MONOGRÁFICO: ROMÁNICO EN SORIA / MONOGRAPH: ROMANESQUE IN SORIA
José Ignacio Murillo
Arqueólogo, Urbe pro Orbe. Madrid.
e-mail: jimurillo@urbeproorbe.com
Francisco José Moreno
Dpto. Historia del Arte I, Universidad Complutense de Madrid.
e-mail: franciscojose.moreno@ghis.ucm.es
RESUMEN
La ermita de Nuestra Señora de Tiermes (Soria), situada sobre el yacimiento romano, ha atraído, por un lado, el interés de aquellos dedicados al yacimiento, y por otro, de la investigación orientada a los problemas de la arquitectura románica de la provincia. Esto ha conllevado que en la actualidad la ermita cuente con una abultada nómina de publicaciones donde se enfrentan diferentes propuestas acerca de su origen. Para unos, es evidente el empleo de fábricas romanas o visigodas en la cabecera del templo y, para otros, su génesis no es anterior al periodo románico. En cualquier caso, sus fábricas originarias han sido la base de una dilatada secuencia de transformaciones. Con el objetivo de confirmar o corregir estas hipótesis, ofrecemos los resultados de la lectura de paramentos del edificio, enfrentándolos con las conclusiones de las investigaciones precedentes.
PALABRAS CLAVE: Estratigrafía muraría; Proceso constructivo; Tipología; Románico; Galería porticada
ABSTRACT
The Chapel of Nuestra Señora of Tiermes (Soria), placed on archaeological Roman site, has attracted the attention of those researchers interested in the site, on one hand, and of those devoted to the Romanesque architecture in the province, on the other. It is therefore that the chapel appears currently in a huge quantity of publications, proposing these different hypotheses regarding its origins. Some researchers defend the reuse of Roman or Visigothic materials in the apse of the church, while others think that this cannot be dated earlier than to the Romanesque period. With the aim of confirming or correcting these hypotheses, the main results of the archaeological analysis of the building are here exposed, comparing them with those conclusions coming from previous works.
KEYWORDS:Wall stratigraphy; Building process; Tipology; Romanesque; Gallery.
Recibido: 26/05/2014; Aceptado: 17/07/2014.
Cómo citar este artículo / Citation: Murillo, J. I. y Moreno, F. J.: “Nuestra Señora de Tiermes (Montejo de Tiermes, Soria). De una ermita que antes fue monasterio y parroquia”, Arqueología de la Arquitectura, 11: e018. doi: http://dx.doi.org/10.3989/arq.arqt.2014.172.
Copyright: © 2014 CSIC. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons Attribution-Non Commercial (by-nc) Spain 3.0.
CONTENIDOS
RESUMEN |
ABSTRACT |
LECTURA DE PARAMENTOS |
CONCLUSIONES |
FICHA TÉCNICA |
LISTADO DE ACTIVIDADES Y UNIDADES ESTRATIGRÁFICAS |
APÉNDICE DOCUMENTAL |
BIBLIOGRAFIA |
La notable atención prestada por los especialistas al templo de Santa María, un destacado ejemplo de la arquitectura románica, sobre el que existen referencias documentales que relacionan su origen con un complejo monástico desaparecido, se ha visto fomentada por su localización dentro del perímetro amurallado de la ciudad romana altoimperial de Termes, uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la provincia soriana. El registro en sus fábricas de materiales decorados de posible adscripción tardoantigua ha ayudado a ampliar el debate sobre una ya extensa bibliografía, con propuestas que retrotraían hasta este periodo su construcción. En la actualidad es una ermita, situada en el término municipal de Montejo de Tiermes, al suroeste de la provincia de Soria.
Diferentes autores recogen que la ermita de Tiermes se asienta sobre estructuras de la ciudad romana, para ellos evidentes en su ángulo noreste (Figueroa 1910Figueroa y Torres, A. 1910: Las ruinas de Tiermes. Apuntes Arqueológicos descriptivos. Establecimiento Tipográfico y Editorial, Madrid.: 17; Taracena 1941Taracena Aguirre, B. 1941: Carta Arqueológica de España. Soria. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid.: 112), llegando a afirmar el propio Gaya (1946Gaya Nuño, J. A. 1946: El románico en la provincia de Soria. Edición facsímil de 2003. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid.: 75) el origen romano de parte de los muros de la estancia allí situada (Fig. 1). Sin embargo, la posterior documentación de fragmentos de escultura catalogada como visigoda en las fábricas del templo fue argumento suficiente para atribuir a una iglesia de época tardoantigua los restos precedentes del ángulo noreste (Ortego 1983Ortego y Frías, T. 1983: “La huella visigoda en territorio soriano”, Boletín de la Sociedad Española de Amigos de la Arqueología, 17, pp. 9-17.: 9). En la actualidad, a raíz de los resultados ofrecidos por las excavaciones arqueológicas efectuadas tanto en el interior como en los terrenos adyacentes a la basílica, estas suposiciones han quedado desestimadas, confirmándose que las cimentaciones de la iglesia corresponden a cronologías medievales (Gutiérrez 2003Gutiérrez Dohijo, E. 2003: “Puntualizaciones sobre la hipótesis de un edificio visigodo alrededor de la ermita de Nuestra Señora de Tiermes (Montejo de Tiermes, Soria)”, en Santos, obispos y reliquias. Acta Antiqua Complutensia III, pp. 173-192. Universidad de Alcalá de Henares, Alcalá de Henares.: 185; Gutiérrez 2007Gutiérrez Dohijo, E. 2007: “La necrópolis hispanovisigoda del área foral de Tiermes”, Pyrenae, 38 (1), pp. 129-162.: 157). Quizá la reutilización de fragmentos esculpidos de filiación visigoda en los muros del aula y estancias anexas, a los que se suman los fragmentos documentados en tumbas, todos de cronologías pleno y bajomedieval (De la Casa e Izquierdo 1992De la Casa, C. e Izquierdo, J. M. 1992: “Aproximación al hábitat visigodo de Tiermes”, en Actas del Segundo Symposium de Arqueología Soriana, pp. 1007-1017. Diputación Provincial de Soria, Soria.), estén apuntando a la presencia de un edificio de dicha cronología que aún no ha sido localizado[1].
Fig. 1. Lectura de Paramentos. Alzado oriental de la ermita de Nuestra Señora de Tiermes |
Los primeros trabajos de investigación sobre la ermita y su pórtico (Fig. 2) sitúa el conjunto en el siglo XIII merced a la inscripción tallada en una de las figuras del grupo escultórico (Fig. 3) situado en el muro sur de su galería porticada (Rabal 1888Rabal, N. 1888: “Una visita a las ruinas de Termancia”, Boletín de la Real Academia de la Historia, 12, pp. 451-471.). Otros autores posteriores adelantan su construcción un siglo por la dependencia del conjunto de fórmulas románicas (Figueroa 1910Figueroa y Torres, A. 1910: Las ruinas de Tiermes. Apuntes Arqueológicos descriptivos. Establecimiento Tipográfico y Editorial, Madrid.: 16). Pero será a partir de la publicación de un pleito de los años 1136 y 1138 por el establecimiento de los límites entre los obispados de Sigüenza, Osma y Tarazona, cuando comencemos a contar con testimonios sobre los primeros edificios cristianos en Tiermes, el cenobio Sancti Salvatoris, del que no existen evidencias identificables, y el Sanctae Marie de Termis, que por la continuidad de su advocación se interpreta que debe corresponder con nuestro templo. Gaya (1946Gaya Nuño, J. A. 1946: El románico en la provincia de Soria. Edición facsímil de 2003. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid.: 74-75) propuso que el claustro monástico se situaba al norte de la iglesia, donde más adelante Palomero (1987Palomero Aragón, F. 1987: “Aproximación a la escultura monumental románica de la ermita de Santa María de Tiermes”, Celtiberia, 37, 73, pp. 127-153.: 129) interpreta que existieron diversas estancias monásticas medievales (Fig. 4). Sin embargo, De la Casa y Rodríguez (1990De la Casa, C. y Rodríguez, J. V. 1990: “Cartelas medievales de Tiermes (Soria)”, en El románico en Silos. IX Centenario de la consagración de la iglesia y el claustro, pp. 559-563. Abadía de Santo Domingo de Silos, Santo Domingo de Silos.: 560) mostrarán posteriormente que las estancias del costado norte son de época moderna.
Fig. 2. Imagen exterior desde el sureste de la ermita de Nuestra Señora de Tiermes (Metria Digital S.L.) |
Fig. 3. Grupo escultórico situado en el interior de la galería sur de la ermita |
Fig. 4.Lectura de Paramentos. Alzado septentrional de la ermita de Nuestra Señora de Tiermes |
La denominación monástica es abandonada ya en el siglo XIII. En el año 1207 se fecha en Sigüenza un documento de concordia entre el concejo de Sotillos y los clérigos de la Iglesia de Tiermes. Y aún en el siglo XV se mantiene como parroquia, como así consta en diferentes documentos de visita[2]. Más tarde, la despoblación del enclave (Rodríguez 2002aRodríguez Montañés, J. M. 2002a: “Ermita de Santa María de Tiermes”, en Enciclopedia del Románico de Castilla y León. Soria, vol. 2, pp. 655-664. Centro de Estudios del Románico, Aguilar de Campoo.: 655) a lo largo del XVI conllevó su conversión en ermita. Entre los años 1645 y 1826 se anotan en los Libros de Fábrica algunas actuaciones efectuadas en sus estructuras y en las dependencias anejas, mayormente durante el siglo XVIII, que con asiduidad se llevan a cabo en «la residencia del santero» (santero que se cita desde 1754: ADO-S, Libro 279/6, s.f. 1754, agosto, 23, Manzanares. La portada de su casa se compone poco después: ADO-S, Libro 279/9, pp. 82-83. 1778, noviembre, 6, Manzanares). En el siglo XIX se constituye la Cofradía de Nuestra Señora de Tiermes, activa en la actualidad.
