1. BREVE CONTEXTO HISTÓRICO
⌅Tras la conquista, en 1248, de la que fuera antigua capital del califato almohade por el monarca castellano leonés Fernando III, después del largo asedio al que fue sometida Išbīliya (García Sanjuán 2017: 22García Sanjuán, A. 2017: “La conquista de Sevilla por Fernando III (646 h/1248). Nuevas propuestas a través de la relectura de las fuentes árabes”, Hispania, LXXVII, 255, enero-abril, pp. 11-41. https://doi.org/10.3989/hispania.2017.001 ), su hijo, Alfonso X concedería al concejo de Sevilla, en 1253, un vasto alfoz que representaba el límite espacial de sus dominios. Se incluían en él amplios territorios ubicados al norte de la capital hispalense, sede de la autoridad concejil, a la que la monarquía encomendará la guarda y defensa de toda su Tierra.
La labra a finales del s. XIII de las fortalezas erigidas en el límite noroccidental del alfoz de Sevilla, integradas en la red castramental conocida historiográficamente como la Banda Gallega, respondió en origen a la necesidad de demarcar la jurisdicción de la Tierra de Sevilla en un ámbito fuertemente ruralizado y débilmente poblado, falto de articulación defensiva que aportase debida cohesión espacial (Casquete de Prado 1994: 181Casquete de Prado Sagrera, N. 1994: “Dos castillos de tiempos de Sancho IV: Cumbres Mayores y Santa Olalla (Huelva). Notas sobre su origen y función”, Estudios de Historia y de Arqueología Medievales, X, pp. 173-188.). Ultimada la conquista militar de este territorio histórico y derivada de la propia secuencia espacial en que hubo de materializarse la misma, surgió un conflicto territorial entre el concejo de Sevilla y las órdenes militares del Hospital, del Temple y de Santiago que motivó la necesidad de construcción de los castillos de Cumbres y Santa Olalla (García Fitz 1998: 231García Fitz, F. 1998: Política Internacional, conflictos jurisdiccionales y construcciones militares a finales del siglo XIII en la Sierra de Aroche: los castillos de Cumbres y Santa Olalla”, en J. L. Carriazo Rubio y J. M.ª Mina Andrades (eds.), Huelva en la Edad Media: Reflexiones y nuevas perspectivas veinte años después, pp. 229-280. Universidad de Huelva, Huelva.), viniendo a constituir tales limes demarcatorios de las tierras de realengo y las encomiendas a tales órdenes militares una “franja de fricción” derivada de la “falta de polarización, de delimitación nítida de zonas de influencias entre los centros de población y de jurisdicción importantes” (García Fitz 1998: 261García Fitz, F. 1998: Política Internacional, conflictos jurisdiccionales y construcciones militares a finales del siglo XIII en la Sierra de Aroche: los castillos de Cumbres y Santa Olalla”, en J. L. Carriazo Rubio y J. M.ª Mina Andrades (eds.), Huelva en la Edad Media: Reflexiones y nuevas perspectivas veinte años después, pp. 229-280. Universidad de Huelva, Huelva.) .
El proceso de “encastillamiento” persiguió no solo la reorganización del poblamiento frágil y disperso de estos espacios de frontera sino también “la ocupación de facto de sectores fronterizos de dudosa pertenencia a Castilla” (González Jiménez 1989: 222González Jiménez, M. 1989: “Poblamiento y frontera en Andalucía (ss. XIII-XV)”, Revista de la Facultad de Geografía e Historia, 4, pp. 207-224.). Se persiguió así fijar población en estos espacios periféricos, alejados de toda centralidad ostentada por la capital concejil, para garantizar la integridad de sus dominios y su control político y fiscal. Operando ya en el s. XIV, en el contexto de las hostilidades con el vecino reino de Portugal derivadas de las reclamaciones territoriales en virtud de sendos derechos de conquista, vinculadas a la “cuestión del Algarve”, una labor defensiva determinante frente a eventuales incursiones provenientes de la Raya lusa. Estas fortalezas de la Banda Gallega operaron un control estratégico de la vereda de Portugal materializado a través de la interacción visual de la fortaleza de Encinasola, ubicada a pocas leguas de la frontera, con las de Cumbres de San Bartolomé y Cumbres Mayores, así como procurando la vigilancia de la rivera del Múrtiga a través del castillo de Torres una vez que el mismo, construido en origen por la Orden del Hospital para la Corona de Portugal, pasó a la jurisdicción castellana (Fondevilla 2019Fondevilla Aparicio, J. J. 2019: “La Banda Gallega y el castillo de Las Cumbres. Control estratégico del territorio histórico: espacio y frontera en el limes septentrional del alfoz sevillano en la Baja Edad Media”, E-Strategica, 3, pp. 145-192. https://www.journal-estrategica.com/pdf/numero-3/la-banda-gallega-y-el-castillo-de-las-cumbres.pdf ).
