosis.
En esta zona se realizó una excavación en extensión. Las sepulturas encontradas se organizan, como, en el resto de los casos, en calles estrechas orientadas oeste-este, algunas de ellas mediante túmulos de sección en tejado a doble vertiente, generalmente formado por tres piedras señalizadas mediante estelas discoidales. Estas piezas han sido catalogadas considerado los siguientes campos: morfología de cabeza y del pie, dimensiones, estado de conservación, iconografía decorativa y técnica de labra (
Se hallaron un total de 15 estelas, todas de cabeza discoidal circular de perfil recto y pie ancho, realizadas en piedra, con un grosor aproximado de medio palmo (11,5 cm). Tipologías muy similares aparecen en la península ibérica al menos desde época romana y también en estelas medievales de otras regiones, aunque su tipología no es la más habitual (
De las 15 piezas catalogadas, 9 conservan el pie y el resto lo ha perdido. El diámetro del disco oscila entre los 26 y los 35 cm, es decir, un pie valenciano aproximadamente (30,5 cm). La altura total se encuentra entre los 53 y los 64,5 cm por lo que se puede deducir que las piedras antes de la labra tenían unas medidas aproximadas de 2 × 1 × 0,5 pies. La técnica empleada en la labra de la decoración es en su mayoría (13 de ellas) por incisión
Solo 3 estelas se encuentran en buen estado, ya que 5 han perdido alguna parte debido a roturas o erosión y 7 están en mal estado ya que tan solo son discos fragmentados. Todas ellas tienen el disco decorado, pero solo hay 4 en que la decoración de alargue hacia el pie debido a la extensión de la cruz. Este tipo de decoración es escasa en las estelas de la comunidad valenciana. En Cullera se da en la representación de cruces para hincar (
La iconografía es mayoritariamente crucífera. Esto es habitual en las piezas discoideas predominando la cruz latina con 6 representaciones sobre 3 de tipo griego. Excepcionalmente aparecen en una misma pieza dos iconografías de carácter gremial o de oficio en lugar de la cruz: se trata de una bota haciendo referencia al gremio de zapateros. Llama la atención en esta pieza que no haya ninguna representación de la cruz en ninguna de sus caras (
Siguiendo la clasificación descriptiva de P. Ucla (
Cruces latinas incisas: 2 de brazos rectilíneos, paralelos y de dos extremos rectos y dos abiertos, sin bordura; 4 de brazos rectilíneos, paralelos y extremos rectos, sin bordura; y 1 para hincar de brazos rectilíneos, paralelos y extremos rectos, sin bordura. Dos estelas no han podido ser catalogadas por su deterioro.
De todas estas estelas catalogadas, cuatro se hallaron en posición vertical por lo que se han recolocado tras la intervención en el mismo lugar en el que fueron halladas. Cinco estelas más que se encontraban en buen estado pero desubicadas, también han sido expuestas en el área cementerial. El resto han sido trasladadas al museo de San Juan.
En esta zona se realizaron cuatro catas a fin de documentar la extensión del cementerio y los niveles sobre los que se construyó. Los enterramientos se encuentran a poca profundidad lo que hace suponer que hubo una extracción de tierra. No se han hallado piezas singulares de piedra labrada en el subsuelo que puedan ser identificadas con alguna de las estructuras del cementerio.
Formando parte del pavimento de la capilla se hallaban tres lápidas de sepultura, que anteriormente formaban parte del peldañeado del acceso a la iglesia y fueron recolocadas en la capilla durante la intervención de 1926 promovida por la Orden de Malta. Se trata, por tanto, de tres lápidas desubicadas: la losa de 189 × 60 cm con siete torres labradas en la piedra corresponde al escudo de la familia Heredia (
La losa perteneciente a Fernando de Heredia, Gran Maestre de la Orden, fue colocada durante la intervención cubriendo el arcosolio situado en el acceso al templo por este un lugar sobresaliente por su ubicación y también por las pinturas con cruces rojas que decoran las bóvedas.