La galería porticada meridional presenta en su hoja interior una hornacina ojival, donde se cobijan tres figuras con inscripciones que indican que un maestro, de nombre Domingo Martín, construyó la galería en el año de 1182 (Fig. 3). Gaya (1946Gaya Nuño, J. A. 1946: El románico en la provincia de Soria. Edición facsímil de 2003. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid.: 78) considera que el corredor fue levantado con material reutilizado, sustituyendo a otro anterior, como así subraya la medida de los arcos reutilizados (De la Casa 1979De la Casa Martínez, C. 1979: “Los monasterios de San Salvador y Santa María de Tiermes: la documentación y los datos arqueológicos”, Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 82, 3, pp. 525-530.: 529) y los aspectos derivados del análisis de los capiteles (Palomero 1987Palomero Aragón, F. 1987: “Aproximación a la escultura monumental románica de la ermita de Santa María de Tiermes”, Celtiberia, 37, 73, pp. 127-153.: 137). No obstante, para otros autores el empleo de un aparejo en el que se mezclan sillares labrados con hacha y otros con trinchante, así como la ausencia de canecillos, les hace pensar que la estructura porticada actual fue remontada en época post medieval (Rodríguez 2002aRodríguez Montañés, J. M. 2002a: “Ermita de Santa María de Tiermes”, en Enciclopedia del Románico de Castilla y León. Soria, vol. 2, pp. 655-664. Centro de Estudios del Románico, Aguilar de Campoo.: 661). Y tampoco está consensuada la autoría de Domingo Martín, ya que la situación de esta inscripción, tallada en un sillar situado detrás del lugar que ocuparía la desaparecida cabeza de la figura central del conjunto, y por lo tanto no visible, plantea la duda sobre su origen (Gutiérrez 2003Gutiérrez Dohijo, E. 2003: “Puntualizaciones sobre la hipótesis de un edificio visigodo alrededor de la ermita de Nuestra Señora de Tiermes (Montejo de Tiermes, Soria)”, en Santos, obispos y reliquias. Acta Antiqua Complutensia III, pp. 173-192. Universidad de Alcalá de Henares, Alcalá de Henares.: 182).
Las diferentes excavaciones efectuadas en el exterior del templo testimonian la presencia de una prolongada secuencia de enterramientos, con el establecimiento de inhumaciones desde época muy temprana, durante el siglo XI[3]. Junto al podio de la galería porticada, proyectada sobre una colmatación previa que oculta las basas y el umbral de la puerta de acceso meridional, se identificaron, adaptados a su cimentación, una serie de enterramientos que fueron fechados en el siglo XIV (De la Casa y Terés 1984bDe la Casa, C. y Terés, E. 1984b: “Excavaciones arqueológicas en la necrópolis medieval de Tiermes”, en Tiermes II. Campañas de 1979 y 1980. Excavaciones realizadas en la Ciudad Romana y en la Necrópolis Medieval, Excavaciones Arqueológicas en España, 128, pp. 351-416. : 358 y 363).
Pese a la pérdida o el deterioro de buena parte de la escultura en Tiermes, su inserción dentro del ámbito creador del monasterio de Santo Domingo de Silos ha contribuido también a la multiplicación de menciones sobre la ermita. Para Gudiol y Gaya (1948Gudiol, J. y Gaya, J. A. 1948: Arquitectura y escultura románicas. Colección Ars Hispaniae: Historia universal del arte hispánico, vol. 5. Plus-Ultra, Madrid.: 300), en el edificio se identifican dos fases constructivas que llevan asociadas la actividad de dos talleres distintos. El más arcaico y de menor calidad interviene en la decoración de los canecillos bajo el alero de la iglesia y en los capiteles de la portada sur (con una escena del Pecado Original). En su opinión, esas piezas serían una torpe reinterpretación de escenas del ciclo de San Esteban de Gormaz. En cambio, quien se ocupa de la talla de los capiteles de la galería es un maestro local pero formado en el círculo silense. Su temática está estrechamente vinculada a la del claustro burgalés (cestería, grifos, Resurrección de Cristo), con precedentes en la escuela francesa de Moissac y derivación en otros ejemplos del norte de la provincia de Guadalajara. Palomero (1987Palomero Aragón, F. 1987: “Aproximación a la escultura monumental románica de la ermita de Santa María de Tiermes”, Celtiberia, 37, 73, pp. 127-153.: 133) se ocupa de profundizar en estos paralelos, ofreciendo para el primer maestro, además de San Miguel y el Rivero en San Esteban de Gormaz, el pórtico de Aguilera, tallando canecillos y motivos de la portada, a los que el autor suma un capitel reutilizado en la galería. Por su parte, al maestro del pórtico le hace deudor de las fórmulas utilizadas por el segundo taller de Silos (Palomero 1987Palomero Aragón, F. 1987: “Aproximación a la escultura monumental románica de la ermita de Santa María de Tiermes”, Celtiberia, 37, 73, pp. 127-153.: 147). Boto (2000Boto Varela, G. 2000: Ornamento sin delito. Los seres imaginarios del claustro de Silos y sus ecos en la escultura románica peninsular. Abadía de Santo Domingo de Silos, Santo Domingo de Silos.: 219-222) considera que el conjunto decorativo de la galería y sus características iconográficas son propias del contexto monástico, por lo que no descarta que los capiteles y el grupo escultórico con inscripciones correspondan a un claustro desaparecido o inacabado, para el que mantendría la fecha de finales del siglo XII.
Rodríguez (2002aRodríguez Montañés, J. M. 2002a: “Ermita de Santa María de Tiermes”, en Enciclopedia del Románico de Castilla y León. Soria, vol. 2, pp. 655-664. Centro de Estudios del Románico, Aguilar de Campoo.: 658 y 659) defiende que la construcción de la ermita románica posee dos etapas diferenciadas. En la primera se levantaría la cabecera (ábside y tramo recto), el arranque de la nave y los cimientos de la estancia noreste, (interpretando que estos últimos fueron diseñados como el arranque de una torre), para, en una inmediata fase posterior, cerrar el perímetro de la nave y elevar el arco de triunfo. Indica que la cubierta original de la nave sería de madera, sin relación con la serie de huellas verticales situadas en ambos paramentos laterales del aula, que para este autor corresponden a reformas de época moderna (Rodríguez 2002aRodríguez Montañés, J. M. 2002a: “Ermita de Santa María de Tiermes”, en Enciclopedia del Románico de Castilla y León. Soria, vol. 2, pp. 655-664. Centro de Estudios del Románico, Aguilar de Campoo.: 661). Esta propuesta será rebatida por Gutiérrez (2003Gutiérrez Dohijo, E. 2003: “Puntualizaciones sobre la hipótesis de un edificio visigodo alrededor de la ermita de Nuestra Señora de Tiermes (Montejo de Tiermes, Soria)”, en Santos, obispos y reliquias. Acta Antiqua Complutensia III, pp. 173-192. Universidad de Alcalá de Henares, Alcalá de Henares.: 180 y 183), quien identifica en una primera fase la edificación de la cabecera, el aula y la sacristía norte, incluyendo la espadaña de los pies. De acuerdo con la inscripción conservada en el pórtico, deduce que uno originario se construye a finales del siglo XII y es sustituido por la galería actual en el siglo XIII, datación defendida por la tipología ojival de la hornacina de su muro interior. Y entre otras cuestiones, considera que el muro sur de la nave fue reconstruido posteriormente sobre la solución de continuidad vertical que existe entre el ábside y la fachada meridional del aula.
Los trabajos de excavación en el interior de la sacristía alcanzaron a recuperar el suelo de enlosado que hoy está en uso, fechado en torno a los siglos XVII y XVIII (De la Casa y Terés 1984aDe la Casa, C. y Terés, E. 1984a: “Excavaciones arqueológicas en la ermita románica de Nuestra Señora de Tiermes”, en Tiermes II. Campañas de 1979 y 1980. Excavaciones realizadas en la Ciudad Romana y en la Necrópolis Medieval, Excavaciones Arqueológicas en España, 128, pp. 335-349. : 336 y 337). Esta actividad estuvo precedida por trabajos destinados a la eliminación de enfoscados históricos, constatándose hasta cuatro capas de recubrimientos, e incluso de «los falsos pilares de caña con maderas y base de cemento y ladrillos que hacían de soportes de arcos escarzanos rebajados, igualmente falsos» (Fig. 5). De paso, se aprovechó para consolidar el arco de acceso a la sacristía norte y para liberar la embocadura de la capilla mayor de las pilastras «herrerianas» que camuflaban las columnas pareadas románicas originarias (De la Casa y Terés 1984cDe la Casa, C. y Terés, E. 1984c: “Trabajos en el interior de la ermita”, en Tiermes II. Campañas de 1979 y 1980. Excavaciones realizadas en la Ciudad Romana y en la Necrópolis Medieval, Excavaciones Arqueológicas en España, 128, pp. 327-333. : 328-333).
