Arqueología de la Arquitectura 20
enero-diciembre 2023, e137
ISSN: 1695-2731, eISSN: 1989-5313
https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2023.004

ESTUDIOS / STUDIES

El conjunto de Bāb al-Sabʿ: evolución de un acceso en la ciudad palatina de Fās al-Ǧadīd (Fez, Marruecos)*Este trabajo se ha desarrollado como parte del proyecto de investigación “The White City (al-Madīna al-Bayḍāʾ). Historiographic, Archaeological and Architectural approach to the Marinid Royal City of Fes El Jdid (Morocco)” subvencionado por la fundación Alexander von Humboldt entre 2021 y 2023.

The complex of Bāb al-Sabʿ: evolution of an access to the palatine city of Fās al-Ǧadīd (Fez, Morocco)

Íñigo Almela Legorburu

Museum für Islamische Kunst - Staatliche Museen zu Berlin, Alemania

https://orcid.org/0000-0002-9634-5374

RESUMEN

Se presenta el estudio de un conjunto de estructuras medievales y modernas que resulta fundamental para conocer la historia de Fez la Nueva y la arquitectura defensiva del Occidente islámico. En este punto de la ciudad, permanecen los restos de un dispositivo militar novedoso en su contexto histórico, de modo que es preciso analizarlos con el objetivo de confirmar la cronología insinuada por las fuentes escritas, así como precisar su configuración y evolución.

Palabras clave: 
arquitectura islámica; puerta; arquitectura medieval; Magreb; meriní; paisaje urbano.
ABSTRACT

This article deals with a set of Medieval and Modern structures which are essential to know the history of New Fez and the defensive architecture of the Islamic West. At this point of the city, there are still the standing remains of a novel military device considering its historical context and they deserve therefore to be analysed in order to confirm the chronology suggested by written sources, as well as to specify their original configuration and evolution.

Key words: 
Islamic architecture; gate; Medieval architecture; Maghreb; Marinid; urban landscape.

Recibido: 15-12-2022. Aceptado: 28-02-2023. Publicado: 14-03-2023

Cómo citar este artículo/Citation: Almela Legorburu, Í. 2023: “El conjunto de Bāb al-Sabʿ: evolución de un acceso en la ciudad palatina de Fās al-Ǧadīd (Fez, Marruecos)”, Arqueología de la Arquitectura, 20: e137. https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2023.004

CONTENIDO

1. INTRODUCCIÓN

 

Aunque constituida hoy como un barrio más de Fez, Fās al-Ǧadīd (Fez la Nueva) fue fundada en el siglo XIII como una ciudad independiente destinada a albergar el aparato cortesano, administrativo y militar del recién creado sultanato meriní. Sin embargo, su papel central se mantuvo a lo largo de todo el periodo e incluso conservó algunas de sus funciones en los siglos siguientes, por lo que la ciudad experimentó inevitablemente una evolución con adaptaciones, ampliaciones e incluso remodelaciones. Por ello, y como es de esperar, todas estas características dieron lugar a un conjunto urbano significativo en el que los principales gobernantes contribuyeron con la edificación de equipamientos públicos y con un sistema defensivo de gran solidez.

De esta suerte, a pesar de la dificultad que presenta el estudio de un conjunto urbano vivo, entre los abundantes restos arquitectónicos que permanecen fosilizados en el paisaje actual aún es posible reconocer enclaves que ofrecen la oportunidad de llevar a cabo un estudio algo más minucioso. Tal es el caso de la histórica puerta septentrional de la ciudad que, además de ocupar un lugar singular junto al río Fez, concentra en su entorno próximo varias estructuras que han protagonizado fases importantes de su desarrollo (Fig. 1). Así, este conjunto patrimonial está formado por: la puerta fundacional; un conjunto hidráulico; y una puerta avanzada (Bāb al-Sabʿ) acompañada de una plaza-puente fortificada sobre el río. Todo ello relativo a la Edad Media, pero sucedido por intervenciones posteriores de gran trascendencia como la fábrica de armas del siglo XIX.

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Figura 1.  Relación de Fez la Nueva con Fez la Vieja y ubicación del conjunto de Bāb al-Sabʿ (Elaboración propia a partir de Google Earth).

De entre todas estas estructuras destaca Bāb al-Sabʿ, una puerta de características monumentales cuyo diseño es hasta el momento único en el Occidente islámico medieval. De hecho, tal es la fuerza escenográfica de la misma que, a día de hoy, es empleada como telón de fondo para el festival de música sacra de Fez, único momento del año en el que los ciudadanos pueden disfrutar de esta construcción como parte del paisaje urbano (Fig. 2). Ahora bien, esta estructura y las demás que se relacionan con ella carecen de un estudio que se haya interesado por documentarlas y analizarlas, aspecto que dificulta aún más su vinculación con un periodo histórico concreto1Incluso, aunque las fuentes escritas ya adelantan que Bāb al-Sabʿ es una obra meriní, los trabajos monográficos más recientes dedicados a la arquitectura de esta dinastía no muestran ningún interés por ella (Salmon 2021).. Además, el hecho de tratarse de una construcción singular que presenta variación con respecto a la tipología habitual de puerta de aparato en este contexto, suscita más dudas sobre su cronología y plantea la posibilidad de que sea resultado de reformas posteriores.

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Figura 2.  Bāb al-Sabʿ. Fotografía histórica en la que se retrata la salida procesional del sultán Mawlāy Yūsuf hacia el nuevo mexuar alauí en 1916. A la derecha, acueducto y puerta de la fábrica de armas (Commander Larribe, álbum titulado “Le Maroc Pittoresque” con notas de Alfred Bel, publicado por Georges Bertrand Editeur d’Art, París). Disponible en: https://darbalmira.com/historic-fes/

En cuanto a su estado de la cuestión, la única aproximación que podemos señalar hasta el momento corresponde a Bressolette y Delarozière (1982-1983)Bressolette, H. y Delarozière, J. 1982-1983: “Fès el-Jedid de sa fondation en 1276 au milieu du XXe siècle”, Hespéris Tamuda, 20-21, pp. 245-318., quienes realizaron el primer y único estudio de la ciudad palatina a través de un artículo que concentra gran cantidad de datos. Asimismo, entre las bondades que presentaba su perspectiva se halla una visión diacrónica de la ciudad y un interés por desvelar su evolución, aspecto que no debe subestimarse, pues, aunque el artículo se publicó en los años 80, su labor había sido llevada a cabo mucho antes. Además, su método de trabajo compaginaba la prospección de los entornos no urbanizados con la exploración de estructuras históricas, atendiendo en ocasiones al paisaje y las relaciones estratigráficas. Sin embargo, lo que prometía ser el comienzo de un gran proyecto, finalmente se redujo al mencionado artículo que, al fin y al cabo, resulta superficial si se recurre a él para profundizar en las estructuras e incluso en el aspecto urbano. A ello debe sumarse, de igual forma, la falta de documentación, así como de precisión en las herramientas y métodos, lo que hace imperioso retomar su labor. En definitiva, no coincidimos con su propuesta, ya que, para el periodo meriní, consideran la ciudad prácticamente inmutable, mientras que para nosotros engloba varias transformaciones trascendentales.

Por todo ello, el presente trabajo persigue el objetivo de documentar el conjunto de Bāb al-Sabʿ y analizarlo en la medida de lo posible para determinar su evolución y caracterizar cada una de sus fases. Para ello, nos valdremos de aquellos puntos en los que se pueden observar relaciones estratigráficas, sin embargo, esta operación se ve bastante restringida debido al enfoscado de cemento que se ha aplicado de forma casi general y que nos obliga a apoyarnos de forma complementaria en aspectos tipológicos para poder plantear lecturas sensatas y lo más objetivas posibles. Asimismo, se ha tratado de esbozar de forma preliminar una contextualización histórica y urbana del enclave por medio de datos extraídos de fuentes escritas. Estas han sido exploradas con bastante detenimiento de tal forma que puedan contribuir en el estudio, pero su aportación queda sujeta a las comprobaciones que ofrece el registro material.

2. MARCO HISTÓRICO Y URBANO

 

2.1. La creación de al-Madīna al-Bayḍāʾ (La Ciudad Blanca)

 

Una vez establecida la sede de la dinastía meriní en Fez y unificado el territorio con la conquista de Marrakech en 1269, el sultán Abū Yūsuf Yaʿqūb al-Manṣūr (r. 1258-1286), hijo del fundador ʿAbd al-Ḥaqq, emprende la construcción de una ciudad palatina tras su exitosa campaña militar en al-Andalus. A pesar de que podría haber optado por reformar y ampliar la antigua alcazaba almohade, muy lejos de ello prefirió aislarse y desvincularse de la misma, un modelo que también emplearon en Ceuta, Algeciras y Tremecén. Entre los motivos que pudieron animarlos a ello, en primer lugar, cabe mencionar la complicación que supuso la instalación de la dinastía en la ciudad ante la hostilidad de sus ciudadanos, que siempre estuvieron dispuestos a rebelarse. En segundo lugar, esta nueva urbe vendría a ser el cerebro desde el que gestionar todo el territorio meriní, albergando, además de la residencia del sultán, una nueva infraestructura administrativa y militar. Ambos aspectos se dejan ver en la crónica de Ibn Marzūq (1311/1312-1379) quien reconoce Fez la Nueva como residencia principal para el sultán y sus oficiales; como punto en el que centralizar las riquezas y tributos del estado y como forma de aislar los contingentes militares (Ibn Marzūq 1977: 102Ibn Marzūq. 1977: El Musnad: Hechos memorables de Abu l-Hasan, Sultán de los benimerines, trad. M. J. Viguera Molins. Instituto Hispano-Árabe de Cultura, Madrid.; 1981: 116Ibn Marzūq. 1981: al-Musnad al-ṣaḥīḥ al-ḥasan fī māṯir wa-maḥāsin mawlānā Abī al-Ḥasan, ed. M. J. Viguera Molins. al-Šarika al-Waṭaniyya li-l-Našr wa-l-Tawzīʿ, Argel.).

En primer lugar, parece razonable tomar como referencia el medio natural y los elementos más destacados que componen el territorio para poder entender los motivos que llevaron a elegir el enclave (Fig. 3). Así, desde un punto de vista geográfico e hidrológico, se trata de una posición estratégica sobre un leve altozano junto al río Fez y aguas arriba con respecto a Fez la Vieja (Fās al-Bālī), de modo que tenía a su alcance diversos suministros de agua provenientes de fuentes y arroyos, así como también gozaba de prioridad a la hora de tomar aguas del río. Además, en términos poliorcéticos, estos cursos del entorno conformaban un conjunto defensivo de gran peso. Por un lado, el río Fez rodeaba la plaza por el norte y, por otro lado, el arroyo Oued Mehraz lo hacía por el sur discurriendo por un barranco que es bastante escarpado en algunos puntos. En lo que respecta al río Fez, podemos suponer que desde un principio discurría pegado al frente septentrional de la ciudad palatina fundacional, precisamente, delante de sus murallas. Asimismo, uno de los elementos urbanos más destacados de este entorno es el camino histórico que desde la puerta de Bāb al-Maḥrūq, en Fez la Antigua, se dirigía hacia el oeste. Este debía de existir desde antaño y constituía una de las rutas más transitadas, en tanto que conectaba con la vecina ciudad de Meknés, pero también con Rabat en la costa atlántica.

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Figura 3.  Fez la Nueva. Plano hipotético de la ciudad palatina al final del periodo meriní (siglo XV). Elaboración propia.

Por lo que corresponde a la fundación, el testimonio más detallado y cercano a los hechos es el aportado por la obra anónima al-Ḏaḫīra al-saniyya fī tārīḫ al-dawla al-marīniyya, que,aunque seguramente incompleta, en ella se dedica una sección propia a la construcción de la Ciudad Blanca:

El Príncipe de los Musulmanes Yaʿqūb determinó la construcción de una ciudad que debía ser la sede de su soberanía y asiento de su autoridad, habitándola tanto él como su corte y su séquito. El domingo 3 de šawwāl (año 674 H / marzo 1276) cabalgó y llevó consigo a los maestros de obra (ʿurafāʾ), albañiles (bannāʾīn) y sabios en construcción (ahal al-maʿrifa bi-l-ṣanāʾiʿ). Entonces eligieron su ubicación junto al río de Fez y emprendió la excavación de sus cimientos. El alfaquí y astrólogo (muʿaddil) Sulaymān al-Ġ.yāš y Muḥammad b. al-Ḥabbāk consultaron los agüeros y determinaron que la fundación fue realizada bajo un horóscopo afortunado y en un momento de buen augurio dotado de baraka […]. A ella llegan todos los tributos (ḫarāǧ) de al-Maġrib […]. Una vez que concluyó la construcción de la muralla de esta ciudad feliz de Fez la Nueva, ordenó la construcción de la Gran Mezquita (al-Ǧāmiʿ al-Kabīr) […]. En el mes de ramadán del mismo año mencionado [1281] se construyó la macsura de la mezquita mencionada y también se construyeron en la ciudad mencionada los zocos desde Bāb al-Qanṭara hasta Bāb ʿUyūn Ṣinhāǧa. Además, construyó un gran baño y ordenó a sus oficiales y visires la construcción de sus propias casas (al-Ḏaḫīraal-saniyya 1972: 161-163Al-Ḏaḫīra al-saniyya. 1972: Al-Ḏaḫīra al-saniyya fī tārīḫ al-dawla al-marīniyya, ed. ʿAbd al-Wahhāb b. Manṣūr. Dār al-Manṣūr li-l-Ṭibāʿa wa-l-Wirāqa, Rabat.).