Empotrada durante la reforma de 1926 en el muro occidental de la nave había otra lápida perteneciente a la familia de la que ya hemos hecho referencia. Tenía grabada una cruz en la parte superior con un escudo en cada esquina y una inscripción indicando que allí descansaban los restos de varios miembros de la familia, siendo Eiximeno de Alvero el primer fallecido en 1260 (
El área comprendida ente el ábside de la capilla funeraria y la iglesia fue excavada en extensión durante la campaña llevada a cabo por el arqueólogo Javier Palmero Iglesias. Comenzaron las excavaciones en la esquina noroccidental, hallando la existencia de restos de un arcosolio desmontado adosado a la iglesia que fue vaciado cuando se hizo el sótano de la casa del prior para poder encajar en él la escalera de descenso. Esta escalera estaba formada por 6 piezas pertenecientes a los desaparecidos contrafuertes de la capilla funeraria. Continuando la excavación se halló otro vaso funerario contiguo. Sobre el muro aún conservaba la dovela oriental del arranque del arco y la impronta que el arco había dejado sobre la fachada de la iglesia. La sepultura, sin embargo, estaba intacta, realizada con ladrillos a soga y tizón de 29,5 cm, es decir, de la segunda mitad del siglo XIV. En su interior aparecieron tres enterramientos, los dos primeros del XIV y el otro del XV (
Se encontraron múltiples piezas de piedra pertenecientes a diferentes estructuras: dovelas, arquivoltas, cornisas, contrafuertes, basas, y canecillos. Se localizaron un total de 11 dovelas: 5 de ellas disponían de un baquetón perimetral de 9 cm de diámetro con doble hendidura periférica. Todas ellas tenían un frente de 30 cm excepto una cuyo frente era de 18 cm por estar rota. Las otras 6 también disponían del baquetón de 9 cm pero sin la doble hendidura periférica y tenían todas ellas un frente de 28 cm lo que implicaba que pertenecían a dos arcosolios diferentes. Además, se encontraron tres dovelas alargadas que, por su forma, fueron identificadas como arquivoltas de los arcosolios. Las tres tenían 58 cm de frente y 20 cm de altura. Se identificaron como arquivoltas del arcosolio derecho adosado al muro de la iglesia que fue derribado para la construcción de la casa prioral por comparación con un resto que aún permanecía en su lugar de origen. Fueron hallados dos sillares de gran tamaño e idéntica altura con un baquetón de 9 cm de diámetro en una de sus esquinas. Fueron identificados como pertenecientes a la jamba derecha del mismo arcosolio anterior por tener el baquetón el mismo diámetro que el del arco. También se descubrió un sillar idéntico a los anteriores pero cuyo baquetón tenía un diámetro de 11 cm que pudo pertenecer al arcosolio izquierdo, pero no hay evidencias demostrables de ello (
En el muro oeste de separación con el patio del palacio de Valeriola se localizó el canecillo con forma de concha de peregrino que faltaba en ábside de la capilla funeraria. También formando parte del muro se localizaron 3 piezas pertenecientes a la cornisa de la capilla funeraria con las lunas boca abajo labradas en el frente.
El conjunto de San Juan del Hospital de Valencia se fundamenta sobre siglos de historia. Bajo sus estructuras se desarrolló parte de la ciudad romana, visigoda y musulmana. El hallazgo de parte de la
Se ha podido comprobar que toda el área cementerial estaba rodeada de arcosolios de los cuales se han encontrado los vasos funerarios durante las distintas excavaciones. Tras la datación de su construcción durante las excavaciones se puede afirmar que fue unos de los primeros cementerios medievales que adoptaron esta solución. Sin embargo, debido a las diversas y profundas transformaciones sufridas a lo largo de los siglos, se encontraba en un avanzado estado de deterioro. Se había perdido la imagen de cementerio murado con arcosolios perimetrales debido al derribo de la panda adosada a la iglesia tras la construcción en el siglo XVII de la capilla barroca de Santa Bárbara y de la casa prioral sobre la capilla funeraria. Asimismo, la panda oeste había sido amortizada con la construcción del muro divisorio con el actual patio del palacio de Valeriola durante el siglo XV. La panda sur, única superviviente del cercado perimetral, había alojado diferentes usos y se había perdido totalmente uno de los arcosolios.
El trabajo conjunto entre arqueólogos y arquitectos, tanto en la fase previa al proyecto de restauración como durante las obras de ejecución, ha permitido la toma de decisiones relevantes para la consecución del objetivo planteado: la evocación del cementerio medieval mediante la puesta en valor de los elementos que aún se conservan y la recuperación de otros que habían desaparecido. La metodología empleada, basada en la catalogación de piezas de piedra halladas en las distintas campañas arqueológicas, ha sido esencial para extraer conclusiones relativas a las plantillas utilizadas por los maestros canteros para la labra de dovelas, arquivoltas, cornisas, jambas, basas y contrafuertes. La comparación de los resultados obtenidos con los elementos arquitectónicos que aún se conservan en su lugar original ha conducido al conocimiento de la forma que tenían algunas estructuras desaparecidas. Se ha podido llevar a cabo la anastilosis de los arcosolios adosados a la iglesia, configurando de este modo la imagen de cementerio claustral. Se ha podido reconstruir el arcosolio derribado de la panda sur proporcionando una visión integral del antiguo cercado Se han podido rehacer los contrafuertes de la capilla funeraria, así como la cornisa perdida del ábside. Las estelas funerarias halladas han sido recolocadas para estimular la imagen evocadora del cementerio medieval y las losas enterradas y desubicadas han sido recompuestas y reutilizadas como cierre de los vasos funerarios (
Todo ello no hubiera sido posible sin un profundo y riguroso proceso de representación gráfica que, además de proporcionar datos dimensionales, ha contribuido a conocer los modelos geométricos empleados en la construcción del cementerio.