Fig. 5. Lectura de Paramentos. Sección longitudinal septentrional de la ermita de Nuestra Señora de Tiermes |
Lectura de ParamentosTop
Etapa I. Románico I. Elevación de la cabecera
De los resultados de la lectura de paramentos se deduce que la cabecera y la estancia norte constituyen la parte más antigua conservada del edificio originario (A 100, UE 1000), delimitada en su encuentro con los muros laterales de la nave, así como en la parte media de los muros este y norte de la actual sacristía (Fig. 1). El ábside se compone de un tramo recto o presbiterio y de uno curvo o santuario. La planta exterior del tramo curvo es de medio punto sin correspondencia al interior, de medio punto ultrapasada[4], aspecto obviado por trabajos anteriores que pudimos constatar durante este estudio accediendo a la parte trasera del retablo ubicado en él[5].
Esta obra fue construida con sillares de tamaño medio y buena estereometría, aparejados con mortero de cal formando sogas. El material empleado corresponde mayoritariamente a piezas reutilizadas, provenientes del yacimiento romano donde se sitúa, retalladas con hacha a 45º. Son piezas de arenisca rojiza, probablemente extraídas del entorno geológico inmediato. No se reconocen marcas de cantero. El aparejo procura juntas finas, aunque llegan a alcanzar el centímetro, acuñándolas en muchas ocasiones con lajas de pizarra. Con el fin de corregir los desniveles que se producen en las hiladas, se tallan codos. Solo documentamos un mechinal de obra, aunque con reservas, situado al exterior del muro sur del presbiterio (A 100, UE 1142).
Los lienzos, interior y exterior, se elevan sobre un banco (Fig. 6), decorado con perfil mixtilíneo, con un gran bocel en su remate superior y un filete en la parte baja. Los muros carecen de divisiones verticales, tales como columnas, pilastras o arcos ciegos. Un alero soportado por canes, tanto decorados (geométricos, figurados y vegetales) como con perfil de nacela, culmina la obra[6]. En el flanco sur del ábside se sitúan prácticamente todos aquellos que poseen decoración. Las metopas entre los canes son lisas, en tanto que el alero de perfil achaflanado se forma a partir de piezas recortadas que apoyan directamente sobre estos (Fig. 7). El tramo absidal se cubre con una bóveda de horno y el presbiterio con un cañón, arrancando ambos sobre una moldura continua con perfil de nacela y sin decoración (Fig. 8). El presbiterio comunica con el aula por medio de un monumental arco triunfal de medio punto, con una luz de casi seis metros, y estuvo profusamente decorado con columnas dobles de fuste sogueado sobre basas molduradas, soportando capiteles de notables dimensiones y de los que solamente conservamos algún indicio[7]. Finalmente, señalar que las posteriores transformaciones impiden demostrar si el diseño del ábside incluía un vano en el eje central del hemiciclo.
Fig. 6. Zócalo exterior e interior de la cabecera de la ermita. Vistas exteriores tomadas alrededor de su excavación (Figura superior, Luis Caballero Zoreda, 1989) |
Fig. 7. Serie de canecillos originarios bajo el alero del presbiterio en su lado sur |
Fig. 8. Detalle de la imposta que discurre por el interior del hemiciclo del ábside |
Etapa II. Románico II. Construcción del aula y espacios anexos. Pórtico y sacristía
De acuerdo con nuestro análisis, el edificio quedaría concluido en una segunda etapa. Sin someter la cabecera a ninguna modificación[8], se le conecta un aula de nave única de gran anchura, con tres accesos desde el exterior y con una cubierta de madera (A 101, 102 y 103. Fig. 5 y 9). En el lado norte se culmina una estancia auxiliar de planta cuadrangular abovedada (A 101. Fig. 4), con altar propio (A 143), cuyo perímetro había comenzado a ser construido en la etapa anterior. Y recorriendo el costado sur del templo fue levantada una galería de dimensiones y configuración desconocidas (A 104).
Fig. 9. Lectura de Paramentos. Sección longitudinal meridional de la ermita de Nuestra Señora de Tiermes |
La nueva fábrica del aula se reanuda sobre unas prolongadas soluciones de continuidad en la sillería de las esquinas orientales del aula (A 101, UE 1001 y 1022. Fig. 1), con muros de doble hoja que alcanzan al interior el arranque de la cubierta, culminando al menos el testero oriental con un tímpano (A 101, UE 1002, 1017, 1038, 1050 y 1071; A 102, UE 1186; A 103, UE 1003, 1004, 1005 y 1042). Las características del material empleado, piedra arenisca y toba tallada formando sillares de tamaño medio/pequeño, y su aparejo, en sogas que forman hiladas regulares con correspondencia de altura entre paños, relativamente constante (de 40 cm) y empleando de forma generalizada cuñas de pizarra, permite confirmar su sincronía. Y, al igual que en la etapa anterior, no se observan marcas de cantero.
En este segundo momento, se concluyen también los muros de la sacristía, empleando un aparejo y material similar al resto del templo, y abovedándola con un medio cañón ligeramente apuntado que arranca desde una sencilla imposta (A 101, UE 1079, 1081 y 1086). La estancia septentrional se comunica con el aula (Fig. 5 y 10), por medio de un vano, posteriormente adintelado (Etapa IV). También consideramos que este espacio podía haberse iluminado por un vano originario desde el Norte. Concluida la habitación, esta es dotada de un altar de bloque macizo en su lienzo oriental (A 143, UE 1078), que, aunque adosado, presenta características propias de este momento (Sastre 2009Sastre de Diego, I. 2009: “El altar hispano en el siglo VII. Problemas de las tipologías tradicionales y nuevas perspectivas”, en L. Caballero, P. Mateos y Mª. Á. Utrero, (Eds.) El siglo VII frente al siglo VII. Arquitectura, Anejos de Archivo Español de Arqueología, 51, pp. 309-330. Consejo Superior de Investigaciones Científicas-Universidad Autónoma de Madrid, Madrid.).
Fig. 10. Lectura de Paramentos. Secciones de la capilla septentrional de la ermita de Nuestra Señora de Tiermes |
El muro meridional fue proyectado con diversas puertas y ventanas. Hay en él dos accesos, ambos con arco de medio punto, uno prácticamente en el centro del paño, abocinado, con arquivoltas decoradas sobre columnas con capiteles figurados y cimacios-imposta vegetales (es la puerta utilizada hoy día), y otro situado hacia Occidente, más sencillo (cegado en la actualidad). Dos ventanas aspilleras abocinadas con derrame en el alfeizar, únicamente visibles desde el interior y ocultas por la cubierta del pórtico (Fig. 9), iluminaban la nave.
En el muro septentrional del aula, además del acceso a la sacristía, se construyó otra portada centrada, con un arco exterior ultrapasado y otro interior de medio punto, con dintel adovelado (Fig. 5).
El interior de la nave cuenta con dos piezas cúbicas molduradas de arenisca adosadas, una a la base de los muros del ángulo noreste de la nave (A 141, UE 1075) y otra junto a la jamba oeste de la puerta central del muro sur (A 141, UE 1184. Fig. 6 y 9). Sobre esta última, documentamos las huellas del desmonte posterior de un elemento vertical, el cual podría formar parte de una estructura mayor que compartimentaría los muros del aula (Etapa IV).
El edificio románico recibió el añadido de un pórtico adosado en el lado sur. La presencia de dos líneas completas de mechinales superpuestas que cortan sus fábricas (A 104, UE 1049 y 1051) permitieron encastrar los tirantes y los pares que cubriría este espacio.
Es en esta etapa (con techo en la Etapa V) cuando se produce la apertura de una amplia ventana en el eje del hemiciclo absidial (A 151, UE 1012). Se trata de la alteración de los sillares de la fábrica románica para obtener un vano de medio punto sobre impostas horizontales proyectadas (Fig. 11). Sus dimensiones impiden demostrar la existencia de un vano originario más estrecho.
Fig. 11. Secuencia de las transformaciones acaecidas sobre la ventana del eje central del ábside de la ermita de Nuestra Señora de Tiermes |
Por último, también corresponden a esta etapa una amplia serie de agujeros o de líneas de estos a los que resulta extremadamente complicado adjudicarles una función concreta[9]. De hecho debemos tratar esta cuestión con prudencia ya que la sillería, proveniente de la reutilización, podría haber llegado con dichas oquedades abiertas con anterioridad. En tanto que otros pudieran haberse realizado con la misión de servir para instalar obras de arte mueble o estructuras de uso litúrgico hoy desaparecidas.