Esa situación de vulnerabilidad cierta de su límite septentrional se tradujo en la puesta en marcha por el concejo de Sevilla de un programa constructivo que en este concreto ámbito geográfico se iniciaría con la erección de la imponente fortaleza de Santa Olalla del Cala (Valor y Casquete de Prado 1994: 478Valor Piechotta, M. y Casquete de Prado, N. 1994: “El castillo de Cumbres Mayores (Huelva). Una aproximación a la arquitectura militar de la segunda mitad del siglo XIII”, Historia Instituciones Documentos, 21, pp. 473-499.), cuya construcción fue autorizada por la cancillería real de Sancho IV de Castilla, en virtud del privilegio suscrito en la villa de Toro, el 4 de noviembre de 1293, por el que se autorizaba al concejo de Sevilla a la construcción de dos castillos para la protección de sus fronteras “uno en las Cumbres e otro en Santaolalla” (AMS, Secc. 1º, cap. 4º, fol. 30), decretando el cobro durante seis años de quinientos maravedís de las tercias reales en los lugares de Almadén de la Plata, Cala, El Real de la Jara, Santa Olalla del Cala y Cumbres Mayores.
El límite septentrional del alfoz de Sevilla lindaba con territorios afectos a la encomienda de la Orden Militar de Santiago, integrados en el priorato de San Marcos de León, surcados por la principal vía de penetración que unía el valle del Guadalquivir con la meseta, la Vía de la Plata. Esta antigua calzada romana, ajustando su trazado, mantuvo su vigencia funcional en la Baja Edad Media, articulando en sentido vertical este espacio geográfico, que representaba la principal arteria de penetración espacial sobre el reino de Sevilla, no solo dotada de dimensión militar sino preeminentemente vinculada a funcionalidades ligadas al comercio y tránsito de mercancías, personas y ganado.
Su traza respondía a un eje franco que, atravesando las estribaciones montañosas de la Baja Extremadura avanzaba hacia el sur adentrándose en las altiplanicies que circundaban la capital hispalense, conduciendo directamente hacia una Sevilla que pronto entendería la necesidad imperiosa de procurar un control estratégico sobre la misma, al objeto de garantizar la integridad territorial de sus dominios, así como habilitar un control fiscal sobre el tránsito de ganado y mercancías. En tal sentido resultaba relevante la tributación en concepto de portazgo del ganado trashumante que suponía un ingreso relevante para las arcas del concejo de Sevilla en esta demarcación de la Sierra de Aroche.
Estas fortalezas aportaron también protección frente a los malhechores que asaltaban sus caminos (Casquete de Prado 1994: 173Casquete de Prado Sagrera, N. 1994: “Dos castillos de tiempos de Sancho IV: Cumbres Mayores y Santa Olalla (Huelva). Notas sobre su origen y función”, Estudios de Historia y de Arqueología Medievales, X, pp. 173-188.; Valor y Casquete de Prado 1994: 478Valor Piechotta, M. y Casquete de Prado, N. 1994: “El castillo de Cumbres Mayores (Huelva). Una aproximación a la arquitectura militar de la segunda mitad del siglo XIII”, Historia Instituciones Documentos, 21, pp. 473-499.). Por tales funcionalidades de protección ofrecida a sus pobladores y a quienes transitaban por caminos históricos como el de El Realejo o la propia Vía de la Plata, se concedió en 1273 franqueza por parte de Sevilla a El Real de la Jara, denotando con ello su relevancia en la estrategia de fijación de población en la zona y en la securización de itinerarios de tránsito (Casquete de Prado 1994: 181Casquete de Prado Sagrera, N. 1994: “Dos castillos de tiempos de Sancho IV: Cumbres Mayores y Santa Olalla (Huelva). Notas sobre su origen y función”, Estudios de Historia y de Arqueología Medievales, X, pp. 173-188.).