De tal modo, en lo que atañe a su morfología, la ciudad fundacional podría coincidir con el trazado más compacto y nuclear que hemos podido documentar, en torno al cual se desarrollan las ampliaciones y recintos anexos. De hecho, aunque se trata del recinto más antiguo, aún conserva gran parte de su perímetro amurallado, que únicamente queda oculto por completo en el chaflán suroeste. En este flanco la muralla fue absorbida por el crecimiento del sector palatino moderno, aunque parece haber influido en el trazado de las edificaciones y los patios.

Por otro lado, resulta interesante cómo esta primera ciudad se estructuró interiormente. Tal y como reflejan las fuentes y los elementos supervivientes, contaba con los atributos esenciales de una ciudad islámica (mezquita aljama, sede del poder y zoco) y con dos puertas de acceso. En cuanto a los dos accesos principales (Bāb al-Qanṭara y Bāb ʿUyūn Ṣinhāǧa), podemos suponer que, independientemente de que hayan experimentado alteraciones materiales, corresponden con las dos puertas conservadas actualmente. De hecho, su ubicación fijó en adelante dos nodos de gran relevancia para el sistema urbano, ya que entre ambas puertas se trazó una gran calle que constituye la arteria principal que vertebra la ciudad. Además, estos dos nodos estaban dispuestos estratégicamente para conectar con los elementos y vías principales, especialmente la puerta septentrional (Bāb al-Qanṭara o Puerta del Puente), que es la que nos interesa en este trabajo, pues constituía la conexión más importante con la ciudad antigua (a la que se entraba por Bāb al-Maḥrūq), a la vez que permitía alcanzar el camino Fez-Meknés al norte. Ahora bien, esta puerta contó siempre con el inconveniente de salvar el curso del río Fez para poder llegar hasta dicho camino, por lo que debemos suponer que siempre contó con un sólido puente que, además, motivó su nombre. En este sentido, en lo que respecta a la denominación de esta puerta, Ibn al-Aḥmar (1324/1327-1404/1407) nos transmite bastante tiempo más tarde en su Rawḍat al-nisrīn (1404): “Cuando completó sus murallas (sūr), construyó en ella su alcázar (qaṣr), la gran aljama (al-ǧāmiʿ al-aʿẓam), el zoco (sūq), que va desde Bāb al-Qanṭara, hoy llamada Bāb al-Wādī y muy próxima a Bāb al-Sabʿ, hasta Bāb ʿUyūn Ṣinhāǧa” (Ibn al-Aḥmar 1989: 35-38Ibn al-Aḥmar. 1989: Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, trad. M. Á. Manzano Rodríguez. Instituto de Filología, Madrid.; 1962: 19-20Ibn al-Aḥmar. 1962: Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ed. ʿAbd al-Wahhāb b. Manṣūr, al-Maṭbaʿa al-Malikiyya, Rabat.).

Por lo tanto, la puerta septentrional de Fez la Nueva cambió su denominación en algún momento a Bāb al-Wādī (Puerta del Río), reforzando así la idea de que el río Fez discurría a pocos metros.

Con todo, el éxito urbano que supuso Fez la Nueva como ciudad palatina y civil suscitó que desde su fundación viviese diversas ampliaciones, adaptaciones y transformaciones que fueron modificando su fisionomía. De hecho, después de la etapa meriní, los saʿdíes mantuvieron la plaza como su segunda sede e incorporaron nuevos cambios, dinámica que se volvió aún más notable en el periodo alauí, cuando esta dinastía estuvo principalmente asentada en la ciudad. En consecuencia, el conjunto urbano que ha llegado a nuestros días es el resultado de un proceso en el que cada periodo histórico ha contribuido con adiciones, pero también reconfiguraciones que pueden en ocasiones llegar a desvirtuar las conformaciones previas.

2.2. El huerto de al-Muṣāra

 

Entre los primeros proyectos que se ejecutaron una vez que ya estaba conformada la ciudad fundacional, se encuentra la incorporación de un huerto creado en tiempos de Abū Yūsuf Yaʿqūb y su sucesor Abū Yaʿqūb Yūsuf (r. 1286-1307). Este nuevo espacio fue dispuesto de manera aislada y separado 200 m al norte del río Fez; sin embargo, su vinculación con la ciudad palatina es evidente, ya que formaba parte de las actividades cortesanas y existía cierta relación física (Fig. 3). Por un lado, la ubicación del huerto y la ciudad en orillas distintas, sumado a la topografía de ambas márgenes descendiendo ligeramente hacia el río, generaba un diálogo visual entre ambas entidades. Por otro lado, el punto de abastecimiento hidráulico de la finca se situó inmediatamente próximo a las murallas de la ciudad y, por su escala colosal, tuvo un gran impacto en el paisaje. Esta obra incluía una noria sobre el río junto a Bāb al-Qanṭara y un imponente acueducto que transportaba el agua hasta el huerto, si bien es posible que ambas estructuras fuesen remodeladas en un momento anterior a mediados del siglo XIV.

Este espacio no era otra cosa que una almunia en la que se dispusieron varios pabellones y espacios cultivados. No obstante, su ubicación no siempre ha sido un aspecto evidente. En un primer momento, Louis Massignon (1906: 219-236)Massignon, L. 1906: Le Maroc dans les premières années du XVIe siècle: tableau géographique d’après Léon l’Africain. Typographie Adolphe Jourdan, Alger. propuso que se trataba del jardín Boujeloud, pero el verdadero emplazamiento fue identificado más tarde por Bressolette y Delarozière, quienes llevaron a cabo una prospección superficial entre 1938 y 1939 en el cementerio de Bāb al-Sākima con ayuda de fotografías aéreas. El conjunto de restos hallados dentro del cementerio pudo entonces atribuirse a la antigua finca meriní y los resultados de su labor fueron presentados en un artículo que hasta ahora constituye el único trabajo sobre la misma (Bressolette y Delarozière 1978-1979Bressolette, H. y Delarozière, J. 1978-1979: “El-Mosara jardin royal des Mérinides”, Hespéris Tamuda, 18, pp. 51-62.).

A pesar de que los límites del terreno que ocupó son todavía inciertos, se podría presuponer que la delimitación de la finca debería haberse ceñido, por lo menos, al camino Fez-Meknés, quedando así una franja libre para este entre la almunia y la ciudad palatina o, más bien, entre la almunia y el río. De lo contrario, el hecho de adjuntar la finca directamente a las murallas de Fez la Nueva, como propusieron Bressolette y Delarozière, provocaría una situación cuanto menos anómala al tener que discurrir tanto el camino como el río por dentro de sus dominios. A favor de nuestro planteamiento se encuentra la disposición de dos torres octogonales que forman parte del acueducto y que flanquean el tramo que se entrecruza con el camino.

A pesar de que tan solo quedan unos reducidos restos arqueológicos de la almunia, a tenor de las fuentes escritas parece que llegó a ser un espacio proverbial y el escenario de numerosos acontecimientos memorables, por lo que los cronistas meriníes dejaron una notable constancia de sus construcciones y de los diversos avatares relacionados con la finca2Sobre el huerto de al-Muṣāra y su noria, se ha desarrollado un trabajo de análisis e interpretación propio que será próximamente publicado (Almela, en prensa).. Para comenzar, debemos remitirnos a la obra Rawḍ al-Qirṭās de Ibn Abī Zarʿ (m. 1326), ya que es la única que detalla su origen por medio de dataciones:

Ese año [685 H / 1286] se hizo la gran noria (al-nāʿūra al-kubrà) del río Fez que se comenzó en el mes de raǧab y empezó a rotar en el mes de ṣafar del año 686 H (1287) […]. Ese año se plantó (gurisat) al-Muṣāra y se construyó la Casa Blanca (al-Dār al-Bayḍāʾ) de la nueva ciudad (Ibn Abī Zarʿ 1964: 737Ibn Abī Zarʿ. 1964: Rawd al-qirtas [al-Anīs al-muṭrib bi-rawḍ al-qirṭās fī aḫbār mulūk al-Maġrib wa-tārīḫ madīnat Fās], trad. Ambrosio Huici Miranda. J. Nácher, Valencia.; Ibn Abī Zarʿ 1972-73: 407Ibn Abī Zarʿ. 1972-73: al-Anīs al-muṭrib bi-rawḍ al-qirṭās fī aḫbār mulūk al-Maġrib wa-tārīḫ madīnat Fās, ed. ʿAbd al-Wahhāb b. Manṣūr. Dār al-Manṣūr li-l-Ṭibāʿa wa-l-Wirāqa, Rabat.).

Se trata, por tanto, de unas fechas de cambio político, ya que el primer mes del año 685 H tuvo lugar la muerte de Abū Yūsuf Yaʿqūb (1258-1286), mientras que durante el segundo mes se celebró el juramento de su sucesor Abū Yaʿqūb Yūsuf (1286-1307) (Ibn al-Aḥmar 1989: 30 y 38-39Ibn al-Aḥmar. 1989: Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, trad. M. Á. Manzano Rodríguez. Instituto de Filología, Madrid.). Así y todo, este texto, que podemos considerar el más próximo a los hechos, indica claramente que la plantación y la puesta en funcionamiento de la noria corresponden al gobierno de Abū Yaʿqūb Yūsuf. Sin embargo, el proyecto ya pudo existir entre las intenciones de su predecesor, pues son varios los autores que le achacan el origen de la finca y el encargo de la rueda. En lo que respecta al ingenio hidráulico, parece que estuvo siempre ligado a su origen y fue constantemente mencionado por cronistas y viajeros, llegando incluso a hacerse eco de ello al-ʿUmarī (1301-1349) en su Masālik al-abṣār:

Sobre el río se halla la famosa noria (nāʿūra) que sube el agua al huerto (bustān) del sultán, llamado al-Muṣāra. Este es un magnífico huerto que contiene un bello pabellón (qubba). Este huerto se halla fuera de la Ciudad Nueva y la noria es célebremente recordada, haciéndose proverbial y hablando de ella la gente (Al-ʿUmarī 1927: 153-158Al-ʿUmarī. 1927: Masālik el abṣār fi mamālik el amṣār I. L’Afrique, moins l’Egipte [Masālik al-abṣār fī mamālik al-amṣār], tr. M. Gaudefroy-Demombynes. Librairie Orientaliste Paul Geuthner, París.; al-ʿUmarī 2010: 89-90Al-ʿUmarī. 2010: Masālik al-abṣār fī mamālik al-amṣār, ed. Kāmil Salmān al-Ğubūrī y Mahdī al-Nağm, t. 4. Dār al-Kutub al-ʿIlmiyya, Beirut.).

Como insistimos, la obra tuvo gran calado y, de hecho, gracias a Ibn al-Ḫaṭīb conocemos la identidad del ingeniero que la diseñó, Muḥammad b. ʿAlī b. ʿAbd Allāh b. Muḥammad Ibn al-Ḥāǧǧ (Ibn al-Ḫaṭīb 2003: 81Ibn al-Ḫaṭīb. 2003: Al-Iḥaṭa fī aḫbār Garnāṭa, ed. Yūsuf ʿAlī Ṭawīl, t. 2. Dār al-Kutub al-ʿIlmiyya, Beirut.). Sin embargo, la identificación material de esta obra con precisión resulta un aspecto delicado, ya que, aunque se conservan los restos de una noria monumental, como se verá más adelante, estos presentan síntomas de una transformación. Es por ello que mantenemos ciertas dudas sobre si la noria de Ibn al-Ḥāǧǧ corresponde con los restos actuales o con la obra precedente.