Así pues, tanto sus características técnicas (abovedamiento de medio cañón de la capilla septentrional), como materiales (sillares), tipológicas (impostas, pórtico adosado) y ornamentales (portada monumental sur) remiten inevitablemente al universo estilístico románico, próximo en el tiempo al observado en la cabecera. Sus límites cronológicos están definidos por los de las etapas que lo flanquean: desde finales del siglo XI y principios del XII, en que pudieran iniciarse las obras del ábside, hasta el siglo XIII en el que, como muy pronto, pudiera datarse la sustitución del pórtico primigenio por el actual. Otras claves para precisar mejor en este sentido las proporcionan las relaciones estilísticas establecidas entre la escultura del pórtico actual de Tiermes y los talleres románicos de Santo Domingo de Silos y su derivación hacia territorios meridionales, con un importante punto intermedio localizado en la catedral del Burgo de Osma (Palomero 1987Palomero Aragón, F. 1987: “Aproximación a la escultura monumental románica de la ermita de Santa María de Tiermes”, Celtiberia, 37, 73, pp. 127-153.; Boto 2000Boto Varela, G. 2000: Ornamento sin delito. Los seres imaginarios del claustro de Silos y sus ecos en la escultura románica peninsular. Abadía de Santo Domingo de Silos, Santo Domingo de Silos.).
Pues bien, a pesar de la opinión de Palomero (1987Palomero Aragón, F. 1987: “Aproximación a la escultura monumental románica de la ermita de Santa María de Tiermes”, Celtiberia, 37, 73, pp. 127-153.: 149), creemos que es imposible relacionar estilísticamente las tallas de los capiteles de la portada con alguno de los del pórtico, ni en cuanto a temática (veterotestamentaria la primera), ni en cuanto a ejecución. Consideramos más evolucionada la mano que talla la galería. Sin embargo, estamos de acuerdo con Boto (2000Boto Varela, G. 2000: Ornamento sin delito. Los seres imaginarios del claustro de Silos y sus ecos en la escultura románica peninsular. Abadía de Santo Domingo de Silos, Santo Domingo de Silos.: 221) en que los relieves de las tres figuras con filacterias con cartelas fueron labradas por el mismo cincel que se ocupó de los capiteles del pórtico[10] (Fig. 12). De ser así, la fecha de 1182 podría corresponder a la de las obras del pórtico hoy desaparecido, cuyas piezas sirven en parte para levantar el actual, momento que encaja perfectamente con el de la aparición en este territorio de los modelos desarrollados por los maestros del segundo taller del claustro silense[11].
Fig. 12. Aparato decorativo de la galería porticada |
Etapa III. La galería meridional
La iglesia de Tiermes (y de acuerdo con la documentación textual, una vez perdido su carácter monástico) debió continuar sin sufrir reformas de calado, hasta que se procedió al desmonte y sustitución del pórtico lateral[12] por otro adosado a su costado sur (A 105, UE 1041. Fig. 2). Es una estructura de planta rectangular, con un podio rematado con gruesas losas con moldura acanalada. La fábrica de sillería está tallada sobre arenisca de diferentes calidades y entre algunas piezas los encuentros son muy estrechos. La talla se efectuó con hacha de filo corto a 45º y son abundantes las marcas de cantero de fino trazo[13] (Terés 1994Terés Navarro, E. 1994: “Signos lapidarios en el pórtico de la ermita”, en Tiermes III. Excavaciones realizadas en la Ciudad Romana y en las Necrópolis Medievales (Campañas de 1981-1984), Excavaciones Arqueológicas en España, 166, pp. 491-497. ). Sobre el podio se abren cinco arcos de medio punto al sur, el central como acceso, y otro igual a este en su flanco oriental. Cada arco, trasdosados con guardapolvos, está flanqueado por parejas de columnas con basas y capiteles dobles decorados (Palomero 1987Palomero Aragón, F. 1987: “Aproximación a la escultura monumental románica de la ermita de Santa María de Tiermes”, Celtiberia, 37, 73, pp. 127-153.; Rodríguez 2002aRodríguez Montañés, J. M. 2002a: “Ermita de Santa María de Tiermes”, en Enciclopedia del Románico de Castilla y León. Soria, vol. 2, pp. 655-664. Centro de Estudios del Románico, Aguilar de Campoo.). Una línea de agujeros cortando la fachada sur del aula, por encima de la cúspide de la cubierta de la nueva galería, señala cual fue la vertiente originaria de su tejado (A 105, UE 1043).
De nuevo detectamos síntomas característicos de la reutilización de materiales (Fig. 13). Las dovelas y guardapolvos ofrecen un desarrollo segmentado de su geometría curva y los capiteles muestran recortes evidentes de su decoración para su correcta adaptación al marco arquitectónico (Fig. 3). La amplia hornacina que, como ya se ha comentado anteriormente, se abre en la hoja interior de un machón de la galería está compuesta por un arco apuntado trasdosado mediante una compleja moldura, con dobles baquetones estilizados que se alternan con escocias. El nicho cobija tres figuras en altorrelieve que, por sus soportes avenerados, consideramos que fueron concebidas para una ubicación diferente.
Fig. 13.Detalle constructivo de la galería porticada |
La nueva galería se edificó a una cota más alta, pavimentada con losas irregulares (A 137, UE 1055) que ocultan las basas de la portada oriental. Probablemente es en este momento cuando se ciega la puerta occidental[14] (A 107, UE 1149). Sobre el pavimento apoya un banco corrido (A 138, UE 1056), realizado con materiales reutilizados, y los diferentes escalones de paso por la galería (A 138, UE 1057, 1058 y 1148).
La mayoría de los trabajos sobre el templo de Tiermes coinciden en apuntar que el pórtico actual ocupa el lugar de otro anterior, reutilizando todo el material decorativo y algunos elementos singulares. De acuerdo con la fecha inscrita en la filacteria, habría sido llevado a cabo a finales del siglo XII. Sin embargo, la combinación de los resultados estratigráficos, los rasgos tecnológicos del aparejo tallado ex novo y las molduras de la hornacina ojival nos conducen a un marco constructivo y decorativo gótico.
Etapa IV. Primeras intervenciones en época moderna: Ampliación norte y espadaña
Es ahora cuando se decide llevar a cabo una importante remodelación estructural de la capilla norte, adosándole una estructura que ocupa el ángulo formado por ella y el muro norte de la nave de la iglesia, de filiación renacentista (A 109, UE 1018, 1021, 1023 y 1084. Fig. 4). Es una obra de sillería arenisca y piedra toba, con predominio de esta última, bien escuadrada, de juntas gruesas con calzos de ajuste. En el centro del lienzo septentrional de la capilla se abre una ventana abocinada de dintel de venera. Y en el nuevo muro norte se construye con gran arco de medio punto rebajado de dovelas molduradas con gruesos boceles. Sobre él, se sitúa una sencilla ventana con jambas, dintel y alfeizar de robustos sillares, con sendos bancos de piedra interiores.
Consideramos posible que, coincidiendo con esta intervención, se reforme el acceso de comunicación entre el aula de la iglesia y la capilla septentrional (A 108, UE 1072. Fig. 14). La nueva puerta, abocinada, se construye con vano de medio punto sobre impostas de nacela que, en su desarrollo hacia el interior, rebaja ostensiblemente su clave hasta convertirlo en casi un arco carpanel. Para ello, amplía el vano originario conservando su jamba oriental y parte de su dintel monolítico.
Fig. 14. Imagen exterior desde el noroeste de la ermita de Nuestra Señora de Tiermes |
Otra intervención de esta etapa es la transformación del testero occidental para construir una espadaña con dos troneras de medio punto[15] (A 113, UE 1113. Fig. 14). Centrada en su arranque sobre el muro originario, contaba con una aspillera. La obra se llevó a cabo con sillería de arenisca de tamaño medio y fue alzada desde un andamio anclado en el muro inferior (A 113, UE 1116, 1120, 1121 y 1122). La parte trasera de la espadaña poseía un cadalso (seguramente en madera y forja), del cual aún quedan huellas después de su desmonte (Etapa VII) y al que se accedía a través de un irregular vano alto que corta el muro en la esquina noroeste del aula (A 113, UE 1104).
En el interior de la nave identificamos el desmonte de elementos verticales originarios de sus muros laterales que, sin función tectónica y separados entre sí 2,50 m, articulaban los paños (A 111. Fig. 5 y 9). La pareja occidental fue seccionada por un coro anterior al actual. La distancia entre ellos es similar (aproximadamente 2,50 m), mientras se alternan huellas anchas[16] (0,90 m) y estrechas (0,40 m). El tipo de piedra utilizado en su relleno es el mismo que el de la iglesia primitiva, pero con módulos más variados y una manera irregular de aparejarlos, posiblemente porque esta obra quedaría oculta tras un enfoscado.
Por último, dentro de estas actividades que consideramos realizadas durante los primeros años de la Edad Moderna, incluimos la apertura de una aspillera adintelada y abocinada con derrame en el alfeizar en el flanco sur de la cuenca absidial (A 110, UE 1008. Fig. 2).
Se deduce de la documentación que, coincidiendo con el final de la Edad Media, el templo pierde su condición de parroquial para convertirse en ermita. Esta circunstancia obliga a realizar una serie de intervenciones en el edificio con el objetivo de adecuarlo a su nueva función. Su nuevo papel dentro de la devoción popular de la zona lleva implícita la construcción de un espacio destinado a la vivienda de quienes se dedican a su cuidado, así como para dar cobijo a los fieles que hasta allí se acercan coincidiendo con las festividades periódicas. Esta debió ser, previsiblemente, la función de las estructuras adosadas al norte.
Etapa V. Segundas intervenciones en
época moderna: Coro desaparecido, óculo y retablo
Pese a la lógica disminución de las actividades asociada a la despoblación del lugar, la veneración a la Virgen de Tiermes se mantiene intacta e incluso parece repuntar a finales del siglo XVIII. Al menos esto es lo que se desprende del análisis arqueológico de su fábrica, puesto que es en estos momentos cuando se instala el gran retablo que hoy cubre todo el hemiciclo absidial y el primer coro adosado a los pies del templo.