La triangulación defensiva sobre la Vía de la Plata se completaría con la construcción, a lo largo del s. XIV, de las fortificaciones de El Real de la Jara y Cala, que ultiman el dibujo poliorcético (Fig. 1) estando interconectadas visualmente entre sí (Romero y Rivera 2004Romero Bomba, E. y Rivera Jiménez, T. 1999: “El yacimiento andalusí del Cerro de Santa María, Santa Olalla del Cala (Huelva)”, en Actas de las XII Jornadas de Patrimonio de la Comarca de la Sierra, Aracena, pp. 329-341. Diputación Provincial de Huelva, Huelva.; Fondevilla, Romero y Rivera 2012Fondevilla Aparicio, J. J., Romero Bomba, E. y Rivera Jiménez, T. 2012: Fortificaciones Bajomedievales de la Banda Gallega. Caracterización del itinerario cultural transfronterizo. Consejería de Cultura, Junta de Andalucía, Huelva. ; Fondevilla 2016: 195Fondevilla Aparicio, J. J. 2016: “Análisis geoespacial de la articulación defensiva de la frontera noroccidental del alfoz de Sevilla en la Baja Edad Media”, en Actas de las Segundas Jornadas sobre Historia, Arquitectura y Construcción fortificada. Madrid 6 y 7 de octubre de 2016, pp. 179-198Instituto Juan de Herrera, Fundación Cárdenas y Centro de Estudios José Joaquín de Mora, Madrid.). Sin embargo, la interconexión visual entre esta tríada de fortalezas no era total, dado que desde el castillo de Santa Olalla era nítidamente perceptible el de El Real de la Jara, pero no el de Cala, ocultado por el obstáculo visual que representa la Sierra del Cerrado. Desde el Real de la Jara, sí resultaban visibles tanto la fortaleza de Cala como la de Santa Olalla, sirviendo de enlace que posibilitaba la interconexión indirecta entre ellas.
2. OBJETIVOS Y METODOLOGÍA
⌅El objetivo de la investigación abordada consistió, en primera instancia, en el análisis geoespacial preciso del sistema poliorcético conocido, diseñado para el control estratégico de este espacio geográfico, estudiando las interacciones espaciales entre fortalezas y sus relaciones de intervisibilidad, para el control visual del territorio histórico. Una vez analizado este, el segundo objetivo fue establecer una metodología predictiva destinada a identificar áreas de alta probabilidad de existencia de nuevas arquitecturas defensivas complementarias respecto de la red de fortalezas existentes no detectadas hasta la fecha. Se optó para tal fin por el uso de metodologías de Evaluación Multicriterio (EMC) implementadas a través de Sistemas de Información Geográfica (SIG) (Barredo 1996Barredo, J. L. 1996: Sistemas de Información Geográfica y Evaluación Multicriterio en la Ordenación del Territorio. Editorial Ra-Ma, Madrid.). El primero de los apartados referente al análisis geoespacial fue ya abordado en detalle en una publicación específica (Fondevilla, Rivera y Ampliato 2018Fondevilla Aparicio, J. J., Rivera Jiménez, T. y Ampliato Briones, A. 2018: “La torre del Alto del viso y la fortaleza de Santaolalla (Huelva) en la Baja Edad Media: análisis geoespacial de un enclave estratégico”, Cuadernos de Arquitectura y Fortificación, 5, pp. 55-88.). Es por ello que en este artículo centraremos la atención en la metodología utilizada para la producción de la cartografía predictiva, identificando variables espaciales que puedan constituir factores coadyuvantes o limitantes.