2.3. Refortificación y construcción de Bāb al-Sabʿ

 

A pesar de que la ciudad contaba con una imponente muralla desde sus orígenes, parece que en algún momento del periodo meriní se estimó necesario reforzar el sistema defensivo. Tanto es así, que se proyectaron un antemuro perimetral y dos plazas fortificadas precediendo a los dos accesos principales de la ciudad. Ahora bien, la secuencia o sincronicidad entre estas tres estructuras no se ha podido concretar, ya que los puntos de contacto estratigráfico han desaparecido o se hayan ocultos por intervenciones posteriores. Incluso para las dos plazas avanzadas, que por su afinidad podrían entenderse como parte de un mismo proyecto, no hay seguridad sobre su ejecución conjunta en el mismo momento.

Atendiendo al antemuro, se trata de uno de los elementos más característicos de Fez la Nueva, pero está sujeto a notables interrogantes sobre su origen. De hecho, si se toma en consideración la costumbre de al-Maġrib al-Aqṣà, las ciudades no suelen contar con barbacana o, por lo menos, hasta ahora no se conocen evidencias arqueológicas en Fez, Marrakech ni Rabat, todas ellas con sistemas de amurallamiento bajomedieval3En cambio, para al-Andalus sí existen ejemplos de antemuralla bien conocidos como es el caso de Sevilla en época almohade (Valor 1995; Jiménez Martín 2021) o Murcia en época almohade y post-almohade (García 1993; Ramírez, Robles y Martínez 1996). De hecho, parece que este recurso defensivo comenzó a ser más notable en al-Andalus a partir del siglo XII (Jiménez y Pérez 2012). . De este modo, ignoramos si pudo formar parte de la fase inicial, aunque en el caso de tratarse de una incorporación posterior entonces no debió de estar muy alejada en el tiempo, pues el antemuro rodeó el perímetro primigenio de la ciudad y antecedió a casi todas las demás fases. Además, el otro caso meriní que conocemos dotado de antemuralla es al-Bunayya en Algeciras (Jiménez-Camino 2016: 258-259Jiménez-Camino Álvarez, R. 2016: “Al-Bunayya, la manṣūra de Algeciras. La fortificacion de una ciudad meriní durante la Batalla del Estrecho (1275-1350)” en A. Teixeira (ed.), Entre les deux rives du détroit de Gibraltar. Archéologie de frontières aux 14-16e siècles, pp. 221-273. CHAM, Lisboa.; Jiménez-Camino et al. 2020Jiménez-Camino Álvarez, R., González Gallero, R., Blanco Medrano, E. y Ramos Martín, M.A. 2020: “Al-Bunayya, una ciudad fortificada benimerín en la costa norte del estrecho de Gibraltar (1282-1375)”, en J. Navarro y L. García-Pulido (eds.), Defensive Architecture of the Mediterranean, vol. X, pp. 87-94, UGR-UPV, Granada.), una obra del mismo sultán que fue ejecutada poco antes que Fez la Nueva, lo que invita a no descartar que la barbacana formase parte del proyecto fundacional. En cuanto a su trazado, se puede identificar todavía en gran parte de su recorrido, perdiéndose la pista únicamente dentro del recinto palatino, al igual que la muralla.

Por otro lado, la relación de la barbacana con el río Fez era bastante singular, puesto que en algunos segmentos del frente septentrional la liza fue proyectada con una mayor anchura para albergar el cauce del río o de un ramal que discurría por dentro. De tal modo, la corriente de agua quedaba protegida y era aprovechada para disponer molinos y sistemas de extracción de agua, panorama que queda acreditado por algunos restos materiales, así como algunos cronistas y geógrafos. Tal es el caso de León el Africano o al-Ḥasan al-Wazzān (1489-1527):

La nueva Fez está toda rodeada de hermosas y muy fuertes murallas, y fue construida en una hermosa llanura inmediata al río, separada como una milla de la ciudad antigua, a poniente de ella y hacia el mediodía. Por el lado del norte y entre sus murallas, donde están los molinos, entra y pasa un brazo del río (Leo Africanus 1956: 232Leo Africanus. 1956: Description de l’Afrique [Libro della cosmographia et la geographia de Affrica], trad. de Alexis Épaulard. Adrien-Maisonneuve, París.; 2004: 276Leo Africanus. 2004: Descripción general del África y de las cosas peregrinas que allí hay [Libro della cosmographia et la geographia de Affrica], trad. S. Fanjul y N. Consolani. Fundación El Legado Andalusí, Granada.).

Con todo, a pesar de que no está claro si formó parte del amurallamiento fundacional o fue una incorporación posterior, es evidente que se trata de una innovación de época meriní. En este sentido, aparece subrayado por varios cronistas de la época, como es el caso de al-ʿUmarī:

Fez la Nueva supera a Fez la Antigua en lo que respecta a su fortificación e inexpugnabilidad. Mientras que la Antigua tiene una sola muralla de piedra, la Nueva tiene dos murallas de barro (al-ṭīn) hechas con moldes en los que se vierte tierra (turāb), arena (raml) y cal (kils) apisonada (maḍrūb), llegando a ser [esta técnica] más sólida que la piedra e inmune a las máquinas de guerra (maǧānīq), que no tienen efecto sobre ella (al-ʿUmarī 1927: 153-158Al-ʿUmarī. 1927: Masālik el abṣār fi mamālik el amṣār I. L’Afrique, moins l’Egipte [Masālik al-abṣār fī mamālik al-amṣār], tr. M. Gaudefroy-Demombynes. Librairie Orientaliste Paul Geuthner, París.; 2010: 89-90Al-ʿUmarī. 2010: Masālik al-abṣār fī mamālik al-amṣār, ed. Kāmil Salmān al-Ğubūrī y Mahdī al-Nağm, t. 4. Dār al-Kutub al-ʿIlmiyya, Beirut.).

Por su parte, al-Mannūnī, apoyándose en Rawḍ al-Qirṭās, comenta que la acitara de la ciudad nueva corresponde a Abū Saʿīd, aunque no hemos podido localizar dicha referencia en la fuente original (al-Mannūnī 1979: 24Al-Mannūnī, M. 1979: Waraqāt ʿan al-ḥaḍāra al-maġribiyya fī ʿasr Banī Marīn. Maṭbūʿāt Kulliyat al-Adāb wa-l-ʿUlūm al-Insāniyya, Rabat.).

En cuanto a los demás dispositivos aplicados para reforzar las defensas de la ciudad, se proyectó una plaza-puente fortificada sobre el río Fez que fue dotada de una puerta avanzada con la que se defendía el primitivo acceso septentrional de Bāb al-Qanṭara / Bāb al-Wādī (Fig. 4). Esta estructura, conocida históricamente como Bāb al-Sabʿ (Puerta del León), es la que recibe gran parte de nuestro interés en el presente trabajo y fue dispuesta de forma que se relaciona con la muralla, el antemuro, la noria y el acueducto. De hecho, entre las causas que pudieron motivar esta nueva puerta monumental, se puede hallar también un aspecto escenográfico, ya que, con la construcción de la gran noria, la antigua puerta septentrional había quedado relegada a un segundo plano y apenas destacaba en el paisaje que se vislumbraba desde el camino de Meknés.

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Figura 4.  Fez la Nueva. Conjunto patrimonial formado por las murallas de la ciudad, la plaza fortificada de Bāb al-Sabʿ, el conjunto hidráulico de al-Muṣāra, el nuevo mexuar alauí y la fábrica de armas. Elaboración propia, disponible en pdf en Anexo.

Sin lugar a dudas, se trata de la puerta más significativa de Fez la Nueva, siendo omnipresente en las fuentes escritas para casi cualquier acontecimiento ocurrido en la ciudad palatina. Ahora bien, el nombre Bāb al-Sabʿ se ha perdido en la actualidad y, quizás, por este motivo se ha recurrido en ocasiones a emplear formas alternativas o confusas como Bāb al-Dakākīn4A este respecto, Bressolette y Delarozière (1982-1983: 258-260) ya repararon que se trataba de un error y que realmente Bāb al-Dakākīn corresponde con la puerta que da paso a los palacios, es decir, la antigua Bāb al-Qanṭara de la ciudad fundacional.. Empero, hasta ahora no se había realizado un esfuerzo por recoger las noticias sobre esta memorable puerta, tarea que puede esclarecer considerablemente su ubicación e identificación.

La primera mención se la debemos a un fragmento que retomamos de la crónica meriní Rawḍat al-nisrīn, donde indica que Bāb al-Qanṭara / Bāb al-Wādī se halla muy próxima a Bāb al-Sabʿ (Ibn al-Aḥmar 1989: 35-38Ibn al-Aḥmar. 1989: Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, trad. M. Á. Manzano Rodríguez. Instituto de Filología, Madrid.; 1962: 19-20Ibn al-Aḥmar. 1962: Rawḍat al-nisrīn fī dawlat Banī Marīn, ed. ʿAbd al-Wahhāb b. Manṣūr, al-Maṭbaʿa al-Malikiyya, Rabat.). Por lo tanto, hasta que se pueda precisar con mayor detalle, podemos considerar que Bāb al-Sabʿ ya existía como mínimo a comienzos del siglo XV (1404), cuando se redactó la obra. Sin embargo, algo después, al-Anṣarī nos informa en Iḫtiṣār al-aḫbār (1422) dentro de su descripción de Ceuta que la puerta ya existía en los días de Abū al-Ḥasan (r. 1331-1348), lo que adelantaría su datación como mínimo al primer tercio del siglo XIV: “El Āfrāg tiene tres puertas de las cuales la más grande es Bāb Fās, que fue construida por el sultán Abū al-Ḥasan, quien la levantó siguiendo el modelo de Bāb al-Sabʿ en al-Balad al-Ǧadīd, donde se halla el trono de su reinado” (Al-Anṣarī 1983: 45Al-Anṣarī. 1983: Iḫtiṣār al-aḫbār ʿammā kān bi-ṯaġr Sabta min saniyy al-āṯār, ed. ʿAbd al-Wahhāb b. Manṣūr. Rabat.).

En adelante, este topónimo cobra una mayor presencia en las fuentes, especialmente a partir del declive del siglo XV y durante el advenimiento de los saʿdíes a comienzos del XVI. Así, la crónica anónima de la dinastía saʿdí nos relata que en el transcurso de las luchas entre el sultán waṭṭāsí Abū Ḥassūn ʿAlī (r. 1549-1554) y el saʿdí Muḥammad al-Šayḫ (r. 1549-1557) esta puerta tuvo un papel significativo cuando los turcos que se había alistado en apoyo de Abū Ḥassūn se levantaron contra el mismo y tomaron la ciudad palatina (Tārīḫ al-dawla al-saʿdiyya 1994: 24-26Tārīḫ al-dawla al-saʿdiyya. 1994: Tārīḫ al-dawla al-saʿdiyya al-Takmadārtiyya, ed. ʿAbd al-Raḥīm Benḥāda. Dār Tīnmal li-l-Ṭibāʿa wa-l-Našr, Marrakech.). Asimismo, ante la muerte de Muḥammad al-Šayḫ, esta misma obra nos relata cómo un alfaquí acudió al heredero ʿAbd Allāh al-Gālib (1557-1574) para prevenirle de los peligros que le acechaban, empleando esta puerta para llegar a los palacios (Tārīḫ al-dawla al-saʿdiyya 1994: 34Tārīḫ al-dawla al-saʿdiyya. 1994: Tārīḫ al-dawla al-saʿdiyya al-Takmadārtiyya, ed. ʿAbd al-Raḥīm Benḥāda. Dār Tīnmal li-l-Ṭibāʿa wa-l-Našr, Marrakech.).

Aparte de estas anécdotas, son múltiples las noticias en las que aparece mencionada. Por ejemplo, Luis del Mármol señala en su descripción que se trata de uno de los dos accesos principales y que al estar en el frente septentrional constituye también la conexión más importante con Fez la Vieja (Mármol 1573: 91-92Mármol, L. 1573: Descripción general de África [Primera parte, Libro IV]. Casa de Rene Rabut, Granada.). Mientras tanto, el alfaqueque Diego de Torres (1526-1579) no solo dejó constancia de esta estructura en sus relatos bajo el nombre “Bebeceva” o “Beve Ceva”, sino que también nos transmitió la leyenda que originó su nombre, inspirada en el mito de Androcles (Torres 1980: 193-194 y 249Torres, D. 1980: Relación del origen y suceso de los xarifes y del estado de los reinos de Marruecos, Fez y Tarudante, ed. M. García-Arenal. Siglo Veintiuno, Madrid.).