Una estructura de madera de forma semicircular, decorada, policromada y estofada, se adapta al hemiciclo del ábside e incluso reproduce su bóveda de horno (A 112, UE 1067). El cuerpo de en medio se sitúa sobre una predela que simula mármoles de colores, dividido con columnas salomónicas y con tres nichos, de los que el central es un camarín con transparente trasero y ocupado por la figura de la Virgen. En sus laterales se abrieron unas puertas que comunican con sendas escaleras, que permiten acceder al pasadizo situado entre el muro del ábside románico y la estructura de madera[17]. Probablemente relacionados con la instalación del retablo se afectan una serie de cortes y roturas en la embocadura del ábside (A 112, UE 1070, 1133 y 1140). Y por la misma razón se ciega la ventana en el flanco meridional (A 112, UE 1011) y en el eje del hemiciclo se le dará más luz a la ya existente (A 152, UE 1073), para así adecuarla a la forma del camarín del retablo de la Virgen (Fig. 11).
A los pies del aula se documenta una serie de rozas y agujeros que permiten identificar la instalación de un coro (A 116, UE 1152, 1153 y 1160). Y consideramos que a partir de este momento se debió transformar la aspillera que iluminaba esta zona con un óculo de doble abocinamiento de mayor luz (A 114, UE 1114 y 1115).
Así pues, la ermita de Tiermes sufrió a inicios del siglo XVIII, probablemente gracias a la devoción popular, la reconfiguración de dos de sus zonas más importantes: la cabecera, con la instalación de un retablo, cuyo encargo se efectuó el año 1721 (Marco 1997Marco Martínez, J. A. 1997: El retablo barroco en el antiguo Obispado de Sigüenza, Diputación Provincial de Guadalajara, Guadalajara. : 478-481), y un coro a los pies.
Etapa VI. Las últimas intervenciones en época moderna
Se incluyen en esta etapa una serie de actividades que el análisis estratigráfico ha permitido individualizar y que, gracias a la documentación, hemos podido interpretar como producto de una remodelación general de la cubierta del aula. Dicha documentación recoge que en el año 1773 el «artesonado» del aula y su testero oriental amenazaban ruina. Las condiciones para solicitar la licencia de construcción proponen edificar una nueva armadura de madera a dos aguas, que aprovechase todo el material posible de la anterior. Esta cubierta descansaría sobre las cabezas de los muros del aula, previamente reconstruido el oriental y rebajado el meridional. Al interior se programa un abovedamiento de ladrillo «a panderete sencillo» con lunetos sobre arcos transversales al aula que directamente apoyaban sobre los pilares originarios de este espacio (Etapa II). Estas mismas condiciones recogen que la tribuna del coro se ha de acortar y que mantendrá su órgano[18].
Las restauraciones han eliminado el acabado interior del templo, del que tan solo conservamos la colocación del coro situado a los pies (A 117, UE 1129 y 1151). Se trata de un forjado para un piso superior, sustentado mediante unos pies derechos de madera que sirven de apoyo para las vigas transversales, encalado (A 117, UE 1130), y al que se accede por medio de unas escaleras laterales formadas por bloques de piedra adosados al muro sur.
Las reformas de los muros perimetrales del aula son aun evidentes, como la apertura de las dos nuevas fuentes de luz en su costado meridional, donde anteriormente fueron clausuradas las aspilleras originarias ocultas bajo la cubierta de la galería porticada. Se trata de una pareja de ventanas rectangulares que cortan la parte superior del lienzo sur (A 118, UE 1044). Muy rudimentarias, ni tan siquiera poseen dintel de piedra, sino que este se constituye gracias al durmiente de la propia cubierta. Esta modificación de las partes altas del muro sur altera la disposición originaria del alero y sus canecillos (A 118, UE 1045) recolocados de manera irregular (Fig. 15).
Fig. 15. Reubicación de los canecillos bajo el alero sur |
Parece aconsejable situar en este momento la proyección de la última de las ventanas (la conservada en la actualidad) en el eje del ábside semicircular (A 153, UE 1013 y 1014), que reduce la dimensión del vano transformado anteriormente para iluminar el transparente del retablo barroco (Fig. 11).
Sin duda, la modificación más notoria corresponde a la ampliación de la «casa del santero» situada sobre el costado septentrional del templo. La ruina o destrucción parcial del edificio anexo precedente hace que sea reedificado con mampostería, cantos y sillares reutilizados[19], cogidos con mortero de bajo contenido en cal e incluso barro (A 115, UE 1029, 1172 y 1173), aumentando su superficie construida y rodeando la esquina noroeste de la iglesia románica (Fig. 4). Para llevar a cabo esta prolongación, se eleva el muro norte de la construcción precedente (A 122, UE 1033) y el muro norte exterior del aula, bajo el alero (A 123, UE 1025 y 1027). La comunicación de la nueva edificación con el aula se efectuaba por medio de la puerta septentrional del muro norte (Etapa II), modificada para adaptar una puerta rectangular con un dintel recto exterior (A 115, UE 1175). Consideramos que puede corresponder también a este momento el corte oblicuo efectuado sobre sus jambas (A 142, UE 1077 y 1092), obteniendo un falso arco mixtilíneo que camufla el de medio punto primigenio. Sobre el mismo muro fue abierto un tosco vano (A 115, UE 1110) que comunicaba el forjado del actual coro con el segundo piso de la nueva edificación. El muro occidental de la sacristía (etapa I/II) es horadado también para habilitar una puerta (A 144, UE 1087) de comunicación con la estancia norte y sospechamos que será en este momento cuando se cegó (A 144, UE 1028) el único acceso exterior conservado de la estancia septentrional originaria añadida (Etapa IV). Identificamos que el interior de la estructura norte estuvo compartimentada por diferentes espacios, de los que conservamos numerosas huellas en sus muros como agujeros individuales, líneas de huecos y cortes (A 149, UE 1177, 1179, 1180 y 1181).
Uno de los usos de las habitaciones del complejo norte adosado a la ermita fue la exposición de exvotos. Contamos con el testimonio excepcional del arqueólogo alemán Schulten (1913Schulten, A. 1913: "Monumentos e historia de Termancia", Boletín de la Real Academia de la Historia, 63, pp. 461-477: 465), quien nos habla de ojos, caras, brazos y piernas moldeadas en cera, así como otros objetos, expuestos como piadoso agradecimiento a la Virgen de Tiermes. El recuerdo de esta práctica se aprecia aún sobre los muros, tanto del interior de la estancia septentrional, como en el pórtico sur (A 147, UE 1080 y 1143), a través de pequeñas piezas de madera a modo de rollizos, de 2 a 4 cm de diámetro, que se insertaban entre las juntas de los sillares y que permitían colgar dichos exvotos.
Para concluir, incluimos alteraciones de menor envergadura, las cuales no parecen haberse producido antes, tales como cortes y roturas que afectan a puntos muy concretos del edificio. Todos ellos tienen en común un claro origen antrópico (A 146, UE 1132; A 148, UE 1150; A 154, UE 1060), derivado del uso continuado de la ermita como centro de culto esporádico y de romería.
Etapa VII. Reformas y restauraciones en los siglos XX y XXI
En la última de las etapas distinguimos un elevado número de actividades que corresponden al uso de los últimos años del santuario mariano, otras cuyo origen se encuentra en el abandono del lugar y, por último, todas aquellas intervenciones encuadradas dentro del proceso de restauración del monumento. Antes de su abandono, se procede a la clausura (A 145, UE 1088. Fig. 10) del arco abierto en la etapa anterior y que comunicaba la sacristía románica con la nueva estancia septentrional, y al cegamiento de dos de las ventanas del muro norte (A 121, UE 1030 y 1031. Fig. 4). Ambas actividades se encuentran directamente relacionadas con la habilitación de un nuevo forjado alto (A 121, UE 1174). Este nuevo acondicionamiento parece ir asociado a parches en el interior de sus muros (A 155, UE 1183). Años más tarde se lleva a cabo la última remodelación en este espacio, llegando hasta nosotros en un estado de decrepitud latente (A 120, UE 1032, 1035, 1036, 1037, 1109, 1111, 1171 y 1185).
La ermita posteriormente fue desposeída de sus atributos litúrgicos y ornamentales internos (A 125, UE 1155 y 1157; A 126, UE 1134, 1135, 1145 y 1146). Por esta razón, los muros muestran agujeros, erosiones y grietas, todos anteriores a la última restauración (A 131, UE 1006, 1007 y 1015; A 136, UE 1019, 1061, 1064, 1065, 1089, 1141 y 1178). Del anclaje de un retablo, antaño situado sobre el altar de la capilla septentrional, identificamos una serie de agujeros alineados en los muros este y norte de dicha habitación (A 134, UE 1082 y 1085). Sin embargo, otros tantos, solo pueden ser interpretados con carácter general, como las huellas dejadas al arrancar elementos del mobiliario litúrgico, cuadros u objetos para la iluminación, entre otros[20].