La cuenca visual acumulada (Wheatley 1995Wheatley, D. 1995: “Cumulative viewshed analysis: a GIS based method for intervisibility, and its archaelogical application”, en G. Lock y Z. Stancic (eds.), GIS and Archaeology: a European Perspective, pp. 170-185. Taylor & Francis, Londres. ; Wheatley y Gillings 2000Wheatley, D. and Gillings, M. 2000: “Vision, Perception and GIS: developing enriched approaches to the study of archeological visibility”, en G. Lock (ed.), Beyond the Map: archaeology and spatial technologies, pp. 1-28. IOS Press, Oxford., 2002Wheatley, D. y Gillings, M. 2002: Spatial Tecnology and Archaelogy. Taylor & Francis, Viena.) de las fortalezas de Cala, Santa Olalla del Cala, El Real de la Jara y Almadén de la Plata, define un área de interacción visual entre ellas, gradándose el espacio controlado entre los valores 0 y 4 según el número de castillos desde el que es visto esa determinada celda del MDE rasterizado (Fig. 2). Los valores nulos ilustran espacios desde los que no existe interconectividad visual. Si lo que se busca es la existencia de una posible fortaleza que complemente el dibujo defensivo reforzando el control sobre el territorio, la misma ha de estar conectada visualmente al resto de la red de fortalezas, para que puedan interaccionar conformando un sistema defensivo coherente. Es por ello que aquellos espacios en los que el valor era nulo quedaron excluidos del análisis. Por el contrario, el resto de espacios que resultaban visibles por una, dos, tres o las cuatro fortalezas se incorporaron como factores gradando su peso en función del número de enclaves fortificados desde el que era controlado ese espacio geográfico.
La primera labor abordada fue la del modelado espacial, generando un Mapa Digital de Elevaciones (MDE) a partir de las isohipsas de la Base Topográfica Nacional a escala 1:25.000 (BTN25), en formato shapefile (ETRS89-29N) del Instituto Geográfico Nacional (IGN), construyendo un TIN (Triangular Irregular Net) vectorial, obtenido por triangulaciones de Delaunay dispuestas entre los vértices orográficos que definen la morfología de la superficie, y rasterizando a continuación el mismo para obtener un MDE ráster con una resolución adaptable a las distintas escalas de análisis. Para estos geoprocesamientos de optó por una resolución de 5 m de tamaño de la celdilla, definiendo ámbitos de análisis territorial de 25 m2. Sobre este relieve orográfico se georreferenciaron las entidades espaciales y se vectorizaron y trazaron sus geometrías y su topología espacial, a la cual se vincularon los atributos temáticos descriptivos, conformando un modelo híbrido o georrelacional.
Por geoprocesamiento espacial se obtuvieron las variables orográficas del territorio así modelizado, rasterizándose a la misma precisión del MDE a efectos de su consideración en los respectivos procedimientos analíticos, junto al resto de variables ambientales y culturales (Fernández Cacho 2009: 25Fernández Cacho, S. 2009: “Bases conceptuales y metodológicas de los modelos predictivos en Arqueología”, en MAPA: Modelo Andaluz de Predicción Arqueológica, pp. 8-32. Colección e-ph cuadernos. Junta de Andalucía, Consejería de Cultura, Sevilla. Disponible en: https://www.juntadeandalucia.es/organismos/culturaypatrimoniohistorico/iaph/servicios/publicaciones/detalle/78712.html?lang=es&mobile=true.). Como factores de estudio se tomaron en consideración la elevación orográfica, la pendiente orográfica, la proximidad a la red hidrográfica, la distancia a limes demarcatorios o fronteras interiores históricas y la distancia al principal eje de vertebración territorial, la Vía de la Plata, en su trazado histórico que no es exactamente coincidente con la actual autovía ni con el de la carretera nacional. Para el cálculo de las distancias a la red hidrográfica, como el parámetro de estudio era el de proximidad espacial se optó por calcular buffers de distancia recta o euclidiana. Por el contrario, dada la anisotropía del medio físico, fuertemente marcado por su relieve orográfico, como parámetro de cálculo para evaluar las distancias de recorrido a las fronteras o límites y a la Vía de la Plata, se acudió al concepto de distancias ponderadas, considerando la relación entre distancia y coste de desplazamiento espacial (LLobera 2000Llobera, M. 2000: “Understanding movement: a pilot model towards the sociology of movement”, en G. Lock (ed.), Beyong the Map, Archaeology and Spatial Technologies, pp. 65-84. IOS Press, Amsterdam.; LLobera y Sluckin 2007Llobera, M. y Sluckin, T. J. 2007: “Zigzagging: Theoretical insights on climbing strategies”, Journal of Theoretical Archaeology, 249, pp. 206-217. https://doi.org/10.1016/j.jtbi.2007.07.020 ; Murrieta 2012Murrieta Flores, P. 2012: “Understanding human movement through spatial technologies. The roe of natural areas of transit in the Late Prehistory of Southern-western Iberia”, Trabajos de Prehistoria, 69, 1, pp. 103-122. https://doi.org/10.3989/tp.2012.12082 ) según niveles de impedancia o resistencia al desplazamiento.