En un momento más avanzado, en pleno siglo XVII, volvemos a contar con otra referencia de gran valor. En este caso se trata del cautivo francés Germain Mouette (1651-1691), quien conoció el lugar en tiempos de los sultanes alauíes Mawlāy al-Rašīd y Mawlāy Ismāʿīl, permitiendo identificar la puerta con seguridad gracias a dos referencias fundamentales, la Qaṣba Cherarda (castillo de Mouley Archy) y el acueducto meriní (“muro largo y alto”):

Fuera de la ciudad, en un lugar llamado Commice, hay un castillo que Mouley Archy había comenzado, pero que ha permanecido inacabado, debido al daño que habría supuesto si aquellos que estaban dentro se hubieran levantado allí, ya que está en un lugar prominente y domina la ciudad, la cual está en una llanura. Hay un muro largo y alto que va directamente desde la puerta llamada de los Leones [Bāb al-Sabʿ] hasta cerca de este castillo, que sirve como un lugar para el patíbulo, donde los cuerpos de aquellos a quienes el Rey y los tribunales condenan a muerte son empalados y expuestos (Castries 1924: 186-188De Castries, H. 1924: Les Sources Inédites de l´Histoire du Maroc, Par Le Comte Henry de Castries. Deuxième série, Dynastie filalienne, Archives et bibliothèques de France, t. 2. Ernest Leroux, París.).

2.4. La reforma de Ḥasan I

 

En 1666 Mawlāy al-Rašīd (1666-1672) instaló la sede de la dinastía alauí en Fez y entre las operaciones llevadas a cabo se cuenta la construcción de la Qaṣba Cherarda, una gran fortificación de planta cuadrada (360 × 400 m) situada 170 m al norte de Bāb al-Sabʿ. Por su ubicación, la obra pudo aprovechar el límite oriental del huerto de al-Muṣāra o el trazado del acueducto, ya que el muro occidental de la Qaṣba mantiene cierta alineación con su trazado. En este sentido, todavía no está claro el devenir de la almunia durante el periodo saʿdí, cuando parece que ya podía haber desaparecido, pero resulta evidente que para la etapa alauí ya no existía, lo que es lógico debido a las inestabilidades que sufrió la ciudad durante la primera mitad del siglo XVII. En cualquier caso, este panorama también queda demostrado materialmente, ya que en este frente la Qaṣba dispone de torres y puertas proyectadas hacia el oeste, lo que sería completamente incompatible con el huerto. Con todo, las intervenciones de los sultanes alauíes en Fez la Nueva hasta el siglo XIX responden a adiciones que no alteraron en gran medida su estructura histórica y no fue hasta el gobierno del sultán Ḥasan I (r. 1873-1894) cuando se llevó a cabo una transformación de gran repercusión.

En primer lugar, se creó una zona industrial anexa a la ciudad y al antiguo acueducto meriní por el oeste. Esta nueva fábrica de fusiles fue encargada en 1886 a una misión italiana y ocupaba una gran superficie que contaba con maquinaria pesada y turbinas hidráulicas accionadas con la corriente del río Fez. Sin embargo, la obra no se llevó a cabo de manera independiente, sino que se complementó con la formación de un mexuar frente a Bāb al-Sabʿ y un nuevo eje de acceso hacia el recinto palatino. De tal modo, para la delimitación de este nuevo mexuar se trazaron dos lienzos de muralla (norte y este) y se habilitó un complejo sistema de puertas en el frente norte con el objetivo de articular todas las circulaciones que confluían en dicho punto. Ahora bien, este conjunto de puertas embebía por completo las dos torres octogonales del acueducto y establecía de forma rotunda una continuidad física entre Fez la Nueva y la Qaṣba Cherarda. Desafortunadamente, resulta complicado conocer con precisión las características de este conjunto de puertas, ya que en el siglo XX se demolieron las estructuras que se interponían con el camino de Meknés, quedando así la Qaṣba Cherarda aislada de nuevo.

En cuanto a la denominación de estas tres puertas, es un tema muy conflictivo, pues ha podido aprovechar nombres anteriores, así como variar en función de las demoliciones que afectaron a algunas de ellas. La puerta conformada al oeste entre las dos torres octogonales, aunque ha desparecido, parece que corresponde con el topónimo actual de Bāb al-Sākima, en tanto que la puerta que se conserva en el frente norte del nuevo mexuar ha podido recibir varios nombres (Bāb Moussiki o Bāb al-Makīna). Problemática que se extiende a las históricas puertas medievales de Bāb al-Sabʿ y Bāb al-Qanṭara, pues han sido referidas en ocasiones a lo largo del último siglo como Bāb al-Dakākīn y Bāb al-Mašwar.

En lo que respecta al nuevo mexuar, fue proyectado como una gran plaza para actos protocolarios, festividades, desfiles y llegadas del sultán a la ciudad, eventos que ganaban aún más solemnidad con el escenario de fondo que generaban las torres de Bāb al-Sabʿ. De hecho, como parte de este proyecto se pudo acometer en 1884 la restauración de la propia Bāb al-Sabʿ, como indica una inscripción epigráfica. Por otro lado, su ejecución fue acompañada de adaptaciones y transformaciones dentro de la ciudad, dado que el eje procesional que se había generado contaba con destino final otro amplio mexuar interno en el que se recibían las procesiones (Le Tourneau 1949: 62, n. 3Le Tourneau, R. 1949: Fès avant le protectorat. Étude économique et sociale d’une ville de l’occident musulman. Société marocaine de librairie et d’édition, Casablanca.). De este modo, se conformó en el interior del sector palatino un espacio de carácter semi público dotado de establecimientos administrativos a su alrededor y conformado a modo de plaza rectangular porticada. Sin embargo, este segundo mexuar se planificó al sur de la mezquita aljama y su construcción supuso la alteración de la estructura urbana y la demolición de numerosas estructuras. Además, para poder conectar con Bāb al-Sabʿ y garantizar cierto aislamiento se amortizaron la puerta fundacional septentrional (Bāb al- Qanṭara) y el extremo septentrional de la gran calle de Fez la Nueva, que fue cercenada para dar paso directo hacia el mexuar. Así, como consecuencia, la calle fue reconducida por el este y se perdió la conexión con el sector occidental de la ciudad, al que desde entonces solo se puede llegar por medio de un recorrido tortuoso que se sirve de la liza y atraviesa la plaza-puente para después atravesar la muralla por un vano horadado en la tapia.

3. ANÁLISIS DEL CONJUNTO

 

3.1. Muralla fundacional (s. XIII) y antemuralla

 

El recinto fundacional conserva prácticamente todo su trazado amurallado, si bien, son muy reducidos los tramos accesibles. Por un lado, el caserío se ha adosado a ambos lados y, por otro, algunos tramos forman parte de sectores privados o de acceso restringido. A pesar de ello, el perímetro amurallado se puede leer con cierta facilidad y consiste en un gran recinto de forma aproximadamente rectangular con sus ángulos noreste y suroeste achaflanados (Fig. 3). Ahora bien, de todos sus frentes, el más ininteligible es el suroeste, pues, pocos metros al oeste de Bāb al-Sammārīn, la muralla desaparece detrás de las tiendas de Boukhsisat y penetra en el recinto palatino, donde se puede intuir ligeramente su trazado al haber quedado fosilizado entre los palacios.

A partir de varios puntos que se han podido documentar, se puede reconocer de manera constante una muralla de 1,70 m de espesor, 7 m de altura y coronada con un pretil almenado de 0,37-0,40 m, siendo los merlones de formato rectangular y rematados con pirámides de ladrillo. En cuanto a su trazado, los lienzos tratan de ser bastante rectilíneos, aunque en algunos tramos han tendido a combarse o albergan pequeños quiebros esporádicos. Además, para reforzar estas cremalleras se emplean torres, siendo el caso más señalado el entorno de la puerta septentrional (Bāb al-Qanṭara / Bāb al-Wādī), que fue dispuesta en un gran retranqueo para protegerse del curso del río y establecerse con más holgura (Fig. 5). En lo que respecta a las torres, son prismas de base casi cuadrada de 4,50-5 m de ancho frontal y su relación con la muralla siempre presenta trabazón, llegando, además, a cabalgar 0,25 m sobre el adarve. En lo que atañe a su distanciamiento, no es regular en todos los lienzos, aunque en el frente septentrional se disponen cada 27 m.

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Figura 5.  Conjunto de Bāb al-Sabʿ. Planta general. Elaboración propia, disponible en pdf en Anexo.

En cuanto a la puerta septentrional (Bāb al-Qanṭara), las transformaciones alauíes del siglo XIX en este sector de la ciudad provocaron que fuese quedando cada vez más eclipsada y desgajada de la actividad común, pues su estructura fue apropiada por el recinto palatino para generar un ingreso privado hacia el mexuar interior. Como consecuencia, Bāb al-Qanṭara dejó de ser el punto por el que se llegaba a la calle principal de Fez la Nueva y para cumplir con su función procesional fue totalmente alterada. En lo que respecta a la estructura actual, conserva únicamente sus dos torres de flanqueo y el tramo de muralla intermedio en el que se integra el vano principal, que ha sido redecorado tardíamente5Dado que la puerta constituye hoy el primer punto de los dominios palatinos, es un espacio privado y su documentación ha sido inviable.. Las torres cuentan con un ancho de fachada de 5 m y una profundidad de 6 m, alcanzando una altura de 14 m. Sin embargo, tal y como se puede observar, la construcción que actualmente existe no es sino una mutilación de la original, careciendo así de la estructura interna de paso en recodo que resulta fundamental en cualquier puerta medieval del Occidente islámico. Asimismo, como obra coetánea a Bāb al-Sammārīn, resultaría lógico que dispusiese de una configuración semejante, pues los restos conservados ya muestran una escala y sobriedad similar. De hecho, gracias a algunas fotografías históricas, se puede reconocer que solo permanece el vestíbulo en el que se abaten las hojas y el arco que daría paso al patio intermedio (Fig. 6).

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Figura 6.  Bāb al-Qanṭara. Fotografía antigua desde el interior (Autor desconocido; recurso electrónico ya no disponible).

En lo que atañe a la antemuralla, poder desentrañar su relación cronológica con la muralla resulta una labor completamente inalcanzable por ahora para un estudio que se apoya únicamente en las estructuras emergentes, pues nunca llegan a tener puntos de contacto entre sí. Por ello, solo una intervención arqueológica de subsuelo podría arrojar luz al respecto. En cuanto al frente septentrional del recinto fundacional, se puede reconocer gran parte del trazado de la barbacana, si bien al oeste de Bāb al-Sabʿ su altura ha quedado reducida y parcialmente oculta por los sedimentos del río. Asimismo, en lo que respecta a la liza, se reconoce una anchura predominante de 20-25 m que en torno a Bāb al-Qanṭara es más irregular y presenta varios quiebros.

3.2. La noria y el acueducto (ss. XIII-XIV)

 

Tal y como se ha señalado, el huerto de al-Muṣāra, aunque aislado, presenta un contacto físico con la Fez la Nueva por medio de su propio sistema de abastecimiento hidráulico, sin el cual la finca no podría haber existido. De esta forma, en la ribera del río y frente a las murallas de la ciudad se levantó un dispositivo de elevación de agua que permitía alcanzar más de 20 m sobre el curso actual del río, cota que coincide aproximadamente con la parte más elevada de la finca y a la que era transportada por medio de un acueducto. En cuanto al contexto urbano, cabe mencionar que la noria fue levantada, en principio, de manera aislada junto al primitivo puente que desde Bāb al-Qanṭara cruzaba el río Fez para alcanzar el camino de Meknés, aunque este enclave se vio posteriormente transformado con la construcción de la puerta avanzada de Bāb al-Sabʿ y la plaza-puente.

Las dimensiones de esta obra hidráulica no son para nada insignificantes, lo que con el paso del tiempo y su posterior abandono generó una colosal ruina que permanece casi intacta hasta hoy. Así, cuando Delarozière y Bressolette desarrollaron su labor en Fez la Nueva también repararon en la noria y el acueducto, estructuras a las que dedicaron un estudio descriptivo (Delarozière y Bressolette 1939Delarozière, J. y Bressolette, H. 1939: “La grande noria et l’aqueduc du vieux méchouar à Fès Jedid”, en IVe Congrès de la Fédération des sociétés savantes d’Afrique de Nord, Rabat, 18-20 avril 1938, vol. 2, pp. 627-640. Société historique algérienne, Alger.)6Anteriormente, Colin (1932 y 1933) había realizado un estudio sobre las norias tradicionales marroquíes y una anotación sobre el origen de las grandes ruedas hidráulicas de Fez.. Su contribución fue determinante para dar a conocer dichas construcciones, pero, desde una perspectiva actual, puede carecer de una exploración pormenorizada. Con todo, este trabajo no ha servido de punto de partida posteriormente y, sorprendentemente, nadie ha retomado el tema por el momento.