Llegados aquí nos resta referirnos a las labores de restauración que se han practicado sobre el edificio a lo largo de los últimos años. Solo ha quedado constancia de las llevadas a cabo a finales de los años setenta del siglo pasado[21], coincidiendo con la excavación de los alrededores y algunos ámbitos del interior de la ermita (De la Casa y Terés 1984cDe la Casa, C. y Terés, E. 1984c: “Trabajos en el interior de la ermita”, en Tiermes II. Campañas de 1979 y 1980. Excavaciones realizadas en la Ciudad Romana y en la Necrópolis Medieval, Excavaciones Arqueológicas en España, 128, pp. 327-333. ). Sabemos que durante tal actuación se procedió a la eliminación de los enlucidos históricos en ciertas zonas, mientras que en otras, como los muros del presbiterio, tan sólo fueron objeto de catas con la misión de comprobar la densidad y calidad de estos revocos (A 124, UE 1069).
La intervención más notoria fue la colocación de las cubiertas, tanto de la iglesia como de sus espacios anexos. La nave se cubre con una estructura de madera a dos aguas que apoya directamente sobre la cabeza de los muros perimetrales (A 119, UE 1034 y 1128). Como es habitual, este alfarje contemporáneo se trasdosa con teja curva cogida con un tipo de cemento que delata la modernidad de todo el conjunto (A 119, UE 1026).
Gracias a la lectura estratigráfica, hemos podido detectar una serie de reparaciones localizadas en la zona de la cabecera y en el pórtico sur (A 135). Se trata, fundamentalmente, de reparaciones de agujeros (UE 1010) y reposiciones de algunos sillares y piezas de las fábricas anteriores (UE 1020). Al ser uno de los elementos más característicos del monumento románico, la zona de la galería meridional ha sido objeto de reposiciones puntuales que afectan tanto a sus muros (UE 1053), como a algunas piezas de las arquerías (UE 1046 y 1047) y la portada meridional (UE 1054). De hecho, contamos con algunos indicios que nos hacen sopesar una reubicación de ciertas columnas del pórtico tras corregir un leve pandeo de toda la estructura (A 139, UE 1059).
Todas estas intervenciones estuvieron dirigidas a la recuperación del edificio como centro de culto y a una adecuada presentación dentro del conjunto monumental que supone el yacimiento de Tiermes[22]. Su ejecución se encuentra, en mayor o menor medida, dentro de los parámetros fijados para lo que podría considerarse como una restauración no lesiva con su estructura originaria. Sin embargo, hemos de poner el acento sobre una actuación que no ha beneficiado a las fábricas del monumento y oculta, en muchos casos eliminándola, la documentación histórica que hasta este momento atesoraban sus muros[23]. Nos referimos al ancho rejuntado cementoso que fue aplicado sobre todas y cada una de las juntas de la fábrica de la ermita (A 133, UE 1063 y 1063; A 135, UE 1024 y 1062).
Fig. 16. Síntesis de la secuencia en planta de la ermita de Nuestra Señora de Tiermes a partir de sus elementos conservados |
En primer lugar, es preciso subrayar que, pese a lo propuesto por algunos investigadores, no existen argumentos estratigráficos que permitan seguir defendiendo la presencia de un edificio anterior, ni romano ni visigodo, incluido en la fábrica de la iglesia de Santa María. Aunque es cierto que la gran mayoría del material utilizado en su elevación es de origen romano, no lo es menos que este material fue retallado y ajustado con herramientas y tecnología estrictamente medievales.
La construcción de la iglesia termestina se interrumpe tras levantar íntegramente ábside, presbiterio y arco de embocadura, además de marcar hasta media altura los muros este y norte de la capilla mayor (Etapa I). Descartada la ruina, nos queda dictaminar si esta pausa se prolongó en el tiempo o si, por el contrario, se trata de un mero replanteo del proyecto primigenio. El ábside con alero bajo canecillos nos remite a un momento maduro de este estilo, lo que le situaría en la frontera entre los siglos XI y XII, fecha que no entra en contradicción con la ofrecida por la investigación precedente.
A continuación se acometerán las labores para cerrar por completo la iglesia, dotándola de la caja del aula y la estancia norte (Etapa II). El aula emplea una cubierta de madera y la estancia norte, capilla o sacristía, con un altar correspondiente a esta fase, se cubre con bóveda de medio cañón ligeramente apuntada. Los muros interiores del aula se compartimentan por elementos verticales originarios, sin una clara función estructural, que no alcanzan toda su altura, posteriormente arrancados. Y este espacio se comunica con tres puertas al exterior, tan solo la oriental de su costado meridional con ornamentación propia de su estilo.
Una vez concluido el templo, entendemos que durante el siglo XII, se lleva a cabo la construcción en el lado sur de un pórtico, anterior al conservado hoy en día. Las características de la decoración empleada, propia de los talleres silenses del último cuarto del siglo XII, argumento que unido a la fecha de 1182 que podemos leer dentro de la hornacina interior de la actual galería, delimita el periodo constructivo del aula, adelantándolo siempre a las fechas del primer pórtico.
Desconocemos qué pudo motivar la renovación del costado meridional del templo, donde se edifica una nueva galería porticada (Etapa III). Esta estructura se construye con sillería tallada ex novo y elementos singulares reutilizados (columnas, capiteles, guardapolvos) con el empleo de ajustes que facilitan su combinación. Las esculturas de la hornacina del muro interior muestran rasgos que permiten defender su unidad estilística con respecto a algunos capiteles reutilizados; sin embargo, las molduras estilizadas que trasdosan el arco ojival ofrecen ya características del siglo XIII en adelante.
Los cambios de naturaleza funcional sufridos por nuestra iglesia, convertida en una ermita a partir de la despoblación del lugar durante el siglo XVI, conllevan la construcción de un espacio doméstico para los ermitaños y de acogida a los peregrinos sobre su costado norte y la proyección de la espadaña a los pies (Etapa IV). Probablemente, la ampliación norte ofreciese antes de sus posteriores transformaciones una logia de arcos rebajados similares al aun visible, cegado. Estas reformas ofrecen a la capilla norte nuevas ventanas, con decoración propia del momento postmedieval o renacentista.
A inicios del siglo XVIII se dan las circunstancias adecuadas para acometer importantes reformas en la cabecera y en la nave (Etapa V). En el año 1725 se decora el interior del ábside románico con un retablo muy del gusto barroco dominante, con un camarín iluminado por la ventana del eje central, ampliada para la ocasión. Sin embargo, casi cincuenta años después la cubierta presenta un estado de ruina tal que ha de ser sustituida. Esta reforma conlleva una nueva adecuación del interior del aula, con la construcción de unas bóvedas de lunetos en ladrillo, que se relaciona con la colocación de un coro a los pies, posiblemente en madera, anterior al hoy existente, y del que solo conservamos algunas huellas. Asociamos a esta actividad la apertura de un óculo en el hastial occidental, probablemente para dar más luz a la plataforma del coro.
Más adelante, a lo largo del siglo XIX (Etapa VI), se plantea una profunda remodelación del espacio adosado en el lado norte de la iglesia, ampliándolo hasta rodear al edificio por su esquina noroeste, bajo presupuestos materiales populares. La planta superior se destina a vivienda del santero, mientras que la inferior acoge actividades vinculadas a la piedad popular. Es en este piso inferior, ahora comunicado con el altar de la capilla norte mediante una puerta de gran anchura (tal vez cerrada con una reja), donde fueron expuestos numerosos exvotos como fórmula de agradecimiento hacia la Virgen de Tiermes[24].
También se interviene directamente en el aula, colocándose el coro de madera que actualmente ocupa los pies de la iglesia y abriéndose dos grandes ventanas adinteladas bajo la cubierta del lienzo sur con el objetivo de aumentar la luminosidad en el interior. Esta alteración de la parte alta del muro meridional llevó asociada la reordenación de los canecillos de la cornisa en esta área, quizá el año 1803, como indica la referencia que habla de la «compostura de la cornisa de la ermita» (ADO-S, Libro 279/9, s.p. 1803, enero, 25, Manzanares), lo que explica su extraordinario agolpamiento, la falta de ritmo entre ellos y el mal encaje con la fábrica que les rodea.
El periodo final en la trayectoria del edificio viene definido por tres circunstancias concretas que se pueden situar en el último medio siglo de vida útil de la iglesia; últimas intervenciones de naturaleza funcional, abandono progresivo y recuperación. Por ello consideramos la Etapa VII el paso de ermita a su consideración como monumento histórico.
Aún es posible discernir cuáles fueron las últimas obras realizadas en la casa del santero. Se cierra definitivamente su conexión con la capilla norte mediante el tapiado del acceso abierto en la etapa precedente y se construye el forjado que actualmente divide este complejo en dos plantas. A partir de ahí, la zona será víctima de un rápido proceso de abandono que afectará también a la iglesia, llegando incluso a perder la cubierta del aula, y que se refleja en la gran cantidad de grietas y agujeros que salpican todos sus paramentos. Algunos de ellos pueden tener su origen en la pérdida del mobiliario litúrgico que, necesariamente, debió engalanar su interior.
A finales de los años setenta del siglo XX se acometen las necesarias obras de restauración y la iglesia pasa a formar parte del conjunto histórico-arqueológico de Termes. Las labores se centran en los espacios de culto, olvidándose por completo del conjunto anexo del lado norte, que permanece semiabandonado. Se instala la cubierta de madera y se eliminan de los muros los enlucidos históricos para poder mostrar la fábrica pétrea (Fig. 17), aunque lamentablemente rejuntada con mortero cementoso.