Para la obtención de los valores sintéticos de impedancia espacial (Bermúdez 2004Bermúdez Sánchez, J. 2004: “Creación de Rutinas o Macros con el Programa IDRISI: el Cálculo Acumulado de Visibilidades y Rutas Óptimas”, en J. C. Martín de la Cruz y A. M.ª Lucena Martín (coords.), Actas del I Encuentro Internacional. Informática aplicada a la investigación y la gestión arqueológicas, pp. 407-418. Universidad de Córdoba, Córdoba.; López Romero 2005López Romero, R. 2005: “Cálculo de rutas óptimas mediante SIG en el territorio de la ciudad celtíbera de Segeda. Propuesta metodológica”, Saldvie 5, pp. 95-111.; Herzog 2013Herzog, I. 2013: “Theory and practice of cost functions”, en F. J. Melero, P. Cano y J. Revelles (eds.), CAA´2010 Fusion of Cultures, Abstracts from the 38th Conference of Computer Applications and Quantitative Methods in Archaeology, pp. 375-382, Granada. ) se elaboró una capa de fricción o rugosidad, por álgebra de mapas, combinando la pendiente y la curvatura orográfica que afecta a la velocidad y la dirección de desplazamiento, definiendo gradientes de tránsito espacial que vinculan los parámetros de distancia-coste. Las redes hidrográficas se estratificaron en función de su caudal, asignando a las mismas valores de impedancia que condicionaban el tránsito. No existen en este ámbito geográfico cauces de suficiente escala como para conformar barreras infranqueables, se trata de una red hidrológica cuyo caudal y escorrentía es de marcado régimen estacional. Para el desarrollo de las fases metodológicas del proceso EMC, estos factores se normalizaron y estandarizaron (Fig. 3) para que resultasen superponibles espacialmente y operables por álgebra de mapas. Cada factor se correspondía así con entidades geográficas estructuradas en capas temáticas que permitían ser procesadas para abordar la resolución de los problemas espaciales complejos a cuyas solicitaciones se les sometió en el contexto de este estudio (Malczewski 1999: 97Malczewski, J. 1999: GIS and Multicriteria Decision Analysis. John Wiley & Sons, Inc New York.).
Para el desarrollo del procedimiento EMC, implementado a través de tecnologías SIG, en esta investigación se optó por un modelo compensatorio aditivo (Barba-Romero y Pomerol 1997Barba-Romero, S. y Pomerol 1997: Decisiones multicriterio. Fundamentos teóricos y utilización práctica. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Alcalá, Alcalá de Henares.) para la evaluación de alternativas, instrumentalizados a través del método de Sumatoria Lineal Ponderada (SLP), en virtud del cual cada alternativa de estudio se halla por sumatoria de las sucesivas multiplicaciones de cada factor normalizado por sus respectivos pesos. El resultado de este procedimiento fue la obtención de cartografía predictiva resultante de la combinación, por álgebra de mapas, de las distintas capas de información sometidas a un geoprocesamiento espacial de superposición ponderada en base a los pesos y criterios de estudio referidos (Fig. 4).