En lo que respecta a la noria, a pesar de que su elemento más característico sea la rueda de madera que rotaba gracias a la corriente de agua, esta ha desaparecido y los restos que hemos podido conocer consisten en una sólida estructura que la soportaba y guiaba (Fig. 7). Esta construcción consiste en una caja de planta rectangular (27,20 × 7,10 m) que se halla principalmente definida por los dos muros más dominantes, los cuales fueron levantados con cajones encofrados de argamasa de cal de muy alta calidad posteriormente enlucidos. No obstante, el ladrillo fue el material empleado para resolver las aristas, los vanos y la coronación.

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Figura 7.  Noria. Vista de la fachada meridional sobre el cauce del río Fez. Fotografía del autor.

Con todo, los dos muros se disponen de forma que reservan entre sí un canal de 2 m de ancho por el que circulaba el agua, motivo por el cual los lados menores únicamente constituyen ligeros arriostramientos transversales por medio de arcos. En cuanto a su altura, no es exactamente como se presenta en la actualidad, ya que el lecho del río ha crecido con la acumulación de sedimentos y las alteraciones de los últimos siglos. De hecho, se estima que los muros puedan contar con 3,50 m más por debajo.

Con respecto al muro meridional, que conforma la fachada libre hacia el río, cuenta con un espesor de 2,70 m y fue resuelto con un conjunto de vanos ciegos y pasantes que aligeran la estructura en su parte superior (Figs. 7 y 8). Sin embargo, estas aberturas se sitúan más próximas a los extremos, de tal modo que la parte central mantiene una robustez necesaria para el apoyo de la rueda. En este sentido, la obra encofrada se levantó parcialmente de forma escalonada describiendo un triángulo de carga que transmite el peso de la rueda a una base de apoyo más grande. Los vanos arqueados que alberga este muro se disponen por parejas, contando en cada caso con un vano ciego de 1,50 m de profundidad y otro completo, aunque la pareja del extremo oriental se ubica dos cajones más baja y ha perdido casi por completo una de las roscas. Por último, un pequeño elemento volado parece que existió centrado en la parte superior del alzado meridional, correspondiendo esta estructura a la obra original tal y como revela el empotramiento bien integrado en la fábrica de ladrillo y sin ruptura. Asimismo, es evidente que este elemento ya existía cuando la rueda de madera funcionaba, ya que, por debajo del mismo, el muro no presenta las características concreciones calcáreas generadas por el agua derramada en el resto del paramento.

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Figura 8.  Noria. Alzado meridional sobre el cauce del río. A la izquierda cercado de la fábrica de armas. A la derecha, plaza-puente. Elaboración propia, disponible en pdf en Anexo.

En cuanto al muro septentrional, se resuelve de manera independiente. Su espesor es de 2,40 m y los vanos de los extremos superiores consisten en grandes arcos de 1,15 m de profundidad que anteceden a vanos más pequeños, siendo estos últimos una proyección de los situados análogamente en el muro meridional. Además, este muro difiere por acoger la conexión con el acueducto, condición por la que el paramento se desarrolla cuatro hiladas más en altura con un muro de 0,70 m de espesor y se traba de forma oblicua con un machón central proyectado hacia el norte (Figs. 7 y 8). De hecho, este machón conforma el comienzo del acueducto y prosigue su desarrollo en altura a lo largo de 4,70 m adicionales, alcanzando así la misma altura que el acueducto. Más aún, el machón deja de ser macizo a partir de la coronación de la caja de la noria para acoger una cámara vertical abierta hacia el sur, adquiriendo así una planta en forma de U.

Por su parte, la coronación de la caja se resuelve con una plataforma de ladrillo que parece haber albergado un conjunto de soportes y compartimentaciones. En el muro meridional se halla bastante deteriorada e invadida por vegetación, lo que complica su documentación e interpretación, pero en el muro septentrional aún se puede identificar un estrecho corredor y una secuencia de ocho pilares (Figs. 9 y 10). Asimismo, entre estos soportes se dispusieron parapetos o tabiques, a excepción del tramo central que, enfrentado a la cámara del machón, contaba con un cajeado planificado en la obra de tapia para recibir el eje de la rueda. De forma alineada, también se intuye un cajeado semejante en el muro meridional, aunque se ha visto muy alterado por la adaptación industrial del siglo XIX que excavó el alma del muro.

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Figura 9.  Noria. Coronación de la caja con estructura de pilares sobre el muro septentrional. A la izquierda, reducción del espesor del muro meridional como parte de las transformaciones industriales del siglo XIX. Fotografía del autor.
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Figura 10.  Conjunto de Bāb al-Sabʿ. Primer y segundo nivel. Elaboración propia, disponible en pdf en Anexo.

Por último, una torreta de ladrillo de 2,80 m de altura remata uno de los brazos del machón y a ella se accede por una escalera que asciende desde la coronación del acueducto (Figs. 7 y 8). En su interior alberga un arca pequeña cuya profundidad total no hemos podido determinar, aunque, asociada a esta misma unidad, se hallan varias conducciones de qādūs (tuberías de atanores que están embebidos en una fábrica resistente). Una de ellas discurre de forma vertical en la parte interior del machón y presenta varias reparaciones, mientras que la otra, recorre uno de los muretes superiores del acueducto.

En lo que respecta al acueducto, representa el elemento más evidente de toda esta infraestructura hidráulica y consiste en un gran muro de 170 m de largo que se extiende entre Bāb al-Sabʿ y Bāb al-Sākima dotado de contrafuertes y arquerías7Lamentablemente, el acueducto se encuentra totalmente enfoscado por el lado oriental e invadido por la fábrica del siglo XIX en el lado occidental, lo que impide desarrollar un análisis más detallado y nos obliga a apoyarnos mayormente en su observación configuracional.. En el extremo más septentrional, junto a Bāb al-Sākima, la construcción culmina en una de las dos grandes torres de base octogonal, pero originalmente cabe suponer que no terminaba allí, sino que proseguía hacía el norte para alcanzar la parte más elevada de la finca. De hecho, como ya se ha indicado, su trazado integraba las dos torres octogonales para flanquear el camino de Meknés y discurría con toda probabilidad por la misma alineación sobre la que luego se asentó la Qaṣba Cherarda. Asimismo, dado que se levantó sobre un terreno con pendiente que decae hacia el río, la altura del acueducto se reduce progresivamente a medida que se dirige hacia el norte, por lo que presenta una diferencia de hasta 5 m si se comparan los dos extremos conservados en la plaza del mexuar.

Ahora bien, la obra no está trazada en una línea recta, sino que se compone de dos partes con distinta dirección y separados por un punto de inflexión muy llamativo, pues determina un cambio de patrón que implica varias divergencias. Por un lado, la primera parte, que arranca de la noria, se desarrolla hacia el norte con un espesor de 1,40 m y contiene siete tramos separados por seis contrafuertes. De manera general, estos tramos cuentan cada uno con un gran arco que no parece llegar hasta el suelo, pues en todos los casos se apoyan sobre la misma hilada de tapia que en algunos puntos muestra continuidad horizontal. Se trata de arcos de herradura apuntados con alfiz y dintel dovelado, siendo todos estos elementos realizados con fábrica de ladrillo que se integra de forma ligeramente dentada en las hiladas de tapia. Esta última técnica constituye la mayor parte de la obra del acueducto y consiste en una argamasa de cal de alta calidad, aunque su índice de cal es menor que el de la noria, siendo posible reconocer un porcentaje de tierra en la mezcla. Asimismo, con respecto al primer tramo del acueducto, de manera excepcional no se halla ningún arco semejante a los descritos, aunque sí es posible reconocer una junta escalonada bastante notable (Figs. 11 y 12). En cualquier caso, no parece tratarse de un salto de fase importante, sino de dos etapas en su proceso de construcción, ya que se mantiene el tipo de tapia y la continuidad regular de las hiladas.

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Figura 11.  Acueducto. Alzado de los dos primeros tramos desde el oeste. Elaboración propia, disponible en pdf en Anexo.
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Figura 12.  Acueducto. Vista de los dos primeros tramos desde el oeste. Fotografía del autor.

En cuanto al caz, se halla sobre la coronación y está conformado entre dos muretes laterales que han sido realizados con tapia y ladrillo (Fig. 13). Este canal se ensancha ligeramente en su extremo meridional, precisamente junto al machón central adosado a la noria, donde trata de buscar el brazo occidental del machón. Además, de forma complementaria se conserva sobre el murete occidental del caz un recrecido de ladrillo bien tomado con mortero que contiene en su interior los restos de una tubería de atanores (qādūs). Esta forma alternativa de canalización está directamente relacionada con la torreta de ladrillo que se yergue sobre el machón de la noria y que por medio del arca permitía conformar una torre piezométrica con la que generar un caudal de agua a presión.

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Figura 13.  Acueducto. Vista del caz superior que culmina en una de las torres octogonales de Bāb al-Sākima. A la izquierda, fábrica de armas. A la derecha, nuevo mexuar alauí. Fotografía del autor.

Con respecto a la segunda parte del acueducto, que prosigue tras el punto de inflexión, consta de cuatro tramos, aunque el último es mucho más reducido. De forma superficial puede parecer que se trata de una obra semejante a la primera parte del acueducto, sin embargo, se reconocen varias diferencias. Por un lado, el espesor se reduce a 1 m en la parte inferior, pero se mantiene igual en la parte superior, lo que obliga a emplear modillones de transición. Por otro lado, los contrafuertes son ligeramente más altos para consolidar la parte superior. Y, por último, el tipo de aberturas ahora consiste en arcos más pequeños y elevados. Delarozière y Bressolette ya identificaron algunas de estas diferencias y se mostraron bastante inquietos al respecto, incluso sugiriendo que se podía tratar de dos fases distintas. Ellos reconocían que una primera fase, más antigua, se situaba en la parte septentrional, es decir, al norte del punto de inflexión, y se conformaba con un muro más bajo y estrecho con pequeños vanos arqueados. A continuación, en una época posterior se realizaría la parte sur del acueducto con un mayor espesor, una mayor altura, grandes arcos y gruesos contrafuertes; operación que trató de aprovechar la obra anterior y la recreció unos 5 m para poder utilizarla. Esto explicaría que el ritmo de los contrafuertes de esta parte no coincida de manera regular con las parejas de arcos y que hubiese que ensanchar el espesor del muro en la parte superior para el caz (Delarozière y Bressolette 1939: 631-632Delarozière, J. y Bressolette, H. 1939: “La grande noria et l’aqueduc du vieux méchouar à Fès Jedid”, en IVe Congrès de la Fédération des sociétés savantes d’Afrique de Nord, Rabat, 18-20 avril 1938, vol. 2, pp. 627-640. Société historique algérienne, Alger.). Asimismo, detectaron algunos detalles que pueden ser significativos para el análisis de la estructura y que, lamentablemente, ya no se pueden observar. Por ejemplo, a diferencia de la parte meridional, en la septentrional algunos contrafuertes fueron adosados al muro y obligaron a cegar arcos, lo que indicaría que claramente fueron planificados posteriormente.

Además del desarrollo del acueducto dentro de los márgenes del mexuar, los únicos elementos que conocemos son precisamente las dos torres octogonales que flanqueaban el camino de paso hacia Meknés y que, posteriormente, fueron incorporadas al dispositivo alauí de Bāb al-Sākima - Bāb al-Makīna (Fig. 13). Sin embargo, todo este conjunto fue depurado en el siglo XX para abrir una gran carretera que sustituyese al antiguo camino, quedando a día de hoy solamente las dos torres meriníes aisladas y la puerta alauí de Bāb al-Makīna. De este modo, el tramo que se extendía entre ambas torres, y que seguramente acogía un gran vano de paso, fue derribado y las torres quedaron desconectadas salvo por el enlace que conserva la meridional con el último tramo del acueducto.

No obstante, a pesar de que en un primer momento pueda parecer que se trata de una obra monofásica y que los cambios tipológicos a ambos lados del punto de inflexión se pueden haber motivado por la propia disminución de la altura a salvar, creemos que, a la luz de los detalles que hemos podido observar in situ, junto con las anotaciones de Delarozière y Bressolette, resulta verosímil que el acueducto comprenda dos fases históricas y que la segunda de ellas estuviese enfocada a redimensionar la infraestructura tanto en caudal como en alcance. Sin embargo, también es cierto que esta hipótesis debe permanecer sujeta a estudios posteriores que puedan contribuir aún más en su comprobación, ya que a día de hoy son reducidos los fragmentos que se pueden analizar. De hecho, también existe la posibilidad de que se trate de un replanteo que tuvo lugar durante el mismo proceso de construcción, ya que, a pesar de las diferencias, las dos posibles fases están bien acopladas y no presentan irregularidades muy marcadas entre sí.