Fig. 17. Vista interior del muro meridional durante el proceso de restauración de la ermita, aun sin rejuntar (Luis Caballero Zoreda, 1989) |
Ficha técnicaTop
Con el objetivo de verificar el alcance de la investigación precedente sobre la ermita de Nuestra Señora de Tiermes, el Proyecto Cultural Soria Románica (Fundación Duques de Soria y Junta de Castilla y León) encargó una planimetría completa y su lectura de paramentos. Planimetría: Metria Digital, S.L. Tratamiento de la planimetría: Francisco Martínez, arquitecto. Equipo de trabajo de campo lectura de paramentos (Agosto 2009): José Ignacio Murillo (coordinación del encargo y tratamiento de la planimetría); Francisco José Moreno (redacción de la memoria); María de los Ángeles Utrero, arqueóloga; Rafael Martín, arquitecto; Irene Mañas, arqueóloga; Jesús Bermejo, arqueólogo; Simona Trudu, historiadora del arte. Recopilación de la documentación en archivo: Josemi Lorenzo (historiador, Proyecto Cultural Soria Románica).
La autoría de las figuras es de los autores del texto, salvo cuando se indiquen otras referencias.
Listado de Actividades y Unidades EstratigráficasTop
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(Lectura y transcripción de Josemi Lorenzo Arribas, Proyecto Cultural Soria Románica)
1751 [s.d.] Manzanares (ADO-S, Libro 279/6, s.f., v): Visitó su merced la ermita de Nuestra Señora de Tiermes, que halló con aseo y decencia, y en el libro de cuentas de sus limosnas queda su aprobación.
1754, agosto, 23, Manzanares (ADO-S, Libro 279/6, s.f., r-v): Se le pasan en data 212,5 reales que lo ha importado el hacer el campanario nuevo de Nuestra Señora de Tiermes, con materiales. || (f. v) 4 medias de trigo y lo mismo de centeno que se le dan al santero de Nuestra Señora de Tiermes en dichos dos años.
1760, agosto, 9, Manzanares (ADO-S, Libro 279/6, s.f., r): Se le pasan en data 124 reales y 7 mrs que lo han importado el retejo, teja y demás materiales con los jornales de los oficiales del portalejo de Nuestra Señora de Tiermes.
1773, agosto, 20 (Archivo Diocesano de Sigüenza. Sección Civil, año 1773-05, doc. 5): Condiciones por la cuales se ha de ejecutar la obra que se pretende hacer en la iglesia parroquial del lugar de Montejo y son las siguientes:
1.- Primera condición, que se ha de desmontar el tejado y paredón del cierzo y, desmontado que sea, se volverán a sacar los cimientos, al mismo grueso que hoy tiene, y sacados que sean, según han la línea recta de la capilla mayor hasta / la elección del talud, que se ha de guardar la misma altura del de la capilla mayor y torre, y este se ejecutará de piedra de sillería labrada, como el antiguo de la torre, y ejecutado así, subirá el calicanto hasta la altura de dejar libre el arco toral de la capilla mayor, para que no impidan a la vuelta de las bóvedas que se han de ejecutar, y el paredón del medio día se rebajará todo lo necesario hasta encontrar lo firme para volver a levantar sobre él la altura del otro, y enrasados que sean, con sus gruesos y largos que sean, se sentarán sus nudillos y soleras de cuarta y sexma para sentar los tirantes, que serán de pie y cuarto y, sentados que sean, se estribarán según arte, siendo los estribos de cuarta, y ejecutado lo referido, se sentarán sobre dichos tirantes sus tijeras de tercia, para aprovechar toda la madera de la antigua armadura, todo bien clavado, con la clavazón correspondiente así, solera, estribos, y tirantes, tijeras, cuartonadas, cinta, que estas serán de cuarta y sexma, como la tabla, y ejecutada dicha armadura, se retejará sobre tortada de barro toda la teja, cogiendo boquillas y caballetes y respaldos de cal.
2.- Es condición que, rematado todo lo referido, que es echar agua fuera, se seguirá con la elección de las bóvedas de cuerpo de iglesia, habiendo criado (sic, creado) en la pared nueva sus pilastras al / tiempo de su nacimiento, sentando sus basas de piedra de sillería, como demuestra la planta, hasta la altura necesaria de la vuelta que demuestra la pla[n]ta, adonde nacerá el arco del reparto de cada bóveda, y este arco será de asta y media de grueso, y de ancho lo que demuestra la planta, dejando en dichos arcos sus rebajos para el asiento de las bóvedas.
3.- Es condición que dichas bóvedas se ejecutarán de ladrillo a panderete cencillo (sic, sencillo), echándolas sus lengüetas hasta adonde les corresponda y manda el arte, y sus anchos correspondientes en lunetos y bóveda, dándolas por encima una mano de yeso negro, y se guarnecerán como demuestra el diseño, así bóvedas como pilastras y cornisa, la que seguirá toda la longitud de la iglesia de un lado y otro, y su hechura correspondiente a la de la capilla mayor, para que haga uniformidad.
4.- Es condición de que se ha de acortar la tribuna y se ha de dejar solo de ancho 9 pies, esta se ejecutará entre el empotro de las dos paredes de la iglesia formando, en lugar de la vieja, un arco / de ladrillo de dos dobles, y en línea del cierzo, se meterán sus muñecones de madera, lo menos de cuarta, en cuadro para formar una repisa para el asiento del órgano, y para la subida de dicha tribuna se ha de desbaratar la que hoy tiene, para dar más ámbito a la iglesia, y se ha de ejecutar en el hueco de la torre, junto a la pila del bautismo, un caracol para subir a dicha tribuna y torre.
5.- Es condición que dicha obra se ha de ejecutar y concluir a toda satisfacción, así cornisa exterior de sillería demostrada para los paredones, como remates de todos, tejado de la iglesia y torre, como revocos exteriores, ventanas demostradas con sus vidrieras y redes, como puertas de tribuna y torre, blanqueos y tarimas de sepulcros, si alguna se devorase, se ha de reedificar de nuevo, de forma que todo haya de quedar concluido así por lo exterior como por lo interior sin que haya que gastar después de concluida material alguno, y estos si acaso se hubiese olvidado alguna que incluir, como es antes de empezar a demoler nada el hacer un cerramiento / a la capilla mayor, para poder celebrar los oficios divinos y evitarla del polvo, y custodia de altares.
6.- Y dicha obra debajo de todo lo referido y acondicionado digo, tendrá de costo de manos y materiales, aprovechándose el maestro de los antiguos materiales de esta fábrica, y no ser de su cargo el apeo de los altares, 10.290 reales de vellón, y por ser así lo firmé.
1776, enero, 30, Manzanares (ADO-S, Libro 279/9, pág. 47): Se le pasan en data 56 reales y 18 mrs que lo han importado los vidrios necesarios para las vidrieras del transparente de Nuestra Señora de Tiermes, la de la sacristía de esta iglesia, sus marcos para ellas y trabajo del maestro que las puso.
1778, noviembre, 6, Manzanares (ADO-S, Libro 279/9, pp. 68-69): Que el referido vicario tenga más cuidado en que no caigan goteras, por haberse advertido no haber habido en esto ni en la ermita de Nuestra Señora de Tiermes la menor solicitud, siendo informado su merced que en algunas temporadas ha faltado el santero, que es el que cuida de su fábrica y lámpara, proviniendo esto de que no se le deja a dicho santero algunas de las heredades que corresponden a la ermita y entran agregadas a esta iglesia, mediante lo cual, y para que / los santeros se puedan mantener y estar de continuo a la vista y cuidado de la ermita e imagen, manda su merced que por su justo precio se le dejen o arrienden algunas de las heredades, y señaladamente las que estuviesen más inmediatas a la ermita, para poderlas administrar sin faltar a su obligación y obviar otros inconvenientes que se le originan con los ganados domesticos.
1778, noviembre, 6, Manzanares (ADO-S, Libro 279/9, pp. 82-83): Es data 129 reales y 8 mrs que costó / la compostura de la portada de la casa del santero Nuestra Señora de Tiermes...
1786, octubre, 10, Manzanares (ADO-S, Libro 279/9, pp. 123-124): Es data 1.293 / reales y 9 mrs que lo ha importado la obra de levantar el tejado de la capilla mayor de esta iglesia [de Manzanares], madera, ripia y jornales, y de la [ermita] de Tiermes para poner un tirante nuevo y entablar un pedazo de tejado.
1794, noviembre, 20, Manzanares (ADO-S, Libro 279/9, s.p., r): Es data 69 reales, importe de la madera y jornales gastados en la compostura de la cocina de Nuestra Señora de Tiermes.
1801, febrero, 5, Manzanares (ADO-S, Libro 279/9, s.p., r): Es data 256 reales [y] 26 mrs que lo ha importado la obra empezada en el pórtico y chimenea de la ermita de Nuestra Señora de Tiermes, madera, tablas, ripia, yeso, clavazón y jornales. || Es data 48 reales que ha pagado a la santera de la ermita de Nuestra Señora por razón de su ocupación y trabajo según y conforme ha corres- / pondido a un año de los dos de su mayordomía, no abonándose el otro a causa de no residir en dicha ermita.