Los análisis anteriores se refieren a operaciones llevadas a cabo sobre conjuntos nítidos o discretos integrados por cada uno de los factores de estudio. En la investigación, a efectos de depurar aún más el modelo analítico, se optó por incluir metodologías aditivas fundadas en los principios de la lógica borrosa. Esta aplicación de la lógica borrosa al proceso analítico permitió definir un sistema multivaluado que opera una transición suave entre los límites de las categorías de los factores de estudio (Borrough 1989Borrough, P. A. 1989: “Fuzzy mathematical methods for survey and land evaluation”, Journal of Soil Science, 40, pp. 477-492.).
La asignación y superposición borrosa requiere la previa definición del modelo en términos lingüísticos (Zadeh 1968Zadeh, L. A. 1968: “Probability measures of fuzzy events”, Journal of Mathematical Analysis and Applications 23, pp. 421-427. https://doi.org/10.1016/0022-247x(68)90078-4 ). La “fusificación”, o conversión de las variables nítidas en variables borrosas o difusas, precisó la determinación de los grados de pertenencia de cada variable a cada conjunto borroso a través de la asignación de funciones de pertenencia borrosa µA(x) (Borrough y McDonnell 1998Borrough, P. A. y McDonnell, R. A. 1998: Principles of Geographical Information Systems. Oxford University Press, New York.) (Fig. 5).
3. RESULTADOS ANALÍTICOS
⌅3.1. Resultados analíticos del procedimiento EMC de variables discretas
⌅La Superposición Lineal Ponderada arroja unas áreas potenciales gradadas en rangos de potencialidad (1-8) que, en su tramo máximo, correspondiente con la mayor probabilidad de existencia de una fortaleza, define un valor de 6,99 ha, representando un 0,02 % del área total de estudio, que se corresponde con un espacio geográfico de 31.190,37 ha (Fig. 6).
3.2. Resultados analíticos del procedimiento de superposición booleana binaria
⌅La superposición booleana da como resultado un mapa predictivo bivaluado, en el que cada celdilla obtiene un valor binario (0 para la potencialidad nula y 1 para los suelos aptos). El modelo arroja como aptos una superficie de 1.207,50 ha, que se corresponde con un 4 % del ámbito geográfico evaluado (Fig. 7).
3.3. Resultados analíticos del procedimiento de Superposición Borrosa de variables continuas fusificadas
⌅La Superposición Borrosa da como resultado un mapa predictivo que representa áreas potenciales de presencia de fortalezas que adopta valores continuos dentro del intervalo [0,1]. “Desfusificando” los datos resultantes y reclasificándolos en 9 rangos obtenemos para la mayor área potencial una superficie de 14,93 ha que se corresponde con un 0,05 % del ámbito geográfico evaluado (Fig. 8).
4. DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS. LOCALIZACIÓN DE LA TORRE DEL ALTO DEL VISO Y CÁLCULO DE LA CUENCA VISUAL COMPLEMENTARIA
⌅Caracterizado el patrón de distribución espacial de estas fortalezas y las variables que en forma de factores y limitantes influyen en su pautas locacionales, los modelos lógicos predictivos definidos permitieron inferir espacios en los que existía una potencialidad de existencia de tales fortificaciones integrantes del sistema castral, que permiten grafiar áreas de distinto potencial arqueológico o “sensibilidad” diferencial (Fernández Cacho 2009: 8Fernández Cacho, S. 2009: “Bases conceptuales y metodológicas de los modelos predictivos en Arqueología”, en MAPA: Modelo Andaluz de Predicción Arqueológica, pp. 8-32. Colección e-ph cuadernos. Junta de Andalucía, Consejería de Cultura, Sevilla. Disponible en: https://www.juntadeandalucia.es/organismos/culturaypatrimoniohistorico/iaph/servicios/publicaciones/detalle/78712.html?lang=es&mobile=true.) que han de ser contrastadas in situ a través de prospecciones arqueológicas. El modelo inductivo-deductivo propuesto se asienta en un posicionamiento hermenéutico en el acercamiento a la escala crono-espacial del territorio histórico analizado, en el que la orografía constituyó un factor determinante en la estrategia de fortificación.