3.3. La plaza-puente y la puerta de Bāb al-Sabʿ (s. XIV)

 

Al margen de las noticias presentes en las fuentes escritas, los restos materiales conservados en los que podemos identificar Bāb al-Sabʿ permiten conocer un conjunto defensivo de gran envergadura que, además, se relaciona estratigráficamente con otras estructuras medievales y modernas, lo que aporta una gran información sobre la evolución del enclave (Fig. 5). Lamentablemente, el potencial arqueológico de estas estructuras se ve coartado en varios puntos claves debido a los saneamientos superficiales que se han realizado en las fachadas por medio de enfoscados de cemento.

Como punto avanzado que defiende la puerta septentrional, Bāb al-Sabʿ está formada por una puerta de cabecera y dos muros laterales que cierran la plaza intermedia. Esta plaza se halla en gran parte sobre el río y, por ello, se asienta sobre un ancho puente que garantizan el paso de su caudal por debajo (Figs. 14 y 15). Así, ante la desmesura de hacer un puente sobradamente ancho y la necesidad de ubicar la nueva puerta (Bāb al-Sabʿ) lo suficientemente alejada del río, la plaza fortificada adquirió una forma alargada. Por su parte, el puente, que conforma los cimientos de la plaza, consiste en cuatro bóvedas de cañón paralelas con roscas de 1 m de espesor, una dimensión significativa, pero coherente si se considera su cometido.

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Figura 14.  Bāb al-Sabʿ. Sección por el río Fez y alzado del muro oriental que cierra la plaza-puente. Elaboración propia, disponible en pdf en Anexo.
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Figura 15.  Bāb al-Sabʿ. Vista del muro oriental que cierra la plaza-puente y bóvedas inferiores sobre el río Fez. Al fondo, relación con antemuralla. Fotografía del autor.

Ahora bien, la estratigrafía que ofrecen los alzados de los muros laterales por el exterior no permite asegurar si el puente forma parte de la misma obra que los muros o se trata de una obra anterior. En cualquier caso, un puente tenía que existir con anterioridad para facilitar la salida por la puerta fundacional (Bāb al-Qanṭara) y sortear el río Fez, por lo que tiene sentido que no se trate de la obra de cuatro bóvedas conservada actualmente, pues resultaría una dimensión exagerada. De tal modo, nos inclinamos por considerar la primera opción en la que el conjunto de bóvedas y los dos muros superiores constituyen una obra unitaria, aunque este detalle queda pendiente de un análisis más minucioso que permita documentar el intradós de las bóvedas para comprobar si otra estructura anterior pudo ser amortizada.

En cuanto a los muros laterales, su espesor oscila entre 1,60-1,80 m y los cajones de tapia con los que se construyeron son de 0,90 m de altura aproximadamente, alcanzando una altura de entre 6 y 7 m desde el nivel de la plaza hasta el adarve. Sus almenados consisten en un pretil de 0,90 y merlones de la misma altura, aunque estos elementos están muy restituidos. Además, en cuanto al trazado del muro occidental, no parece haber duda sobre su posterioridad con respecto a la noria, ya que se ve obligado a quebrar para adaptarse al extremo de esta. Por último, cabe señalar que el muro oriental conserva en su paramento exterior un acabado de falso despiece8Sobre este recurso que comenzó a extenderse en época almohade, véase Azuar (2005), Azuar et al. (1998), Márquez y Gurriarán (2008) y Villalba (2016). que también se puede intuir en algunos puntos de Bāb al-Sabʿ (Figs. 14 y 15). Asimismo, en este lado encontramos un punto de relación con la barbacana, que entesta con un adosamiento al muro de la plaza-puente, lo que podría revelar la posterioridad del antemuro. Sin embargo, esta observación debe tomarse con bastante precaución, ya que corresponde a un fragmento superior del antemuro y desconocemos si es fruto de una reforma. Como se ha podido comprobar en otros puntos de la ciudad, el antemuro fue recrecido en varias ocasiones y su primera fase siempre precede estratigráficamente al resto de estructuras.

En lo que respecta a la cabecera de la plaza por el norte, está formada por tres elementos (puerta y dos bastiones de flanqueo) y se adosó al acueducto manteniendo su misma orientación, lo que generó un cambio de dirección con respecto a la plaza. Comenzando por la puerta, se trata de una obra de origen medieval muy alterada, pero debido a la incapacidad para analizar sus paramentos, resulta imposible especificar las características de cada una de las fases que la componen. Es por ello que, para su presentación, únicamente podemos recurrir a la morfología y espacialidad actual, aunque apoyándonos en tipologías y fotografías históricas es posible aproximarnos a su configuración inicial.

De este modo, la puerta consiste ahora en un edificio cúbico atravesado por tres ejes paralelos que conforman pasos directos desde el exterior hacia la plaza-puente. El central comienza en su extremo norte con una sucesión de dos grandes arcos entre los que se integra una estrecha buhedera accesible desde la azotea y, a continuación, les sigue un vestíbulo con bóveda de espejo en el que se abaten las hojas de la puerta (Figs. 16, 17 y 18). Después, se halla un patio cuadrado abierto con arcos por todos sus lados y, finalmente, un estrecho espacio sirve de vestíbulo en el extremo opuesto del eje; aunque, aquí, las hojas y batientes parecen haber sido introducidas a posteriori como revela la rotura realizada en las jambas para poder disponer los batientes. En lo que respecta a los otros dos pasos, son simétricos entre sí y se componen de un primer vano minúsculo, una estrecha cámara transversal, un espacio cuadrado cubierto con bóveda de arista a 45º y trompas (Fig. 19) y, finalmente, un vestíbulo por cuyo vano, bien integrado, se puede acceder a la plaza.

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Figura 16.  Bāb al-Sabʿ. Sección por el eje central de la puerta. Al fondo, bastión occidental y acueducto. Elaboración propia, disponible en pdf en Anexo.
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Figura 17.  Bāb al-Sabʿ. Patio intermedio de paso en el interior de la puerta. Fotografía del autor.
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Figura 18.  Bāb al-Sabʿ. Vista superior de la puerta y su azotea. Fotografía del autor.
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Figura 19.  Bāb al-Sabʿ. Bóveda de arista a 45º sobre trompas cubriendo uno de los módulos intermedios. Fotografía del autor.

En cuanto a las dos fachadas, el frente exterior está dominado por una secuencia de dos grandes arcos situados en el eje central para ceñir la buhedera anteriormente mencionada y su disposición decrece a medida que se avanza en profundidad, generando así el único efecto volumétrico de la fachada (Figs. 20 y 21). Aunque fruto de la redecoración alauí del siglo XIX, la composición de la portada sigue el modelo habitual de las puertas meriníes tal y como se puede observar en los restos de Bāb al-Baḥr en al-Qaṣr al-Ṣaġīr, por lo que podría haberse respetado el diseño original (Márquez 2013: 95-97Márquez Bueno, S. 2013: “Rasgos comunes en la arquitectura meriní y nazarí. Una visión a través de las portadas monumentales militares y civiles”, en F. Villada Paredes y P. Gurriarán Daza (ed.), Al Mansura. La ciudad olvidada, pp. 91-109. Servicio de Museos, Consejería de Educación, Cultura y Mujer, Ciudad Autónoma de Ceuta.; Redman 1986: 53-57Redman, C. L. 1986: Qsar es-Seghir. An Archaeological View of Medieval Life. Academic Press Inc., Orlando.). Por su parte, los dos pequeños vanos arqueados que flanquean la portada y que dan paso a los ejes laterales, fueron horadados en el muro tardíamente, tal y como muestran las fotografías históricas (Fig. 2). Por otro lado, en el frente intramuros los dos vanos laterales responden a un mismo patrón y fueron dotados de una magnitud monumental que se refuerza con recursos ornamentales, en tanto que el vano central es mucho más austero y aparece cegado en una fotografía antigua (Figs. 22 y 23).

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Figura 20.  Bāb al-Sabʿ. Fachada septentrional (extramuros). Elaboración propia, disponible en pdf en Anexo.
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Figura 21.  Bāb al-Sabʿ. Vista de la fachada septentrional y sucesión de arcos con inscripción de la reforma alauí. Fotografía del autor.
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Figura 22.  Bāb al-Sabʿ. Fachada meridional (intramuros). Fotografía antigua tomada desde Bāb al-Qanṭara. El vano central aparece cerrado y el derecho desprovisto de ornamentación (Edición Niddam et Assuline; producto en venta a través de comercio electrónico: https://www.ebay.fr/itm/184948089389).
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Figura 23.  Bāb al-Sabʿ. Fachada meridional (intramuros). Elaboración propia, disponible en pdf en Anexo.

En conclusión, conforme a su fisionomía y diseño, la puerta parece haber sido radicalmente transformada y redecorada con la reforma alauí del siglo XIX a la que alude el panel epigráfico (Fig. 21), habiendo perdido así el trazado en recodo, un rasgo propio de las puertas medievales. Este aspecto nos hace cuestionar si gran parte de la puerta haya podido ser reconstruida o si, por el contrario, únicamente aprovechó la estructura y horadó los muros necesarios para generar los pasos directos. Sin embargo, a falta de un análisis más detallado, cabe pensar que la estructura fue aprovechada, ya que, de no ser así, no tendría sentido haber generado un conjunto tan heterogéneo y una secuencia canónica en la que se alternan espacios cerrados con un patio, tal y como se puede observar en Bāb al-Sammārīn y otras puertas almohades y meriníes9En este sentido, las puertas alauíes del siglo XVII, generadas con fines meramente ceremoniales, carecen de recodos y obedecen a una configuración mucho más sencilla con pasos abovedados alargados (Barrucand 1985). . Además, alberga otros dispositivos propios de la arquitectura defensiva como es la buhedera, que no sería necesaria en una puerta meramente ceremonial como la que se trató de habilitar en el siglo XIX. De este modo, proponemos la posibilidad de que la fachada exterior contase únicamente con el vano central y la interior con los dos laterales, o uno de ellos, de tal forma que el paso sería en recodo y permitiría salir por uno o dos puntos a la plaza-puente. Esta solución explicaría la falta de concordancia que los ejes de paso directo actuales guardan entre los vanos situados en ambos extremos. Ahora bien, la simetría de la planta y la doble salida intramuros indicaría que nos encontramos ante un caso singular dentro del conjunto de puertas almohades y meriníes, aunque estas particularidades podrían deberse al protagonismo de esta puerta y al hecho de contar con una plaza intermedia.

Por otro lado, además de la puerta, la cabecera se completa con los dos excepcionales bastiones laterales, los cuales se proyectan 7 m con respecto a la fachada de la puerta y cuentan con un desarrollo de planta que varía a medida que se elevan en altura. Estas construcciones se dispusieron de forma simétrica con respecto al eje de la puerta y generan un escenario monumental bastante emblemático. De manera general, su materialidad consiste en hiladas de argamasa de cal y tierra encofrada de 0,85-0,90 m de altura con soluciones de ladrillo en detalles específicos como vanos, mechinales, arcos y bóvedas. Además, gracias a las fotografías históricas se puede conocer que sus paramentos contaban con un acabado de falso despiece como el del muro oriental de la plaza10Este parece haber sido un recurso constante en la ciudad palatina desde su fundación hasta época muy avanzada, por lo que, mientras no se puedan establecer más diferencias tipológicas entre etapas, resulta una prueba ineficaz para relacionar unidades. En cualquier caso, cabe mencionar que nuestro estudio presenta desacuerdo con la propuesta de Marcos y Villalba (2018: 614-615), quienes, al tratar las murallas de Fez, sugirieron que el muro que cierra la plaza podría tratarse de una obra almohade debido a la presencia de falso despiece; cuando en realidad este recurso no es determinante, pues siguió empleándose en época meriní e incluso después. Asimismo, la secuencia evolutiva que hemos concretado en el presente trabajo invalida cualquier posibilidad de que los elementos defensivos de Bāb al-Sabʿ y su entorno sean anteriores al periodo meriní..