1803, enero, 25, Manzanares (ADO-S, Libro 279/9, s.p., r): Es data 294,5 reales que lo han importado los jornales de los maestros y del mayordomo, clavos, yeso y ripia, que se han consumido en la compostura del cementerio de la ermita y casa de Nuestra Señora. || Es data 485 reales gastados en la compostura de la cornisa de la ermita de Nuestra Señora.
1808, diciembre, 7, Manzanares (ADO-S, Libro 279/9, s.p., v): Son data 10 reales, coste de dos peones que se echaron en la composición de la cocina y puerta de la sacristía de Nuestra Señora de Tiermes.
2002, diciembre, 31 (Libro en Despacho parroquial, ff. 26v-27r): Durante el presente año se han realizado obras en el Santuario de «Nuestra Señora de Tiermes», consistentes en el rejuntado de las piedras del interior y de la espadaña, restauración de un arco que comunica con el Anexo y el descubrimiento de otro arco en la sacristía. Esta obra, promovida y solicitada por el santuario, ha sido financiada al 50% por la Junta de Castilla y León y por el santuario. || (f. 27r) Obras realizadas en la ermita: 12.701,97 euros.
NOTASTop
[1] Para una reciente propuesta de localización ver Gutiérrez (Gutiérrez 2007Gutiérrez Dohijo, E. 2007: “La necrópolis hispanovisigoda del área foral de Tiermes”, Pyrenae, 38 (1), pp. 129-162.). |
[2] De la Casa Martínez, C. 1979: Excavaciones en torno a la ermita románica de Nuestra Señora de Tiermes (Montejo de Tiermes, Soria): Asentamiento medieval, Tesis de licenciatura, Madrid (Manuscrito). A partir de J. Loperráez (Colección diplomática citada en la descripción histórica del obispado de Osma, Madrid, 1788) y T. Minguella (Historia de la Diócesis de Sigüenza y de sus Obispos, Madrid, 1910). |
[3] De la Casa, C. y Terés, E. 1984: Memoria de excavación de la ermita románica de Nuestra Señora de Tiermes, Informe manuscrito depositado en el Archivo del Museo de Soria. |
[4] Esta característica la encontramos en otras iglesias sorianas como la de Los Llamosos (Gaya 1946Gaya Nuño, J. A. 1946: El románico en la provincia de Soria. Edición facsímil de 2003. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid.: 107), la ermita de Ntra. Sra. de Barruso (Rodríguez 2002bRodríguez Montañés, J. M. 2002b: “Ermita de Nuestra Señora de Barruso”, en Enciclopedia del Románico en Castilla y León. Soria, vol. 2, pp. 605-608. Centro de Estudios del Románico, Aguilar de Campoo.: 608) o incluso la iglesia del Rivero en San Esteban de Gormaz, al menos de acuerdo con la planimetría más reciente (Hernando 2002Hernando Garrido, J. L. 2002: “Iglesia de Nuestra Señora del Rivero (San Esteban de Gormaz)”, en Enciclopedia del Románico en Castilla y León. Soria, vol. 2, pp. 876-882. Centro de Estudios del Románico, Aguilar de Campoo.: 878). |
[5] Por esta razón, el juego de planos que empleamos para efectuar la Lectura de Paramentos tampoco reflejan correctamente la geometría interior del ábside. |
[6] Contabilizamos un total de 28 canecillos (16 decorados y 12 lisos) que recorren la parte superior externa del hemiciclo absidial. |
[7] No apreciamos representación de cesterías decorando las piezas situadas bajo los capiteles de la embocadura al ábside (Rodríguez 2002bRodríguez Montañés, J. M. 2002b: “Ermita de Nuestra Señora de Barruso”, en Enciclopedia del Románico en Castilla y León. Soria, vol. 2, pp. 605-608. Centro de Estudios del Románico, Aguilar de Campoo.: 659). |
[8] No apreciamos alteraciones en la embocadura para conseguir una nave más alta que la inicialmente prevista (García 2012García Gómez, F. 2012: Románico soriano. Arte y patrimonio. Universidad Europea Miguel de Cervantes, Valladolid.: 167). |
[9] Este es un resumen con la ubicación topográfica de los mismos: Muro norte del presbiterio, al exterior. A 101, UE 1016; Muro norte aula interior. A 101, UE 1040, 1098, 1101, 1102, 1103 y 1112; A103, UE 1090; Muro norte aula exterior. A 101, UE 1176; Muro sur aula interior. A 101, UE 1154, 1159, 1161, 1162, 1166, 1167 y 1168; A 103, UE 1182. |
[10] En concreto, los de la Visitación y el del grupo de hombres con túnicas. |
[11] Se trata del taller que llevó a cabo la construcción y ornamentación de las pandas oeste y sur del claustro silense, además de las portadas del templo. Su cronología queda fijada entre los años 1158 y 1187 (Boto 2000Boto Varela, G. 2000: Ornamento sin delito. Los seres imaginarios del claustro de Silos y sus ecos en la escultura románica peninsular. Abadía de Santo Domingo de Silos, Santo Domingo de Silos.: 140). La irradiación de modelos procedentes del cenobio burgalés en esta zona (entre otros, en la catedral de El Burgo de Osma) la lleva este autor hacia 1182, precisamente por la inscripción del pórtico de Tiermes (Boto 2000Boto Varela, G. 2000: Ornamento sin delito. Los seres imaginarios del claustro de Silos y sus ecos en la escultura románica peninsular. Abadía de Santo Domingo de Silos, Santo Domingo de Silos.: 198). |
[12] Los mechinales del pórtico anterior fueron cubiertos con tacos de piedra ajustados al tamaño de cada uno de los agujeros (A 106, UE 1052). |
[13] Aunque falta un estudio sistemático de las marcas de cantería en nuestra arquitectura, la experiencia de nuestro equipo en edificios bajomedievales nos lleva a considerarlas propias de este periodo, como en el ábside mayor de la basílica de San Isidoro de León o la iglesia de Santa María en Villalcázar de Sirga (Palencia). |
[14] La pérdida de su consideración como templo monástico (y consecuentemente, también de la necesidad de accesos independientes para fieles y miembros de la comunidad) pudo determinar la clausura del acceso occidental. |
[15] En la documentación escrita consta la ejecución de «un nuevo campanario» en el año 1754 (ADO-S, Libro 279/6, s.f. 1754, agosto, 23, Manzanares). |
[16] Las huellas de mayor dimensión en el muro sur pueden ser puestas en relación con otras de similar ancho (UE 1144). |
[17] Su restauración puso en evidencia que el retablo actual es la suma de elementos de dos etapas diferentes, correspondiendo a la primera, y por lo tanto anterior, la zona central. Los autores del estudio desconocen si el retablo originario, de reducidas dimensiones, perteneció a esta iglesia (Cambium Restauración S.L. 2008: Memoria final de la restauración del retablo de la ermita de Tiermes (Soria), Informe manuscrito depositado en la Junta de Castilla y León). |
[18] Archivo Diocesano de Sigüenza. Sección Civil, año 1773-05, doc. 5. 1773, agosto, 20. |
[19] Es aquí donde aparecen muchas de las piezas de filiación visigoda. |
[20] Este es un resumen con la ubicación topográfica de los mismos: Agujeros al interior del testero occidental. A 127, UE 1117, 1118, 1119, 1123, 1124, 1125 y 1126; A 128, UE 1127; Agujeros situados a diferentes alturas en los muros laterales del aula, al interior. A 129, UE 1068, 1091, 1093, 1094, 1095, 1096, 1097, 1099, 1100, 1105, 1106, 1107, 1108, 1131, 1136, 1137, 1138, 1139, 1156, 1158, 1163, 1164, 1165, 1169 y 1170; Agujeros en el muro sur de la nave, al exterior. A 132, UE 1009 y 1048. |
[21] El año 1977 se instaló al interior del templo, junto a la cabecera, una placa conmemorativa (A 130, UE 1074). |
[22] Declarado Bien de Interés Cultural, con categoría de Monumento, mediante Real Decreto del día 30/07/1982. |
[23] Esta circunstancia supone una dificultad añadida para efectuar la identificación estratigrafía del conjunto. En la documentación escrita consta que fue ejecutado en el año 2002 (Libro en Despacho parroquial, ff. 26v-27r, 2002, diciembre, 31). |
[24] A comienzos del siglo XX, sus muros se encontraban plagados de exvotos de diversa naturaleza, tal y como constata tras una visita el investigador Schulten (1913Schulten, A. 1913: “Monumentos e historia de Termancia”, Boletín de la Real Academia de la Historia, 63, pp. 461-477.: 465). |
[25] La serie de libros de fábrica consultada en el ADO-S comprende: Libro 279/5: [Sin título] (1626-1654); Libro 279/6: [Sin título] (1751-1753); Libro 279/9: Libro de la fábrica de este lugar de Manzanares que da principio con la visita del año de 1770 (1770-1826). Además, se consultó un libro conservado en el Despacho parroquial de El Burgo de Osma, todavía vivo (sin título), y los fondos de la Sección Civil del Archivo Diocesano de Sigüenza. |
BibliografíaTop
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○ | De la Casa, C. y Terés, E. 1984c: “Trabajos en el interior de la ermita”, en Tiermes II. Campañas de 1979 y 1980. Excavaciones realizadas en la Ciudad Romana y en la Necrópolis Medieval, Excavaciones Arqueológicas en España, 128, pp. 327-333. |
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