Los datos facilitados por los informes arqueológicos relativos a los tipos de materiales y puesta en obra utilizados en la construcción de las distintas estructuras halladas en el cementerio han sido la guía para conocer los sistemas y técnicas constructivas y aplicarlas a la restauración y anastilosis de algunos elementos, especialmente aquellos construidos en piedra.
Nuestro agradecimiento a Margarita Ordeig, directora del Museo de San Juan del Hospital, por ser la incansable impulsora de su puesta en valor y por toda la documentación que amablemente nos ha proporcionado.
A la Fundación de San Juan del Hospital.
A la Conselleria de Educación, Investigación, Cultura y Deporte. Y más concretamente, al Servicio de Patrimonio Arqueológico de Dirección General de Patrimonio por su constante apoyo.
Al equipo técnico de arqueología que ha participado a lo largo de todos estos años en las diferentes campañas llevadas a cabo por su inestimable colaboración y aportación de conocimiento.
mlopezg@ega.upv.es / ORCID iD: https://orcid.org/0000-0001-7542-3559
jgvallde@ega.upv.es / ORCID iD: https://orcid.org/0000-0003-0188-4330
Esta opinión se funda en el privilegio que tenía el clero de San Juan del Hospital de seguir inmediatamente al de la catedral en las procesiones.
Esta calle fue donada a los Hombres de Tortosa tras la conquista lo cual era coherente con la situación de la Castellanía en Amposta.
18 de julio de 1393, AMV, llm g3-5, fol. 206r: del principio de aquella calle hasta la dicha calle no hay espacio sino unos patios viejos y podridos y de gran fealdad, sin aprovecho para San Juan del Hospital, que no sacan fruto sino a ratas y arañas.
Archivo de la Corona de Aragón. Cancillería. Registro 205. Fol. 126.
La Comisión Europea de Cultura para la difusión del Patrimonio Europeo aprobó en el Marco “Raphael” el “Proyecto global de recuperación del conjunto hospitalario” siendo socios del mismo. la Generalidad de Valencia, la Asamblea de la Orden de Malta por Convenio, la Universidad de Valencia, el Ministerio de Cultura de la República de Malta y Universidad de Sicilia.
Del 25/2/97 a 20/5/97. Arqueólogos: Guillem Pérez Jordá, Isabel García Villanueva y Matías Calvo Gálvez.
El 19 de agosto de 1306, Constanza de Hohenstauffen, hija natural de Federico II, que había reinado como emperatriz de Bizancio con el nombre de Ana, decidió que su cuerpo fuera enterrado en San Juan del Hospital para lo que ordenó en su testamento que se construyera una capilla entre los contrafuertes del lado de la epístola del ábside (
Del 21/10/97 a 8/10/97. Arqueóloga: Francisca Rubio Gómez.
Del 22/12/97 a 23/12/98.
Durante la intervención de 1926 esta lápida se colocó en el muro occidental de la capilla funeraria. Tras la intervención ha sido depositada en el museo de la Fundación de San Juan.
Según consta en el testamento que su nieto Roderic Llançol de Romaní firmado en 1324.
«Que los lloguers de la casa baxa y ort que estan al costat del pati e o sementeri de dita iglesia co nventual de Sent Joan de l’Espital, sien preses per los administradors meus infrascriptos 40 lliures moneda reals de València, y aquells es convertixquen en fer una cuberta de taulada a la capella del glo riós Sent Tomàs de Vilanova, olim de Santa Maria Madalena, construïda en dit sementeri de Sant Joan de l’Hospital, dexant-ho a la directió de dits mos administradors»
Plan Director, 2000.
Se contactó con el Servicio de Investigación Arqueológica Municipal de Valencia, cuyo director, D. Albert Rivera i Lacomba, experto en arqueología romana verificó y ratificó el hallazgo.
El proyecto fue elaborado por los arquitectos Adolfo Alonso Durá y Juan Pablo Mas Millet.
Solo dos fosas contenían restos de individuos adultos.
Esta fosa fue utilizada hasta la construcción de la capilla barroca de Santa Bárbara.
Al ser construida la capilla barroca de Santa Bárbara, los restos allí enterrados fueron retirados de la sepultura y trasladados a otra ubicación.
El león rampante es la iconografía del escudo de la familia Armengol.
Archivo del Real Colegio de Corpus Christi. Protocolo de Martín de Alagó nº 1902.