En planta baja, al nivel de la puerta, los bastiones son macizos hasta una altura de 3,50 m, nivel en el que se encuentra la primera planta. Esta consiste en dos crujías organizadas de manera tripartita con una sala central cuadrada y dos alhanías separadas por arcos transversales (Fig. 10). La sala central se cubrió con una cúpula vaída, mientras que para las alhanías se emplearon bóvedas de cañón con distintas direcciones. De manera centrada en sus frentes norte y sur se dispusieron estrechos vanos abocinados a modo de aspillera realizados con un encofrado de maderos y cañizo (Fig. 24), aunque, en el caso del bastión occidental cuenta en el frente meridional con un vano de acceso arqueado con vestíbulo intermedio. Este punto permite acceder al edificio y por sus jambas de ladrillo bien integradas en la tapia parece que se trata de un acceso original (Fig. 25). Por el contrario, el acceso al bastión oriental se encuentra en un lateral al que se llega desde una de las cámaras de la puerta, aunque, existen evidencias de que este paso es fruto de una transformación posterior o ha sido alterado, pues su desarrollo en planta es oblicuo y no parece contar con jambas de ladrillo, a lo que se suma la presencia en su parte superior de abultamientos de tapia que han sido picados. No obstante, resulta necesario que existiese un acceso en este punto, ya que el resto de paredes no presenta posibilidades de haber acogido otro vano y aún menos a dicha altura.

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Figura 24.  Bāb al-Sabʿ. Bastión occidental. Detalle de aspillera. Fotografía del autor.
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Figura 25.  Bāb al-Sabʿ. Bastión occidental. Vestíbulo de acceso comprendido entre dos arcos. Fotografía del autor.

En el caso del bastión occidental, el vano de acceso se alcanza por medio de una estructura auxiliar adosada al frente sur que permite, además, alcanzar el nivel superior. Esta estructura, aunque muy alterada por las reformas del siglo XIX, presenta una relación material y física con el bastión, por lo que parece haber formado parte de la obra medieval (Fig. 26). Asimismo, su localización resulta apropiada para acceder al dispositivo defensivo, ya que queda totalmente delimitada y protegida por la noria, el acueducto y la muralla lateral de la plaza. En primer lugar, una escalera se adosa al bastión y permite acceder al primer nivel por medio de un descansillo. A continuación, una torreta adosada al acueducto sirve de desembarco y punto intermedio para proseguir el ascenso hasta el segundo nivel, permitiendo, además, acceder al bastión oriental por medio de la azotea de la puerta.

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Figura 26.  Bāb al-Sabʿ. Bastión occidental. Estructura auxiliar con escalera de ascenso al primer y segundo nivel. Fotografía del autor.

En este segundo nivel, el bastión reduce su superficie de planta a la mitad, convirtiéndose así la crujía meridional en azotea y alzándose únicamente la parte correspondiente a la crujía septentrional. Esta se organiza en dos módulos: una sala cupulada y un patio en el que se dispone una escalera de ascenso adosada a dos de los muros (Figs. 27, 28 y 29). Finalmente, por esta escalera interna se accedía al tercer nivel, en el que se podía recorrer el adarve del módulo abierto (Fig. 30) y acceder al interior de la torre superior. Además, la torre contaba con otro nivel superior de azotea, aunque su sistema de techado consistía en un alfarje de madera que descansaba en la última hilada de tapia gracias a la reducción del espesor de los muros.

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Figura 27.  Bāb al-Sabʿ y acueducto. Bastión occidental. Sección transversal en la que se puede observar el encabalgamiento sobre el acueducto y la anulación de uno de sus arcos. Elaboración propia, disponible en pdf en Anexo.
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Figura 28.  Bāb al-Sabʿ. Bastión occidental. Detalle de arco diafragmático que divide el segundo nivel en dos espacios distintos. A la derecha cúpula vaída sobre el módulo lateral. Fotografía del autor.
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Figura 29.  Bāb al-Sabʿ. Bastión occidental. Vista de la escalera que conecta el segundo y tercer nivel. Fotografía del autor.
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Figura 30.  Bāb al-Sabʿ. Bastión occidental. Vista del adarve del tercer nivel y desembarco de la escalera. Fotografía del autor.

En el caso del bastión oriental, presenta una diferencia en el segundo nivel, donde la crujía meridional sí parece haber contado con una compartimentación que ahora se halla muy deteriorada, pero que pudo estar enfocada a generar un adarve perimetral desde el que batir el lienzo de muralla que cierra la plaza por el este (Figs. 31 y 32). Asimismo, en el interior de la torre no se conserva la escalera que permite llegar al tercer nivel, aunque permanecen en sus muros las rozas de las bóvedas y los huecos de los mamperlanes (Fig. 33).

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Figura 31.  Bāb al-Sabʿ. Bastión oriental. A la derecha, cercado del mexuar nuevo (siglo XIX). Al fondo a la izquierda, antemuralla y cauce del río. Al fondo, emerge la coronación de Bāb al-Qanṭara. Fotografía del autor.
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Figura 32.  Bāb al-Sabʿ. Azotea superior. En primer plano, remate sellado de la buhedera y parapeto del patio. Al fondo, bastión oriental. Fotografía del autor.
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Figura 33.  Bāb al-Sabʿ. Bastión oriental. Huellas de la escalera que llegaba al tercer nivel. Fotografía del autor.

Llegados a este punto, podemos proponer definitivamente que el conjunto formado por la plaza-puente y la puerta con bastiones se debe a una obra conjunta que tuvo lugar en una fase posterior con respecto al acueducto y la noria. Este planteamiento se presenta en clara discrepancia con lo que defendieron Bressolette y Delarozière (1982-1983: 261-263)Bressolette, H. y Delarozière, J. 1982-1983: “Fès el-Jedid de sa fondation en 1276 au milieu du XXe siècle”, Hespéris Tamuda, 20-21, pp. 245-318., quienes insistieron en considerar Bāb al-Sabʿ como una obra temprana del siglo XIII y plantearon que solo las dos torres más exteriores se adosaron tras la creación de la noria con el fin de reforzar la defensa del dispositivo. Según nuestro análisis, no parece plausible que las torres de los bastiones hayan sido ejecutadas en dos fases, ya que presentan una unidad configuracional de los espacios interiores, así como una continuidad constructiva. En este sentido, las hiladas de tapia son continuas y no se reconocen juntas de adosamiento ni en los restos actuales ni en las fotografías históricas. Asimismo, por otro lado, es bastante improbable que ningún elemento formase parte del proyecto fundacional de Fez la Nueva, ya que es evidente su posterioridad con respecto a la noria y el acueducto.

Con respecto a este último aspecto, por un lado, ya se ha indicado que el muro occidental de la plaza-puente adapta su trazado a la noria (Fig. 34). Pero, por otro lado, el bastión occidental está claramente adosado al acueducto, hasta el punto que proyecta un espesor menor en el muro occidental aprovechando la estructura preexistente. Además, el arco del acueducto que recae junto al bastión fue cegado con tapia y con fábrica mixta de verdugadas de ladrillo y mampostería para poder cerrar las cámaras interiores por este frente (Figs. 11, 12, 35 y 36). No obstante, ambas estructuras convivieron y la construcción del bastión no invalidó la función del acueducto. Además, la composición de la tapia empleada para el cegamiento es más parecida a la empleada en la obra de la puerta, pues es más terrosa que la del acueducto.

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Figura 34.  Bāb al-Sabʿ. Relación del muro occidental de la plaza-puente y la noria. Fotografía del autor.
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Figura 35.  Bāb al-Sabʿ y acueducto. Arco del acueducto amortizado por el bastión meriní y posteriormente habilitado con dos ventanas. Fotografía del autor.
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Figura 36.  Bāb al-Sabʿ y acueducto. Encabalgamiento de la torre sobre el acueducto y anulación de uno de sus arcos. Fotografía del autor.

3.4. Reformas y fábrica de armas (s. XIX)

 

En adelante, el conjunto defensivo de Bāb al-Sabʿ parece que mantuvo su fisionomía original y su función castral, pues incluso hasta día de hoy sigue articulando la conexión con el interior de Fez la Nueva. Sin embargo, como ya se ha avanzado, el programa de renovación que ejecutó el sultán alauí Ḥasan I (1873-1894) incluía varios proyectos que tuvieron un efecto considerable en este enclave. Por un lado, se construyó una fábrica de armas adosada al oeste del acueducto, mientras que, por otro lado, se creó un eje procesional para el que se delimitó un mexuar al este del acueducto y se incorporó la antigua puerta septentrional de la ciudad fundacional (Bāb al-Qanṭara) al recinto palatino.

En lo que respecta a la plaza-puente, abandonó su carácter hermético y se abrieron varios vanos en los muros laterales que habrían de servir para que los habitantes pudiesen transitar entre los sectores oriental y occidental de la ciudad, así como salir al exterior. Mientras tanto, Bāb al-Sabʿ quedó aislada con respecto al exterior debido al muro del nuevo mexuar (Fig. 31) y fue consecuentemente remodelada para formar parte del eje ceremonial de acceso a los palacios. Esta intervención contempló como mínimo la redecoración de la puerta y quedó recogida en una inscripción que menciona la restauración (tağdīd) y su datación (1302 H / 1884), además de mencionar su nombre oficial (Fig. 21). Asimismo, en un momento impreciso, pero tardío, parece que el segundo nivel de las torres de Bāb al-Sabʿ fue utilizado como unidades de hábitat, por lo que presentan algunas alteraciones como apertura de ventanas, alhacenas y chimeneas; construcción de pilares; rozas para insertar forjados y tejados; así como reducción del espesor de los muros en algunos puntos. En concreto, dos ventanas fueron creadas en el tapiado del antiguo arco del acueducto (Fig. 11 y 12).

En cuanto a la fábrica de armas (Dār al-Makīna), ocupó el solar situado al oeste del acueducto, estructura que aprovechó para conformar su delimitación occidental. Esta disposición no fue casual, ya que aprovechaba así una ubicación beneficiosa para el control de la industria al tiempo que aseguraba su conexión con el río para abastecimiento y evacuación de aguas (Figs. 4 y 5). Para su perímetro, empleó un muro de tapia de composición terrosa y blanquecina con hiladas bajas y falso despiece conservado en algunos lienzos (Fig. 8), a excepción del frente formado por el acueducto, que conllevó el cegamiento completo de sus arcos y la apertura de ventanas y puertas auxiliares. De hecho, se utilizó uno de sus arcos para proyectar una puerta oficial con portada monumental que sigue la tendencia europea del momento y que aprovecha los contrafuertes laterales para monumentalizar aún más el acceso (Fig. 2). La obra de ladrillo está enlucida fingiendo sillería y fue rematada con una gran cornisa. Además, sobre el vano se colocó una fecha fundacional que permite datar la puerta en 1308 H (1890-1891).

Por lo que toca al interior de la factoría, consiste en un extenso edificio reticular e hipóstilo que fue cubierto en su mayoría por medio de cubiertas en sierra para facilitar la iluminación, aunque uno de los sectores contaba con bóvedas (Figs. 13 y 37). Ahora bien, la instalación de las dependencias de la fábrica provocó transformaciones en el entorno inmediato de la noria, así como en el primer tramo del acueducto. De hecho, es evidente que en el momento de esta adaptación la noria ya no estaba en funcionamiento, ya que existe una clara incompatibilidad y quedó totalmente amortizada. En primer lugar, en los espacios levantados al norte de la noria, tanto al oeste del acueducto como en el solar delimitado entre la noria y Bāb al-Sabʿ, se rebajó el espesor de las estructuras medievales (muro del acueducto, contrafuertes, machón de la noria) con el objetivo de aumentar la superficie útil. En segundo lugar, se adosaron múltiples muros y se abrieron rozas para empotrar su sistema de techado con arcos y cubiertas inclinadas. En tercer lugar, el interior de la caja de la noria, a pesar de su estrechez, fue invadido con habitaciones para las que se levantaron compartimentaciones, se cegaron los arcos, se selló una de las fachadas menores, se horadaron los muros para ampliar la superficie, se abrieron vanos y se trazaron rozas en las que empotrar forjados y techos (Fig. 38).

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Figura 37.  Dār al-Makīna. Vista antigua de la fábrica de armas (Antoine Pleux). Disponible en: https://ouedaggai.wordpress.com/2019/01/08/la-makina/
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Figura 38.  Noria. Vista de la caja interior con arco cegado y huellas de tejados. Fotografía del autor.

Por último, en el lado del río se ha identificado una estructura adosada al muro de la noria que podía tener una función igualmente industrial, aunque no necesariamente vinculada a la fábrica de armas (Figs. 5, 7 y 8). Consiste en una crujía de 4 m de ancho a la que se accedía desde la barbacana por medio de un puente adosado al muro de la plaza-puente y, tal como muestran las huellas que han quedado en el muro de la noria, se trataba de un espacio diáfano cuyo suelo estaba formado por un forjado a 2 m sobre el lecho del río y cuya cubierta se resolvía de manera inclinada vertiendo hacia el río. Entre los huecos que se abrieron en el muro de la noria, se halla una alhacena, un nicho bastante profundo y seis pequeños vanos rectangulares de 1 m de altura. Sin embargo, estos últimos, cuya profundidad no se ha podido comprobar, se localizan por debajo del nivel del suelo, es decir, en una cámara comprendida entre el lecho del río y el suelo del edificio, lo que nos hace pensar que se trate de un molino dotado de una batería de muelas11Este molino parece haber sido reutilizado posteriormente, tal y como revelan nuevos forjados empotrados en la noria y restos de enlucidos, compartimentaciones y alhacenas. .