En los tres modelos lógicos predictivos expuestos se consigue reducir ostensiblemente el área potencial de susceptibilidad de presencia de fortalezas, circunstancia que permite la prospección de un territorio más abarcable. Dentro de estas áreas se significan dos ámbitos espaciales bien diferenciados. El primero de ellos se corresponde con un espacio en el que se erige una fortaleza conocida de origen andalusí, el castillo de Santa Marta (Romero y Rivera 1999Romero Bomba, E. y Rivera Jiménez, T. 1999: “El yacimiento andalusí del Cerro de Santa María, Santa Olalla del Cala (Huelva)”, en Actas de las XII Jornadas de Patrimonio de la Comarca de la Sierra, Aracena, pp. 329-341. Diputación Provincial de Huelva, Huelva.), en sus proximidades se detectó en la prospección espacial realizada una ermita bajomedieval, que ilustra la existencia de poblamiento asentado en ese lugar tras su conquista cristiana, si bien la misma no se ubica en su cumbre. Se trata de un emplazamiento dotado de una enorme prevalencia hipsográfica desde el que se controla un amplio espacio, pero en el que no se documentó ningún registro que correspondiera a una fortaleza de cronología bajomedieval cristiana sino emiral.
El otro espacio especialmente significado en el modelo predictivo se correspondía con una elevación orográfica ubicada en la cordillera del Viso en la que no se conocía la existencia de ninguna fortaleza. La prospección arqueológica de este espacio permitió la detección de la Torre del Alto del Viso (Fig. 9), que se eleva sobre un altozano próximo a la fortaleza de Santa Olalla del Cala, hacia poniente de la misma. Su emplazamiento se ubica dentro del área de mayor potencialidad arrojada por cada uno de los modelos predictivos (EMC y Fuzzy) y adscrita, a su vez, a los ámbitos espaciales definidos como aptos en el modelo booleano. Se trata además del único espacio en el que el estudio de la cuenca visual acumulada de las cuatro fortalezas de realengo arrojaba un valor acumulado de 4, es decir, que se trata de un espacio controlado visualmente por los cuatro castillos, con los que interaccionaba visualmente. Su caracterización edilicia ha sido abordada en el artículo antes referido (Fondevilla, Rivera y Ampliato 2018Fondevilla Aparicio, J. J., Rivera Jiménez, T. y Ampliato Briones, A. 2018: “La torre del Alto del viso y la fortaleza de Santaolalla (Huelva) en la Baja Edad Media: análisis geoespacial de un enclave estratégico”, Cuadernos de Arquitectura y Fortificación, 5, pp. 55-88.).
La Torre del Alto del Viso presenta una amplia cuenca visual que complementa la del castillo de Santa Olalla del Cala, posibilitando el enlace óptico entre este y Cala (Fig. 9). Su cuenca visual es también netamente complementaria respecto de la cuenca visual acumulada de las fortalezas de Santa Olalla del Cala, Cala, El Real de la Jara y Almadén de la Plata, aportando control estratégico respecto de los caminos provenientes de poniente que surcaban horizontalmente los dominios de la Tierra de Sevilla en la Baja Edad Media (Fig. 10) confluyendo en la Vía de la Plata en el punto exacto en el que se erigió el castillo de Santa Olalla, que representaba, en tal sentido, un nodo espacial, que permitía un control efectivo de estos dos ejes axiales de vertebración territorial.
La metodología predictiva desarrollada detecta otros espacios aún no prospectados considerados de media o a alta potencialidad, que pueden arrojar nuevos hallazgos referentes a la detección de atalayas, o torres camineras o de itinerario que sirviesen de apoyo al sistema nuclear de fortalezas conocidas, aportando una herramienta de análisis espacial que permite el estudio sistémico de las interacciones del conjunto castral que funciona como una red estructurada apostada sobre un territorio histórico al que aportaban guarda y defensa. Estas fortalezas protagonizaron hacia la Baja Edad Media un proceso de encastillamiento del territorio que dio sustento a las estrategias repobladoras, fijando el poblamiento al resguardo de sus imponentes torres y lienzos de muralla, conformando, en suma, hitos referenciales de un paisaje cultural al que dotaron de articulación espacial, constituyendo nodos en torno a los que se jerarquizaba el espacio castral.