4. CONCLUSIONES

 

A diferencia de otras ciudades magrebíes que llevan siendo estudiadas desde comienzos del siglo XX, Fez la Nueva todavía no ha recibido una atención semejante, lo que plantea un panorama bastante incierto para cualquier aproximación a sus monumentos y su historia. Además, a esta condición debe sumarse la complejidad que presenta el hecho de seguir intensamente habitada y la limitación para poder llegar a explorar gran parte de sus estructuras. Especialmente en lo que atañe a los recintos murados, que han quedado ocultos por la densificación o han sido apropiados dentro de los dominios del palacio real. Finalmente, la tarea se complica aún más a causa de la falta de competencias reales en las instituciones dedicadas a la conservación de monumentos y, por ende, la ausencia de una regulación arqueológica dentro de las ciudades históricas. En resumen, esta carencia limita cualquier estudio a consecuencia de no disponer de documentación sobre los registros arqueológicos, presentándose un panorama cada vez más adverso debido a las intervenciones actuales.

Por consiguiente, como parte de un esfuerzo por estudiar Fez la Nueva, se ha optado por poner especial atención en el conjunto de estructuras concentradas en Bāb al-Sabʿ, ya que permiten observar parte de la evolución de la ciudad al tiempo que ofrecen oportunidades de un análisis más detallado si lo comparamos con otros enclaves. De tal modo, a la luz de los resultados obtenidos, podemos concretar parcialmente el proceso de transformación de este enclave en la Edad Media, que comenzó como una puerta retranqueada en la muralla fundacional y pasó a desarrollarse con un gran dispositivo defensivo que, además, resolvió su encuentro con el río, la relación con el paisaje circundante y su adaptación a otras estructuras preexistentes. En definitiva, no se trata de un conjunto unitario ejecutado como parte de la ciudad fundacional, sino del resultado de un proceso evolutivo.

Por otro lado, en cuanto a su datación, podemos apuntar, gracias a la secuencia observada, que el conjunto hidráulico (noria y acueducto) y su redimensionado, corresponden a un intervalo comprendido entre la fundación de Fez la Nueva y el momento de ejecución de la puerta de Bāb al-Sabʿ. Ahora bien, esta última estructura presenta más dificultades materiales para delimitar un intervalo, ya que no es hasta el siglo XIX cuando aparecen otras estructuras con las que se relaciona estratigráficamente. Es por ello que debemos recurrir a las crónicas meriníes para reconocer que la primera noticia sobre Bāb al-Sabʿ aparece relatando una realidad de mediados del siglo XIV en la que se nombra al sultán Abū al-Ḥasan. De tal forma, sugerimos que la noria fue levantada entre finales del siglo XIII y la primera mitad del siglo XIV, mientras que Bāb al-Sabʿ correspondería a la primera mitad del siglo XIV. Así, el contexto en el que se situaría la puerta coincide con un momento de gran estabilidad política e intensa actividad edilicia concentrada en las figuras de Abū Yaʿqūb Yūsuf (r. 1286-1307), Abū Saʿīd ʿUṯmān (r. 1310-1331) y Abū al-Ḥasan (r. 1331-1348/1351). Estos sultanes fueron los responsables de grandes recintos fortificados como Qaṣr al-Mağāz (Alcazarseguir), al-Manṣūra de Tremecén, el Āfrāg de Ceuta, el conjunto de Šālla o algunas de las puertas que completaban la defensa de otras ciudades como Algeciras12Sobre la fundación de ciudades en el periodo meriní, véase un reciente trabajo en el que se trata de reunir todos los casos conocidos y se analizan sus funciones administrativas y militares (Cressier 2020)..

Sin embargo, retomando el fragmento de al-Anṣarī en el que el autor asemeja Bāb al-Sabʿ con la Bāb Fās del Āfrāg de Ceuta, lo cierto es que no reconocemos tal parecido. Los restos de esta puerta fueron identificados y minuciosamente estudiados, por lo que podemos conocer sus características (Villada y Gurriarán 2013Villada Paredes, F. y Gurriarán Daza, P. 2013: Al-Manṣūra. La ciudad olvidada. Servicio de Museos, Ciudad Autónoma de Ceuta.), pero ni su escala, ni sus proporciones, ni su composición coinciden con Bāb al-Sabʿ. En todo caso, pueden tener en común el uso de torres de flanqueo cuyo ancho frontal es mayor que la profundidad de proyección hacia el exterior. Esta disposición se materializa en Ceuta con torres de planta rectangular, mientras que, en Fez, se trata de bastiones cuadrados que se desarrollan a ambos lados de la línea de fachada de la puerta.

Finalmente, la configuración que ofrece esta puerta actualmente difiere de su diseño original y es consecuencia de una remodelación del siglo XIX en la que su papel defensivo decayó por completo y derivó a una función meramente ceremonial. Fruto de esta transformación perdió sus atributos más destacados, tales como el recorrido interno en recodo o la buhedera, que fue sellada.

NOTAS

 
*

Este trabajo se ha desarrollado como parte del proyecto de investigación “The White City (al-Madīna al-Bayḍāʾ). Historiographic, Archaeological and Architectural approach to the Marinid Royal City of Fes El Jdid (Morocco)” subvencionado por la fundación Alexander von Humboldt entre 2021 y 2023.

1

Incluso, aunque las fuentes escritas ya adelantan que Bāb al-Sabʿ es una obra meriní, los trabajos monográficos más recientes dedicados a la arquitectura de esta dinastía no muestran ningún interés por ella (Salmon 2021Salmon, X. 2021: Fès mérinide. Une capital pour les arts 1276-1465. Lienart, París.).

2

Sobre el huerto de al-Muṣāra y su noria, se ha desarrollado un trabajo de análisis e interpretación propio que será próximamente publicado (Almela, en prensaAlmela, I. (en prensa): “The Marinid Royal Estate of Jannat al-Muṣāra and its Waterwheel (New Fez, Morocco)”, Journal of Material Cultures in the Muslim World.).

3

En cambio, para al-Andalus sí existen ejemplos de antemuralla bien conocidos como es el caso de Sevilla en época almohade (Valor 1995Valor Piechotta, M. 1995: “Las defensas urbanas y palatinas”, en M. Valor Piechotta (coord.), El último siglo de la Sevilla islámica (1147-1248), pp. 149-160. Universidad de Sevilla, Sevilla.; Jiménez Martín 2021Jiménez Martín, A. 2021: “Murallas de Sevilla” en ATARAL. Atlas de Arquitectura Almohade [en línea] https://www.ataral.es/inventario.php?id=murallas-de-sevilla ) o Murcia en época almohade y post-almohade (García 1993García Antón, J. 1993: Las murallas medievales de Murcia. Real Academia Alfonso X el Sabio, Murcia.; Ramírez, Robles y Martínez 1996Ramírez Águila, J. A., Robles Fernández, A. y Martínez López, J. A. 1996: “Excavaciones en la muralla islámica de Murcia: el tramo de la Glorieta”, Memorias de Arqueología, 5, pp. 496-513.). De hecho, parece que este recurso defensivo comenzó a ser más notable en al-Andalus a partir del siglo XII (Jiménez y Pérez 2012Jiménez Maqueda, D. y Pérez Quesada, P. 2012: “La muralla huérfana. A vueltas con el último recinto amurallado de Madînat Isbîlia”, Romvla, 2, pp. 273-347.).

4

A este respecto, Bressolette y Delarozière (1982-1983: 258-260)Bressolette, H. y Delarozière, J. 1982-1983: “Fès el-Jedid de sa fondation en 1276 au milieu du XXe siècle”, Hespéris Tamuda, 20-21, pp. 245-318. ya repararon que se trataba de un error y que realmente Bāb al-Dakākīn corresponde con la puerta que da paso a los palacios, es decir, la antigua Bāb al-Qanṭara de la ciudad fundacional.

5

Dado que la puerta constituye hoy el primer punto de los dominios palatinos, es un espacio privado y su documentación ha sido inviable.

6

Anteriormente, Colin (1932Colin, G. S. 1932: “La noria marocaine et les machines hydrauliques dans le monde árabe”, Hespéris, 14, pp. 22-60. y 1933)Colin, G. S. 1933: “L’origine des norias de Fes”, Hespéris, 16, pp. 156-157. había realizado un estudio sobre las norias tradicionales marroquíes y una anotación sobre el origen de las grandes ruedas hidráulicas de Fez.

7

Lamentablemente, el acueducto se encuentra totalmente enfoscado por el lado oriental e invadido por la fábrica del siglo XIX en el lado occidental, lo que impide desarrollar un análisis más detallado y nos obliga a apoyarnos mayormente en su observación configuracional.

8

Sobre este recurso que comenzó a extenderse en época almohade, véase Azuar (2005)Azuar Ruiz, R. 2005: “Aspectos simbólicos de la arquitectura militar almohade. El falso despiece de sillería y las bóvedas de arcos entrecruzados”, en P. Cressier, M. Fierro Bello y L. Molina Martínez (eds.), Los almohades: problemas y perspectivas, pp. 123-147. CSIC, Madrid., Azuar et al. (1998)Azuar Ruiz, R., Llopis García, M. A., Lozano Olivares, F. J. y Menéndez Fueyo, J. L. 1998: “El falso despiece de sillería en las fortificaciones de tapial de época almohade en Al-Andalus”, en Actas del I Congreso de Castellología Ibérica: 14 a 17 de septiembre de 1994, pp. 481-512. Diputación Provincial de Palencia, Palencia., Márquez y Gurriarán (2008)Márquez Bueno, S. y Gurriarán Daza, P. 2008: “Recursos formales y constructivos en la arquitectura militar almohade de al-Andalus”, Arqueología de la Arquitectura, 5, pp. 115-134. https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2008.92 y Villalba (2016)Villalba Sola, D. 2016: “Falso despiece en la arquitectura almohade en Portugal. Aportes desde la materialidad y las fuentes”, Miradas, 3, pp. 29-45..

9

En este sentido, las puertas alauíes del siglo XVII, generadas con fines meramente ceremoniales, carecen de recodos y obedecen a una configuración mucho más sencilla con pasos abovedados alargados (Barrucand 1985Barrucand, M. 1985: Urbanisme princier en Islam: Meknès et les villes royales islamiques post-médiévales. P. Geuthner, París.).

10

Este parece haber sido un recurso constante en la ciudad palatina desde su fundación hasta época muy avanzada, por lo que, mientras no se puedan establecer más diferencias tipológicas entre etapas, resulta una prueba ineficaz para relacionar unidades. En cualquier caso, cabe mencionar que nuestro estudio presenta desacuerdo con la propuesta de Marcos y Villalba (2018: 614-615)Marcos, M. y Villalba, D. 2018: “Transformations in medieval Fez: Almoravid hydraulic system and changes in the Almohad walls”, The Journal of North African Studies, 23, 4, pp. 591-623. https://doi.org/10.1080/13629387.2017.1371596 , quienes, al tratar las murallas de Fez, sugirieron que el muro que cierra la plaza podría tratarse de una obra almohade debido a la presencia de falso despiece; cuando en realidad este recurso no es determinante, pues siguió empleándose en época meriní e incluso después. Asimismo, la secuencia evolutiva que hemos concretado en el presente trabajo invalida cualquier posibilidad de que los elementos defensivos de Bāb al-Sabʿ y su entorno sean anteriores al periodo meriní.

11

Este molino parece haber sido reutilizado posteriormente, tal y como revelan nuevos forjados empotrados en la noria y restos de enlucidos, compartimentaciones y alhacenas.

12

Sobre la fundación de ciudades en el periodo meriní, véase un reciente trabajo en el que se trata de reunir todos los casos conocidos y se analizan sus funciones administrativas y militares (Cressier 2020Cressier, P. 2020: “Los sultanes meriníes, fundadores de ciudades”, en Á. Muñoz Fernández y F. Ruiz Gómez (ed.), La ciudad medieval. Nuevas aproximaciones, pp. 57-77. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, Cádiz.).

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ANEXOS: MATERIALES COMPLEMENTARIOS

 

Los planos del artículo (Figs. 4, 5, 8, 10, 11, 14, 16, 20, 23 y 27) están disponibles en la web de la revista como anexos en formato pdf, donde se pueden consultar con mayor detalle y visualizar en diferentes capas.